HAUNTED JADED EYES

Capítulo 14: Remerging From The Chamber

-Sabes, es realmente extraño estar aquí arriba de nuevo-, dijo Harry, reflexionando en voz alta mientras miraba alrededor de la habitación, observando todo como si no pudiera recordar exactamente cómo era. Estaban de nuevo en los aposentos de Severus, era por la mañana y saldrían a desayunar. Ya había pasado un mes, era increíble realmente, había aprendido tanto. Severus Snape sabía tanto, que era difícil creer que alguna vez hubiera sentido algo más que parentesco con él. Tenían un entendimiento entre ellos que nadie podría comparar. Cuando hablaba con Severus, lo escuchaba, ya no juzgaba y a veces veía esos ojos de obsidiana brillar con comprensión. Aunque no le gustaba que Severus intentara sacarle información sobre los Dursley. Helga decía que hablar de ello le haría sentirse mejor, que ya no le causaría pesadillas ni le haría pensar en ellas. Ya no se peleaba rigurosamente con él por los Dursley, pero le resultaba más fácil no hablar de ello. Estaba tan acostumbrado a que la gente no le creyera, que incluso un mes después y tener cinco personas con las que hablar seguía sin ayudarle a darse cuenta de que no le juzgaban. Sal, Ro, Helga y Godric eran geniales, sus palabras le inspiraban más que las de cualquier otra persona. Le hicieron sentir que podía hacer cualquier cosa si se lo proponía. Sin que la gente lo destrozara, empezó a sentir la convicción de todos de que podía derrotar a Voldemort.

-Lo sé-, dijo Severus secamente, alejándose hacia su dormitorio. Deslizándose dentro, cerró la puerta y se cambió rápidamente. Para ellos era de noche, habían estado entrenando todo el día, pero hoy lo vivirían aquí en Hogwarts y no en la cámara. Harry necesitaba un poco de luz adecuada, sol, ambos estaban bastante pálidos desde que pasaban tanto tiempo bajo tierra. Estaban recibiendo suficientes vitaminas como para que no pasara nada, por supuesto, pero aun así, tenían que tomarse un descanso en algún momento. Deambulando por su armario, se puso su vestimenta habitual de Pociones, en lugar de quedarse con la ropa holgada con la que entrenaban. Los profesores probablemente se desmayarían si vieran la ropa que se había puesto en la Cámara. Aunque le divertiría mucho, no podían dejar que nadie viera que algo había cambiado. Para ellos podría ser un mes, pero para los profesores no había pasado ni un día.

-Deberíamos invitar a Remus a bajar-, dijo Harry cuando Severus volvió a salir de su dormitorio. Harry estaba de pie frente a la chimenea, calentándose. A pesar de estar bajo tierra, nunca habían sentido el frío. La habitación siempre estaba caliente, pero cuando el fuego estaba encendido, era un calor tostado. Nunca les bombardeó el humo a pesar de que no tenía chimenea, supuso que era algún tipo de hechizo. Nunca había preguntado por no querer avergonzarse, aunque estaba aprendiendo.

-¿Perdón?- preguntó Severus, sonando muy insultado, ¿qué demonios sabía el lobo que no podía enseñar a Harry? O eso fue lo que le dijo que le molestaba, ni siquiera tocó el hecho de que se sentía celoso. Era muy bueno para ignorar las cosas en las que no quería insistir.

-Bueno, sin los efectos de la luna... no se transformará en su forma de lobo, unos meses sin transformarse podrían hacerle sentir mejor-, dijo Harry. -Es lo más parecido a un padre que tengo y odio verlo sufrir. Está prácticamente incapacitado durante días después de la transformación. También podría ayudarle a ganar el peso que tanto necesita. Parece mucho más viejo de lo que realmente es-, demonios, incluso Severus parecía más joven que Remus; todas las transformaciones lo estaban matando.

-¿Trajiste la cadena?-, preguntó Severus, sin molestarse en responder. Era cierto, allí abajo el chucho sarnoso no se transformaba. ¿Cómo iba a hacerlo si no había luna? Sin embargo, le gustaba que ambos estuvieran solos, aunque nunca lo admitiera en voz alta. Le daba la tan necesaria libertad de espionaje, de las intromisiones y expectativas de Dumbledore, del personaje que había creado para enseñar a los alumnos... por primera vez en mucho tiempo podía ser el hombre que era. Seguía siendo una experiencia novedosa un mes después.