𝟑

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— ¿Mamá? —

— ¡En la cocina, cariño! —

Kris asintió, para si mismo más que para nadie mientras bajaba las escaleras, de fondo escuchaba tanto el sonido de Dakota abriendo cajas, como el sonido de su madre en la cocina, haciéndose cada vez más cercano, claramente. Cuando bajo el último escalón, apoyando su mano en el barandal, miro hacia su izquierda, hacia la cocina, viendo allí a su madre, cortando algunos vegetales mientras tarareaba. Se la veía feliz, y siendo honestos, Kris no entendía muy bien el por que.

Kris sabía perfectamente el cariño que su madre tenia a todo tipo de seres vivos, sobre todo a niños (tanto monstruos como humanos), y lo feliz que era cuando se encontraba rodeada de ellos; por eso se hizo profesora luego de dejar su antiguo trabajo, por que sin duda eso era lo que llenaba su corazón. Pero aún sabiendo eso, no podía negar que tal recibimiento lo había sorprendido, y no es que hubiera muchas cosas que lo sorprendieran ya.
Tal vez era el mismo quien aún no adentraba en su cabeza su nueva... compañera de piso? De casa?, algo así, y más por que era humana.

Humana.
Incluso la palabra sonaba rara en su cabeza.

— ¿Que sucede cariño? ¿Ya acabaste de ayudar a Dakota? —

La voz de su madre era dulce, acaramelada y suave, siempre lo era, pero ahora sonaba aún más por estar contenta, igual que esa suave sonrisa que tenía en su rostro mientras tarareaba por medio.
Kris quería a su madre, pero muchas veces sentía que no lo entendía. Que no entendía lo que sucedía con él. Y aunque intentara hablar con ella muchas veces, las palabras no salían de su boca, y si salían, no era lo que él verdaderamente quería decir.

Y eso no era lo extraño, lo extraño era que ni él sabía lo que pasaba consigo mismo a veces. Y otras veces, lo tenía tan claro que le daba miedo siquiera pensarlo. Odiaba sentirse así, odiaba poner triste a su madre, y odiaba no sentirse él.

Kris no se sentía Kris muchas veces, era como si alguien tirara de cuerdas conectadas a sus piernas y brazos, y eligiera por él lo que tenía que decir. Incluso muchas veces había tiempos que ni siquiera recordaba como había llegado a un sitio, como esa mañana a su habitación después de la ducha.
No soportaba eso, lo enfadaba, lo irritaba, lo odiaba. Hacía que quisiera hacer cosas que muchas veces no quisiera ni pensar.

— ¿Kris, cielo, estás bien? —

Y la voz de su made lo saco de su trance de pensamientos intangibles.
Levantó la cabeza un poco más para decirle a su madre que lo estaba escuchando, luego asintió mínimamente. Sentía un extraño mareo en su cabeza y cosquilleos en sus manos, pero simplemente los dejó al fondo de su torcida mente mientras se apoyaba de espaldas a la mesa, escondiendo sus manos en el bolsillo de su sudadera.
Incómodamente, sentía su alma palpitar profundamente en su pecho.
Y eso no hacía más que molestarlo.

— ¿Kris, seguro que estás bien? Te ves algo pálido...—

Toriel le dijo mientras se limpiaba las manos con su delantal, con sus ojos puestos en el con una mueca medianamente preocupada. Kris trago saliva, otra vez hacía que su madre se preocupara.

— Estoy bien mamá. Dormí mal esta noche, solo eso.— Se excusó, siendo parte verdad aún así. Toriel relajó su rostro, poniendo una mueca de entendimiento ante eso. Kris siempre había teñido problemas para dormir, desde el primer día que llego a sus brazos, y Toriel lo entendía, era lo que le quedaba al final.— Pero, ¿podrías explicarme un poco todo esto?. Estoy algo confuso.—

Su madre le sonrió con suavidad, haciendo que sus hombros se relajaran, su madre siempre había tenido ese poder en él.— Claro cariño, mientras te explico, ¿por que no me ayudas aquí un poco? — Kris asintió, subiéndose de nuevo las mangas de su sudadera para empezar a ayudar a su madre con la comida. Y mientras él empieza a cortar los vegetales que antes su madre estaba cortando, la sintió colocarle un delantal, apretándolo a su espalda, y solo pudo sonreír muy mínimamente ante eso.
Si madre atenta como siempre, y sobre todo, odiante de los desastres en la cocina.
Cuando volvió a su lado, colocando algunas cosas aquí y allá, le dio una pequeña mirada de reojo.— Primero que nada, siento no habértelo dicho antes, a decir verdad tenía algo de miedo de cómo ibas a reaccionar, cariño mío.— Le explicó, tomando una respiración por un segundo antes de continuar. Kris mantuvo el silencio, dejando que su madre continuara.— Aunque fue un poco un acuerdo de última hora, me alegra saber que tendrás a alguien de tu edad por aquí, ¿sabes? Se que tienes a Susie, aunque aún no la conozca, y a la pequeña Noelle, pero quiero entender que no es lo mismo que tener a alguien de tu propia... especie, cerca, ¿o no?. Además de que Dakota se ve como una muy buena niña, ¡y solo tiene un año más que tú! Así que espero que os llevéis muy bien...y pueda ayudarte también un poco.— A pesar de que lo último lo dijo en bajo, Kris lo escuchó, claro que lo escuchó, él escuchaba y sabía más cosas de lo que la gente pensaba.

ᴛʜᴇ ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛᴏʀ - 𝑲𝒓𝒊𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora