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«Mewo es el nombre perfecto porque se lo puso mi hermana mayor. Al menos tiene mucho más sentido que un gato se llame así que un nombre tan absurdo como Parsley. ¿Quién se llama en honor a una verdura?». Listo, la nota ya estaba preparada para que Mewo se la llevara a su segundo dueño.

¿Seguía rencoroso porque esta persona desconocida le arruinó su fiesta de cumpleaños? Sí, definitivamente lo estaba. No le importaba que ya había pasado varios días después de su fiesta, Sunny no le perdonaría a ese molesto individuo el hecho que le arruinó su humor en su día importante. «Tú mismo te arruinaste el humor, imbécil», le dijo una molesta voz en su cabeza, pero decidió ignorarlo.

Dobló el papel sin mucho cuidado y lo puso en el collar nuevo que tenía Mewo antes de que esta saliera por la ventana de un salto.

—Ahora sí que le cerraré la boca —murmuró con orgullo.

—¿A quién le cerrarás la boca? —cuestionó Kel desde el sofá. El Omega estaba jugando un videojuego en la consola conectada a la televisión de su sala.

Sunny lo vio con sorpresa. ¿Lo había dicho tan alto? Bueno, tampoco no era como si Kel no tuviera unos sentidos agudos de temer. Estar tanto afuera mezclándose en la naturaleza estaban brindando frutos.

A Kel siempre le gustó estar rodeado de naturaleza, principalmente con los animales. El moreno actuaba como si estuviese en su estado natural cada vez que iban a algún lugar verde. No era de sorprenderse que hubiese desarrollado unos sentidos increíbles con el paso del tiempo.

—¿Hablas del otro dueño de Mewo? —continuó sin voltearlo a ver. Su vista estaba concentrada al cien por ciento sobre la pantalla.

El de cabello largo tenía tres estados de ánimos: baloncesto, comida chatarra y videojuegos. El más alto era una enorme bola de energía, pero cuando este quería, a veces podía ser el ser más flojo del mundo; como por ejemplo ahora que no se había despegado de su sofá por más de tres horas por andar jugando con la consola. Aunque también podía ser porque literalmente no había ganado ni una vez y eso era un golpe en el orgullo del Omega.

Kel siempre fue alguien muy malo en los videojuegos desde que podía recordar. A Sunny nunca se le hizo para nada complicado vencerlo en los juegos de uno contra uno si era sincero. En definitiva, al mayor le favorecía mejor el baloncesto o mínimo los juegos de ritmo.

—Sí —respondió mientras se sentaba a su lado. Casi se le había olvidado por completo que le contó sobre esta persona a Kel y a Cris.

—¿Todavía no sabes quién es? —prosiguió con su interrogatorio.

—No —negó con la cabeza—. Lo único que tengo de pista es que huele a manzanilla. Pero no es ni Omega ni Alfa, ¿quién podrá ser?

—¿Los Beta tendrán olores? —pausó el juego poniendo toda su atención en su situación.

—¿Qué tanto le prestas atención a la escuela? —El Omega se encogió de hombros sin saber la respuesta. Sunny suspiró, y en un pequeño murmullo dijo—: me recuerda a tu olor.

—¿Mi olor? —repitió Kel con sorpresa. Puso una mano sobre su glándula de olor de su cuello—. ¿Qué tiene que ver la manzanilla con la 𝘤𝘢𝘫𝘦𝘵𝘢?

—No en el olor —confesó—. Ambos son dulces, pero el olor es de aromas poco dominantes y con una fragancia sutil. A eso me recuerda.

—Oh —dijo sin saber qué más decir—. Bueno, eso tiene algo de sentido, supongo. Me perdiste en 'dulces'.

Soltó un suspiro. Para él era un gran obstáculo en hablar con el Omega, quien necesitaba un vocabulario tan corto y simple para que entendiera bien el concepto de alguna situación; justo como Cris.

☀️𝑰𝒕 𝒂𝒍𝒍 𝒔𝒕𝒂𝒓𝒆𝒅 𝒘𝒊𝒕𝒉 𝑴𝒆𝒘𝒐🌻 || 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 Where stories live. Discover now