Capítulo VII

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CAPÍTULO VII: “Hablemos de encuentros...” (2° Parte)

AUTORÍA: Regina

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B: Mamá no grite, va a venir papá.

DJ: Pero... pero...

B (antes que su madre se descomponga se dispone a contarle todo) : Vea mamá yo se que lo que escribí en el diario es o era mi verdad... Pero nunca escuche, no quise escuchar a don Armando y... creo que hice mal.

DJ: No entiendo hija.

B: Vea mamá, por que no desayunamos y hablamos, yo... yo necesito su consejo... yo la necesito mamá...

Ambas se funden en un fuerte abrazo.

Doña Julia asiente, percibe el dolor y la incertidumbre que aquejan a su hija y sea lo que sea que ella piensa, es su madre y será muy objetiva y la aconsejara y la apoyara en lo que decida, porque su hija es una mujer que tiene derecho a decidir y a comenzar a vivir según sus propias necesidades.

DJ: La espero abajo y voy a mandar a su padre a comprar para que podamos hablar.

Una hora más tarde Betty le ha contado a su madre todo, lo que no escribió en el diario, aquello que descubrió mientras estuvo en Cartagena y lo que descubrió la noche anterior.

Doña Julia iba abriendo los ojos cada vez más grandes, digiriendo la información y cruzándola con lo que ella misma sabia y llego a una conclusión pero cuando iba a comentárselo a Betty, su marido había regresado y ya no pudieron continuar la charla.

DH: Mijita, ya esta lista, vamos que llegaremos tarde a la cita con Don Roberto.

B: No papá, no llegaremos tarde, porque voy a ir sola.

DH: ¡Queeeee! ¿Cómo cree la señorita que se manda sola? Ya ha hecho mucho, sola, ahora debe dar la cara como una Pinzón y yo como su padre, la acompañare y veré que cumpla con su palabra.

B (armándose de valor) : No papá. Justamente por que soy una Pinzón y no pedí consejo para cometer un error, tampoco pediré garantías suyas para hacer lo que debo hacer... (DH, iba ha hablar pero Betty continuo, firme y dulcemente)... Papá, se lo pido por única vez... Confié en mí... yo se que lo he defraudado, me equivoque, pero soy una adulta papá y debo asumir las responsabilidades de mis errores... (Rogando)... Por favor papá, confié en mi una vez más, déjeme tener esta conversación privada con Don Roberto y luego podrá acompañarme a todas las demás, si usted así lo desea.

Don Hermes iba a protestar, pero el tono firme y luego la suplica de su hija, lo hicieron desistir, por primera vez en todos los años que Beatriz era una adulta lo enfrentaba con dulzura, firmeza y todos los valores inculcados trasuntando sus palabras. Un dejo de satisfacción cruza por su alma y casi esbozo una sonrisa, pero su terquedad era mayor y por fin respondió.

DH: Solo esta vez, Beatriz Aurora, solo esta vez, pero no olvide mija, que “El diablo es puerco...”

DJ: ¡¡¡Hermes!!!

B: Sí papá.

Salió rumbo a su cita, en la puerta su madre la abrazó y le dijo

DJ: No hay tiempo para que le diga más, hija, pero con respecto a lo que hablamos hoy, piénselo y siga a su corazón Betty, él sabrá guiarla, por que creo que su razón la ha hecho sufrir demasiado.

DH (desde adentro) : Julia, Julia.

B (con lagrimas en los ojos) : Gracias mamá...

La cita con Don Roberto fue tensa en un primer momento, pero a medida que se iba distendiendo las cosas quedaron aclaradas. Pudo terminar de exponer su propuesta con el Dr. Santamaría, que la apoyo, ante un no muy convencido Sr. Mendoza, antes de que llegara al lugar Armando. Por unos instantes sus miradas se cruzaron y se quedaron prendidas ajenas al mundo que los rodeaba, luego, al mismo tiempo ambos bajaron las miradas, el uno por vergüenza, la otra por temor a que sus ojos la delataran.

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