Capítulo 62

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El mes siguiente fue, como mínimo, abrumador para todos los implicados. Entre el intento de mantener en secreto el estado de Harry y, por supuesto, los propios síntomas del embarazo que Harry soportaba y tenía que soportar en secreto. Los propios síntomas de Ginny todavía estarían firmemente en la mente de la gente, y por eso Harry no podía correr el riesgo de que alguien lo descubriera.
El momento que todos habían estado esperando ocurrió durante encantos. Harry, que como de costumbre estaba sentado cerca de Ron y Hermione, practicando su trabajo de hechizos, ya que estaban haciendo trabajos prácticos, que hacían mucho, era importante después de todo, ya que era el año NEWT.

El simple hechizo salió mal, y el algodón de azúcar de todas las cosas salió disparado de la varita de Harry. No sólo un poco, no, sino que se extendió por toda la clase a un ritmo alarmante. Todos rieron divertidos mientras intentaban escapar de la nube rosada de la golosina.

-¡A la salida!-, gritó la voz excitada pero apagada del diminuto profesor, mientras intentaba contener el desastre rosa que abarcaba toda la clase, pero como palear la nieve mientras nevaba... fue un esfuerzo inútil ya que más rápidamente lo reemplazó.

Uno a uno, los estudiantes, tropezando unos con otros, intentaron dirigirse a la puerta.

-¡Sabe muy bien!-, afirmó una joven de diecisiete años con una risa profunda en su voz, evidentemente lo había probado. -¡Pruébenlo!-, les dijo a sus amigas cuando por fin salieron por la puerta, con la ropa cubierta de trocitos de azúcar rosa hilado.

-¿Qué demonios ha pasado?-, refunfuñó la voz de otros alumnos, -¿Cómo se las ha arreglado alguien para estropear ese hechizo?-.

-Lo sé, ¿verdad? ¿Fuiste tú, Seamus?- Seamus tenía fama de estropear los hechizos, desde el primer día, aunque la realidad era que no había tenido un accidente así desde su primer año, donde había admitido que había estropeado muchos de sus hechizos. Volando sus plumas y su copa mientras intentaba convertir su jugo en ron.

-¡No fui yo!-, protestó, molesto por el constante recordatorio de que había metido la pata en los hechizos cuando tenía once años. Merlín, tampoco le dejaban olvidarlo, era ridículo.

-Vino del lado de los Gryffindor-, dijo Draco Malfoy con altanería, -Típico de los Gryffindor, siempre jodiendo a todos-.

-¡Cállate, Malfoy!- Espetó Ron, mientras él Hermione y Harry conseguían que el maldito hechizo dejara de funcionar mal y se uniera a todos en el exterior. -¡No me sorprendería que de alguna manera lo hubieras provocado!- como siempre desviándose por Harry, mientras nadie se diera cuenta de que era él era lo único que importaba.

-Fue uno de ustedes tres-, declaró Zabini, -Comenzó en su mesa-. Mirando con suspicacia a los tres adolescentes.

-¡No lo hizo!- protestó Ron, mirando al adolescente.

-Ron-, dijo Hermione sacudiendo la cabeza, -No te metas en sus mezquindades, estoy segura de que el profesor se dará cuenta de lo que ha pasado-, como siempre la voz de la razón, aunque fuera fingida, Ron no estaba ni de lejos lo suficientemente rojo como para enfadarse de verdad con la situación.

-¿Estás embarazada, Granger?- se burló Parkinson, -Nadie debería tener ese tipo de magia accidental en Hogwarts. No a nuestra edad, Weasley... no, espera, Dumbledore hizo algo parecido, casi inundó el Invernadero al parecer, antes de que Sprout consiguiera controlarlo-.

Harry y Ron estaban tensos alrededor de los ojos, pero aparte de eso, no había ninguna señal de que se sintieran incómodos con la conversación que estaba teniendo lugar. No les gustaban las especulaciones que se estaban produciendo ahora, se acercaban demasiado a la verdad.

HAUNTED JADED EYES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora