CAPÍTULO VI

493 43 20
                                    


18 de diciembre del 2017

Agnes Thalassinos

Respiro profundamente y voto el aire. Sale humito. Me río de mí misma. Siempre me gustó hacer esto en invierno.

¡Guau! ¡Guau!

—¿Qué pasa, Rufus? —Acomodo su ropa. —¿Tienes frío? Debí ponerte más ropa.

—Es un husky siberiano, se adapta a todos los climas —señala lo obvio—, lo llevé a la Antártida.

—Hasta ahora no te perdono eso. Ahora, ponte el puto casco —Sobo mis palmas y hago crujir los huesos de mi cuello—. Ganaremos, ganarás. Tengo fe.

—La fe es lo último que se pierde.

¡Guau, guau!

Cojo su camiseta en un puño y lo acerco a mi cara. —Vas a ganar, no quiero tener una cita con ese insoportable.

—¿Una cita? ¿Accediste a tener una cita? —inquiere, estupefacto. —¿Con él?

—No, con Papá Noel —digo con sarcasmo. Lo dejo ir, su escrutinio me causa una extraña alegría—. Sí, con él, con Damon.

Me doy un poco de calor sobándome los brazos. Estos mastodontes en calentador y su uniforme no tienen frío como yo que parezco un oso.

—Bueno, mi hermanita no saldrá con ese mujeriego. Volveré a ser el capitán y todos felices. —Alza su mano esperando el choque de palmas.

—¡Eso perro! —Choco su palma con la mía, emocionada por esta revancha.

¡Guau, guau, wuuu!

—Tú no, mi amor —beso su cabeza y luego su hocico. Rufus lame mis labios.

Veo a Eros cabecear su casco con el de su gato. —No huyas, amiguito.

—¡Tantas demoras, Thalassinos! —grita desde el centro del campo. —¡¿Temes perder?!

—¡Borraré esa sonrisa de tu puta cara, Lenz! —exclama.

—Patea su trasero hermano. —Le doy palmas a sus hombros y se va corriendo.

Cada uno formó su equipo con los chicos de los Warriors. Mi padre será el árbitro, recordando viejos tiempos.

Haz un Touchdown, Eros, haz un Touchdown.


(...)


¡Maldición! Está perdiendo y llevan golpeándose más de lo que deberían en el juego. Van empate, un punto y ganamos.

—Rufus, Tom, como les dije —Palmeo sus pompas—, a taclearlo.

Es trampa, pero estoy frustrada.

Me acuclillo en el césped viendo que corren detrás de Lenz. Lo derriban, uno del equipo de mi hermano le da un pase. Eros tiene el balón, me levanto apresurada.

—¡Corre! ¡Corre, joder! ¡No te detengas! —Corro con él hasta el lado contrario, a un costado de la cancha.

Miro de reojo atrás. Damon está corriendo con mis mascotas detrás de él.

—¡Corre, Eros! —Suena el silbato. —¡Sííí!

Salto en mi sitio antes de ir hacia mi hermano, pero antes de que logre alcanzarlo, el alemán lo derriba.

—¡Eso fue trampa!

—¡¿Qué mierda hablas?! ¡Mi equipo ganó!

Botan los cascos, mi hermano lo empuja. La ira hasta se puede oler más que sus sudorosos cuerpos.

END ZONE |+18| |RESUBIENDO| ©Kde žijí příběhy. Začni objevovat