Volver a la vida

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Muchos años antes de la noche en que Rin viera la estrella fugaz, ella falleció. 

Había sido secuestrada por ninjas de Kirigakure que sellaron en ella a Isobu, una de las bestias con cola con el propósito de liberarla en Konoha para atacar la ciudad. Kakashi Hatake, su compañero, la rescato. Pero al ser perseguidos por los ANBU de Kirigakure y notar que no había escapatoria, Rin se puso al frente de un chidori de Kakashi encontrando la muerte para evitar que la usaran para destruir su aldea.

* La historia tiene como base los acontecimientos narrados en Naruto y Naruto Shippuden, pero habrá cambios que se justifiquen en torno a lograr esta historia.

Así dio a parar a un lugar rosado, que ella sabia,  no estaba en el mundo de los muertos, ni en el de los vivos, si no que en un lugar intermedio. Ella lo sabía bien, había tenido una poderosa razón para quedarse allí.

Cuando llego a ese lugar rosado, esperaba encontrar a Obito, su mejor amigo y compañero que  había fallecido un tiempo antes, aplastado por unas rocas, intentando protegerla a ella y a su otro compañero Kakashi. 

Lo esperaba porque su relación con Obito siempre había sido especial, lo conocía desde que tenía 5 años y desde entonces fueron inseparables amigos. Fueron compañeros primero en la academia y luego en el equipo a cargo de Minato Namikaze. Rin lo extrañaba muchísimo, era su amigo y su compañero. Más aún, luego de su muerte Kakashi le contó que Obito la amaba. 

Pero al llegar a ese mundo extraño y rosado, él no estaba y eso la entristeció. Pensó que Obito había seguido sin ella, sin embargo, no tardo en notar que no era eso lo que había sucedido, sino que en realidad él nunca dejó el mundo humano, lo que le generó una impresión muy fuerte. 

Decidió, de ese modo, ser ella quien lo esperase a él. Obito siempre había sido su compañero, y este viaje, como todos los otros, lo harían juntos. Además, había promesas entre ellos, él le había prometido que sería hokage y acabaría con las guerras, y ella le había prometido observarlo y quedarse a su lado. Rin no sabía en que estaría Obito, pero si estaba resuelta a cumplir su promesa.

Armándose de paciencia, sin saber cuando su amigo llegaría, Rin empezó a observar el mundo humano, y lo primero que vio fue lo que más curiosidad le causaba: Obito Uchiha. 

Lo vio en Kirigakure, usaba mascara, se hacía llamar Madara, hablaba con una voz mucho más ronca que la que le recordaba, era cruel y agresivo y se encontraba ahí para controlar al cuarto Mizukage (gobernante de la ciudad) y generar un reino del terror. La primera vez que lo vio, Rin rompió en llanto, él que siempre llegaba tarde por ayudar ancianas, ahora estaba en una tierra lejana haciendo daño. 

Pero también desde ahí pudo ver el camino que lo llevo ahí. Pudo ver al anciano que lo rescato luego del accidente con las rocas, y también vio cuando Obito fue a rescatarla a ella y a Kakashi de los ninjas de Kirigakure, sin embargo, llegando tarde y presenciado su muerte. Después de eso, vio también su idea de meter al mundo en un sueño infinito donde no hubiesen perdedores y donde volviese a estar ella. Eso lo sabía bien, era su muerte la que lo había destrozado, y si bien sabía bien que eso no era su culpa, si la hacía sentir muy triste.

Rin se deprimió muchísimo y durante un largo tiempo no quiso ver nada. 

Pero pasado un tiempo se armo de valor. Vio a su familia, que sufría muchísimo por su perdida. Vio a su sensei, el cuarto hokage Minato Namikaze que esperaba un bebe junto a su esposa Kushina, y vio también a su viejo compañero, Kakashi, quien atravesaba una fuerte depresión por las perdidas que lo habían golpeado.

Rin siempre estuvo enamorada de Kakashi, era él el más guapo y más fuerte de los de su clase, además de que ella sabía que él tenía un buen corazón. Pero ahora no le prestaba mucha atención, y en el tiempo que paso en ese mundo no se dedico a mirar a Kakashi, sino que a cumplirle su promesa a Obito, y si bien verlo le hacía un gran daño, confiaba en que se redimiera y cumpliera también él con su promesa.

Un día, mientras observaba a Obito, el mundo, entre el de los vivos y el de los muertos, en que estaba Rin, paso de ser rosado a enteramente negro. 

Ella se asustó, y sintió como la oscuridad se le acercaba como si fuera un viento fuerte. Este viento empezó a golpear contra ella y  gritó, aunque sabia que nadie podía escucharla. Intento resistirse pero esa oscuridad la domino y cayó fuertemente al piso, aunque ella sabía que donde estaba no había piso.

Cuando abrió los ojos, lo primero que vio fue a Kushina Uzumaki, quien llorando la abrazo y le dijo: ¡¡¡¡Rin!!!! te hemos extrañado muchísimo. ¡Bienvenida de vuelta!


El hombre que le dio las gracias a una estrella fugaz #ObitoxRinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora