CAPÍTULO III

594 53 17
                                    


2 de diciembre del 2017

Agnes Thalassinos

—No lo llevaré, Rufus.

Él se sienta al lado de Tom, el gato de mi hermano.

—¿Qué pasa? —inquiere Clarissa.

—No quiere venir, creo que quiere que llevemos a Tom. No puedo dejarlo solo, mis padres también irán al partido.

—Espérame aquí.

—¿A dónde más voy a ir?

Ruedo los ojos y acaricio el pelaje de mi amigo. Si los perros hablaran sería todo más fácil. En ocasiones, se me hacía complicado entenderlo, pero él era muy inteligente.

—Ya volví —Entre sus manos traía un casco y una cadena con cascabel—, le compré esto, le quedará muy bonito.

Miau...

—Supongo que eso es un sí —me encogí de hombros.

Mi amiga miraba con adoración a Tom, el gato se dejó poner el casco por ella mirándola fijamente. Ojalá todo fuera diferente.


(...)


Warriors vs Bulls

El partido más esperado del año.

Algo fugaz me nubla los ojos. Durante mi noviazgo con Will, veníamos las veces que a mi hermano le tocaba jugar en New York. El número dieciséis siempre sería mi favorito.

Pasamos tranquilamente con ayuda del guardia. Eros tenía cierta influencia y poder, cosa que, en el pasado, con recurrencia, me aprovechaba.

—¡Hola Pit!

—¡Señorita Thalassinos! —El hombre corpulento y enorme me abraza levantándome del suelo y a Rufus en el proceso—. ¡Oh, mi gran amigo! Estás más grande que la última vez. ¿Qué has estado comiendo, muchacho?

Pit Morrison, el guardaespaldas de Eros y socio del estadio.

—¡Guau, guau! —Rufus se alza y apoya sus patas en su abdomen.

—¿Enserio? Con razón está fuerte mi muchacho —le hace mimos.

Sonrío. Parece que no soy la única a quién extrañaron.

—Con que trajeron al gato del demonio.

—Si es un gato de lo más encañador —dice Clari. Pit toca su cabecita.

Miau... rrr...rrr...

—Señorita Patterson, un placer verla, me alegro que haya traído a la pequeña Thalassinos.

—A mí también.

Me sorprendo de mi propia confesión. Cuando Eros se metió en este mundo, lo acompañé desde el día uno. El estadio era como nuestro segundo hogar. Procurábamos alcanzar la meta, que Eros sea el capitán e ir al Súper Bowl.

—¿Pasan de frente al estadio o quieren ver al joven?

—Después lo veremos —Asiente y hace un ademán para seguirlo.

—Tenemos nuevos reclutas, el joven está algo furioso con el nuevo capitán.

Frunzo el ceño.

—¿Nuevo capitán? —Imposible, mi hermano debe y siempre ser el capitán.

—Lo quiere poner en el segundo bloque.

—¡¿Qué?! —grito. Me detengo abruptamente, Rufus gruñe por el jalón.

—Su padre aminoró la situación, están ahí, espero que entre al campo o lloverán rocas.

—Que no te quede duda. —Yo misma conseguiría una para tirarle a la cara a ese capitán. Nadie le quita el puesto a mi hermano.

Nos acomodamos en nuestros asientos, amarro las cadenas de Rufus y Tom. Estamos en un lugar dónde mis mascotas no se incomodarán. Mi madre llega en un rato, sus ojos se inundan de lágrimas cuando me ve, le sonrío y abro mis brazos. Me refugio en su abrazo como si fuera una niña otra vez.

—Gracias... gracias —besa mi cabeza.

Hablamos por un largo tiempo, le menciono que ya no iré a terapia, mañana será el último día. Que estoy aquí por mi hermano, por intentar seguir adelante, y este es el primer paso.

La multitud enloquece, dándonos manifiesto de que el partido comenzará.



🏈~🏈~🏈~🏈~🏈~🏈~🏈~🏈~🏈~🏈~🏈~🏈~🏈



Rufus Thalassinos

¡Touchdown!

¡¿Quién era ese majestuoso humano?! ¡Mi humano!

—Deja de aullar, perro —araña mi cabeza.

—¿Lo has visto? Corrió como una liebre, nos hizo ganar.

—Wow, wow, bájale, mi humano le dio el pase.

—Hey, Rufus, cálmate —Agnes me mira preocupada, sigo tironeando de mi cadena, Tom me sigue arañando—, tranquilo, no vayas a...

—Oh, oh.

—¡Rufus!

Corro escaleras abajo con rapidez, paso por los hombres de verde que me dañan la vista. Que oso, deberían cambiar de atuendo. Mis patas tocan el pasto, mi objetivo está entre la masa de esos cascos.

—¡Maldito perro! ¡Le daré tu comida a las ardillas!

Yo también quiero aplastar a ese hombre muchachos, quítense.

—Vaya, parece que el gran Lenz tiene un admirador canino, Pol.

—Así es Lucas, espera... eso que está rebotando ¿es un gato?

Ingreso por un hueco de las moles humanas, el hombre está sin casco.

—¡No, Rufus!

Antes de que mi lengua toque ese rostro majestuoso jalan de mi cadena.

—¡Eros! ¡¿Viste, lo viste?! ¡Hemos ganado, hizo un Touchdown!

—Ya, ya, amigo, calma.

Veo a mi costado, Tom se ve mareado.

—¿Estás bien? —le pregunto.

—Te... —se para en dos patas señalándome—...odi...

Cae al césped de espaldas. Muerdo su cadena para alzarlo.

Un mar de gente se arremolina a mi alrededor, mi cola no deja de moverse. Todos me sonríen, ¿dónde está el poderosísimo jugador?

—¡Rufus! —Mi cola se detiene. Su aura es gris. Alguien está furiosa.

—Las mascotas están prohibidas en el estadio.

Giro con Tom en mi hocico. ¿Cómo dices que dijiste? Rasca mi cabeza. Wuu, te perdono, lo haces bien mi poderosísimo.

—Sí, mírate a ti, te revolcaste en el césped como uno.

En coro hacen un "Uh". Ríen y aúllo, qué divertidos.

—Ah, perro, esconderé tus juguetes —dice Tom.

Que divertidos pueden ser los humanos.

—Ven Rufus, estás castigado —coge mi correa, cojo de la correa a Tom, y me hace avanzar—, no te daré más galletas.

A los perros no nos gusta que se metan con nuestra comida. A ti no te gusta que me coma tus zapatos Agnes. No creo que me haya pasado, solo corrí hacia ese jugador, el poderosísimo que nos hizo ganar.

Un segundo...

Me detengo y lo miro, su aura es pura, pero con ciertos matices grises. Él aún nos mira.

¡Lo encontré!



END ZONE |+18| |RESUBIENDO| ©Where stories live. Discover now