Capítulo V

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CAPÍTULO V: “Hablemos de cambios”

AUTORÍA: Regina

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Lo que Armando no sabe, es que Betty esta regresando… Ni ella misma se reconocería, tenia razón doña Catalina, no era una 90-60-90, pero era una mujer bella, claro que lo seria mas si fuera feliz. Pero la distancia solo le hizo comprobar que no puede olvidarlo, a pesar del engaño, a pesar del dolor, el olvido no llega y después del perdón en las Islas del Rosario, lo que necesita es verlo, desea con fervor que el le de la explicación que ella se negó a oír en su momento, pero mas desea creer que las últimas palabras que le dijo, son verdad:

“NO SE VAYA MI VIDA, YO LA AMO”

Sus padres no caben en si de la sorpresa. Nicolás no se cansa de alabarla. La pandilla de Román la ha confundido con alguna pariente bella de Betty, la fea.

La extraña llamada de Mario Calderón acusándola de la desaparición de Armando. Y... nada más ni nada menos que la llamada de Doña Marcela, diciéndole que le devuelva a Armando, que lo deje en paz. Estas llamadas no hacen mas que enfurecerla... No entiende nada, hace siete interminables días que no sabe de él, más que por su madre que le cuenta que el la estuvo buscando por teléfono, hasta en su casa...
Luego Don Roberto, que parece estar ajeno a la sórdida historia que la unió a su hijo, para concretar una cita para la mañana siguiente en Ecomoda. Aún le retumban en la cabeza sus palabras:

“R: Claro si el irresponsable de mi hijo aparece, es indispensable que el este presente”

Betty piensa: “¿Donde esta doctor, donde esta Don Armando?”

Otra llamada la saca de sus pensamientos. Las muchachas del cuartel saben de su regreso y quieren verla. Por supuesto que es Aura Maria la que ha organizado todo, sabrá Dios lo que se trae entre manos, conociéndola no se asombra del nombre del lugar donde se han citado: El Paraíso, pero si es una boite, nunca cambiara, bueno mejor, en esos lugares hay mucho ruido y no se puede hablar demasiado. Igual les debe una explicación y es hora de afrontar todo, para poder renacer como se lo ha propuesto.

En un bar de medio pelo, donde Armando hace una semana que es habitúe, el barman, sirve el décimo whisky.

A: Ramón, Ramoooo-on.

R: Dígame Doctor.

A: Ramón whisky hizo facto.

R: Que pena con Ud. Don Armando, pero no debería beber más, por favor.

A: Ramón no sea cansón (Susurrando amenazante)... ¡y sírvame un trago!

R: Que pena con ud doctor pero debería de irse mejor para su casa.

A: Míreme Ramón, míreme a los ojos, tengo la cara pintada (Susurrando amenazante y mirándolo con la cabeza ladeada)... ¿Verdad que no?, Dígame Ramón, parezco un estúpido? Verdad que no, Ramón? Ramón, hasta donde yo se, cada vez que doy una orden se cumple (cambia de tono, gritando como un poseso dice)... Cuando yo doy una orden, maldita sea, esa orden todavía se cumple, o no? (Mirando a un tipo que esta a su lado en la barra y se ha vuelto)... Qué? Pasó algo acá o qué? Ah? (Mirando a Ramón)... Ud me va a abrir el candao pues? (Ramoncito asiente)... Que pena Ramón, que pena hermano (Agarrándole la cabeza)... Que pena Ramoncito, es que, sabe qué me pasó? Que hoy no es mi día, me entiende? (Le suelta la cabeza)... Y hace muchísimos, muchísimos días , que no es mi día (Agarrada de pajarita)... Y fíjese, sabe qué? Ya no soy el presidente de Ecomoda, Ramón no, y además dejé a la empresa con muchos problemas y entonces todo el mundo me odia, Ramón, la gente me está odiando, sabe por qué? (Bajando la voz y soltando pajarita, mientras fija su mirada en el vacío)... Porque yo soy una basura Ramón, una basura de lo más bajo y sabe, Ramoncito, sabe qué es lo peor de todo, hermano? Que perdí a... a la mujer que yo amaba y cancelé además mi matrimonio, todo, todo lo perdí (Llevándose la mano a la cabeza).

R: Cómo no lo van a botar, doctor, sí acaba de cancelar el matrimonio?

A: Usted me está oyendo Ramón? Ramón, hay alguien aquí, Ramón (Golpeando la cabeza)... Coc, coc... No, no, no, no, no, no, no, Venga y yo le explico a usted, que usted no me ha entendido, es que yo no me iba a casar, sí?, con la mujer que amo, no.

R: Y entonces?

A: La mujer que amo es otra, sí?, Solo tiene un problema, es una mujer maravillosa, divina, divina, divina, pero tiene un genio hermano (Mano a la cabeza otra vez).

R (que ya esta un poco perdido) : Cuál, la de siempre o la otra?

A: Usted me esta parando bolas, Ramoncito, me está prestando atención?

R: Sí señor (Vara de resignación).

A: La otra es con la que me iba a casar, sí? Que ellos dicen que es una vieja maravillosa, y a mi me parece JARTISIMA, sí?, Por eso no me caso con ella, porque no la amo, (Alza la voz)... NO LA AMO. me iba a casar, pero con la mujer equivocada... y entonces... la conocí a ella, a mi reina.... Sabe por que tomo Ramón... Sabe...? Por que la perdí, chino, la perdí...

R: Y es una de sus modelos Don Armando (Ramón con cara de pillín).

A (sonríe al principio pero cambia la cara a serio) : Morboso, morboso, no señor, es una mujer divina, es una mujer de bien, de bien, maravillosa, se la muestro? Si quiere se la muestro ahí porque, mira aquí está, salió de una, se la voy a mostrar (Mira la foto, la besa y la mira)... Ella fue la que me abandonó, cójala (Pega en la mano a Ramón cuando éste va a cogerla)... Así no, no sea puerco, hombre, sea aristócrata, sea aristócrata, límpiese la mano, eso (Ramón se las limpia mientras lo mira con cara de pocos amigos)... Cójala como yo la estoy cogiendo, ella es sagrada para mi, divina, verdad? (Ramón no se cree lo que ve)... Ah?

R: Sí.

A: Sí qué?

R: Sí, se ve muy especial.

A: No diga conmigo que está divina, está divina o no?

R: Bueno, está divina.

A: Está divina o no?

R: Está divina, seguro.

A: Está divina o no?

R (con cara de convencimiento total) : Divina, divina, Don Armando, divina.

A: Deje pa’ ca’ hombre, que la guarde no me la unte... Sabe que por esta mujer es por la que estoy mal hermano, eso es todo.

R: Con toda la razón.

A: Ah?

R: Que... que entiendo que usted esté tomando Don Armando.

A: Sí, sí, y sabe que chino, usted me va a servir otro Whisky y, porque sino lo desfiguro...

R (asiente con la cabeza y lo mira) : Sí don Armando le voy a dar (Mira la foto de Betty)... otro whisky.

Pero allí no termina, Armando no se conforma con hablar de Betty, y comienza a buscar pelea a unos tipos que parecen levantadores de pesas, lo que logra es que lo destrocen y lo tiren afuera por dos veces. Pero como el todo lo que desea es que lo maten, vuelve a entrar una y otra vez, provocando y hasta metiéndose con una de las acompañantes de las “moles”.

Las muchachas han sido bastante discretas a pesar de todo, tal vez la cordura de Inés, la ausencia de Berta, más el impresionante ruido que hay en el lugar han contribuido a que momentáneamente se conformen con lo que les ha contado.

Se ha hecho realmente tarde, su taxi enfila para el barrio de Palermo, pasando por una calle en la que se encuentran todavía algunos bares abiertos. En un momento una extraña escena, se fija en su retina, un hombre semi -inconsciente es arrastrado por otros dos hasta un carro que le resulta sumamente conocido. Le pide al taxista que gire y vuelva a pasar por el bar...

SEGUIREMOS CONVERSANDO...

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