Capítulo 33

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-¿Cómo te sientes, Remus?- Preguntó Harry, observando a Remus desde donde estaba tumbado en su colchón a un lado de la habitación, había convertido un pequeño nicho en una habitación. Si es que se le puede llamar así, todo lo que había allí era un colchón y docenas de libros, con una larga manta que se ponía encima para evitar la luz cuando decidía dormir. En este momento, estaba levantado para que su "habitación" fuera visible, dejando que Harry lo viera.

-Un poco mejor hoy-, admitió Remus, dándole a Harry una sonrisa agotada. Cuando Salazar dijo que era como la Gripe Mágica no había exagerado en absoluto. El segundo día se lo había pasado vomitando las tripas, aunque por suerte los doce días siguientes habían sido un poco más fáciles, pero no menos agotadores. Seguía siendo preferible a convertirse en un hombre lobo, así que continuó diciéndose a sí mismo para hacer más fácil el soportar esto.

-¿No te sientes mal?- inquirió Harry; moviendo la silla para que Remus pudiera verlo sin tener que esforzarse por levantarse.

-No-, dijo Remus sacudiendo la cabeza una vez antes de gemir.

Tras unos minutos de silencio Remus volvió a hablar -Estoy orgulloso de ti, sabes, tus padres también lo estarían-.

-Bueno, eso es diferente; la última vez que hablaste de ellos dijiste que estarían gravemente decepcionados conmigo por deambular por los pasillos de Hogwarts como si fuera el único que lo hiciera-. dijo Harry lanzándole una mirada mordaz. Su padre había roto más reglas que él durante sus siete años en Hogwarts. También había hecho más cosas peligrosas que él, sólo que su padre se salía con la suya cuando él no lo hacía.

Remus tragó grueso; el arrepentimiento brillaba en sus ojos ambarinos. -Me arrepentí en cuanto dije eso, Harry. No tienes ni idea, estuvo muy mal que te dijera esas palabras. Lily me habría maldecido de cinco maneras hasta el domingo si supiera lo que hice, especialmente a ti. Ella te amaba tanto, nunca había visto a nadie tan protector de su hijo, quizás excepto Molly, y habría ido hasta el mismísimo borde de la tierra y de vuelta para ver que eras feliz-.

-Lo sé-, dijo Harry en voz baja, su madre se había quedado delante de él, rogando a Voldemort que se la llevara en su lugar, así que por supuesto sabía lo mucho que su madre le amaba. Eso no significaba que no quisiera saber más de ella, pero gracias a Severus sabía más de lo que podría haber soñado hace un año. -No significa que me guste escuchar que se decepcionen de mí, Remus, me haces más daño del que puedes imaginar- Su infancia le había hecho sentirse inseguro, deseoso de complacer a cualquiera que fuera amable con él, más o menos como Dumbledore había planeado. ¿Oír que alguien que le gustaba le decía que sus padres estarían decepcionados? Por supuesto que le había afectado; tenía trece años.

Remus sintió que las lágrimas se acumulaban en sus ojos, -Lo siento-, no era suficiente pero no había nada más que pudiera decir que lo mejorara.

-Lo sé-, dijo Harry simplemente, -está bien ahora, tengo diecisiete... casi dieciocho mentalmente aunque no pueda ser reconocido por el mundo mágico ya que he pasado tanto tiempo aquí abajo. Sev me ha hablado mucho de mi madre, me gustaría conocerla más, pero me alegro de tener la oportunidad de saber de ella-.

-Ella no quería esta vida para ti, no quería que la profecía fuera cierta, entró en modo de negación, es por eso que se apresuró a decir que sí al encantamiento Fidelus, a pesar de que James y Sirius planeaban usar a Peter-. Dijo Remus en voz baja.

-¿Qué quieres decir con eso?- preguntó Harry sorprendido. ¿Su madre sospechaba de Pettigrew?.

-Ella no estaba tan segura de ello, pero James la convenció-. Confesó Remus.

-¿Pero por qué?- Harry presionó para obtener una respuesta.

-Sinceramente no lo sé, pero a ti no te gustaba mucho Peter, llorabas cada vez que James intentaba que te cogiera en brazos-, confesó Remus.

HAUNTED JADED EYES Where stories live. Discover now