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Con un chisporroteo mojado observó con ojos asustados como el carmesí decoraba el suelo. Su brazo temblaba, amenazando con dejarlo caer al igual que sus piernas ya lo habían hecho. Su otra mano demasiado ocupada agarrando su camisa en forma de puño.
Dedos recubiertos de sangre que se habían empapado a través de la tela.

Cada respiración era demasiado corta, y le causaba otra tos, asfixiándose con la sangre que le subía por la garganta.

El mundo no parecía importar tanto en ese momento, tan centrado en los jadeos por aire que no pudo forzar una llamada de ayuda que colgaba de sus labios manchados de rojo. Incluso sus maldiciones fueron tragadas por su hipo buscando aire.
Finalmente, su codo cedió, trayendo su cara hasta besar el suelo. Mandíbula cerrada mientras se apoyaba sobre sus rodillas, esta acción trajo una nueva ola caliente de agonía que obligó a un gemido roto a escapar de su garganta.

Sus hombros temblaron. Dedos arañando su camisa inútilmente. Ojos fuertemente cerrados. No entraba en pánico, pero estaba buscando algo útil para aliviar su mente.

Necesitaba moverse.
Tenía que moverse.

Pero ninguno de sus músculos escuchaba.

No importaba lo fuerte que fuera su voluntad mientras trataba en vano de arrastrarse hacia adelante.
Rodillas raspándose contra el suelo.
Le dolían las uñas, cavando en el suelo para moverse, forzando sus piernas a ayudarlo a retorcerse hacia adelante, solo para enviar nuevos destellos de dolor a su núcleo.

Bajo la cabeza, las lágrimas goteando por sus mejillas, un suspiro como un aliento dejándolo.
Su mano se soltó de su puño, dejando que su cuerpo cayera flojo. Sus sollozo eran más como un gorgoteo, ya que más sangre corría libre de su boca hacia el suelo. Con los ojos ya cerrados, no estaba del todo seguro de cuándo la oscuridad realmente comenzó a arrastrarse hacia él, aunque ya había sido durante un tiempo.

Él solo sintió que lo envolvía por completo con dolor en su propia melodía repugnante, su propio latido del corazón crecía más fuerte y más fuerte.
El golpe abrumador de cada intento desesperado de mantener su cuerpo vivo .

Los pensamientos brillaron en su mente.
Estaba solo.
Indefenso.
Acabado.

No estaba seguro si escuchaba el sonido de unos pasos sobre todo ese rojo, un sentimiento fugaz de esperanza, un ruido estrangulado.
Luego, nada.

La oscuridad lo consumió.
El latido de su corazón quedando en silencio.

Y finalmente, unos brazos aferrándose a su cuerpo, un sollozo con su nombre...

Todo dejo de doler.

No caigas en desesperación, querido!
A pesar de todo,
sigues siendo tu.
Y ahora tienes a alguien con quien compartir tu carga.

¡K̵̛̳͛͌͂̈́̑r̵̡͓̞͎̦̜͉̣̔̎̒̈̓̚i̶͍͒̀̃͒̊s̷͈͙͚͇̏͜ͅ,
no puedes rendirte ahora,
mantente determinado!

— ¡Kris! —

Y el mencionado se despertó con un bote, asustándose de sobremanera mientras su pecho saltaba con una respiración entrecortada saliendo por su nariz.
Su madre, quien fue quien lo despertó, parecía incluso más asustada que él mismo, ya que dio un paso hacia atrás cuando botó en el sofá donde, al parecer, se había dormido, aunque no recordaba muy bien cuando.
Los ojos de Kris escanearon donde estaba con prisa, tragando saliva al sentir su boca más seca que un desierto y su garganta cerrada a presión. Estaba en su casa, en su salón, su cuerpo esparcido levemente sobre su gran sofá y tenía la capucha de su sudadera sobre su cabeza.
Una honda respiración salió por su nariz mientras notaba la tensión de sus hombros. La mano que al parecer había estado apretando su sudadera, justo donde su alma debía estar, se soltó del agarre, sintiéndola sudada y algo adolorida

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⏰ Last updated: May 18, 2022 ⏰

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ᴛʜᴇ ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛᴏʀ - 𝑲𝒓𝒊𝒔Where stories live. Discover now