Porque yo te amo a ti

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Lloraron abrazados un buen rato, y aunque Obito no quería soltarla nunca, estaba lleno de preguntas.

Empezaron a hablar, y Rin le contó que la habían revivido gracias a ser una Jinchūriki y que su abuelo había dado su vida por ella. A Obito le causo un poco de gracia que solo una vida hubiese costado revivir a Rin, él habría estado dispuesto a quemar el mundo entero.

Pero Rin estaba ahí, y no había tenido que quemar a nadie. 

Aunque si había hecho otras cosas. Para ser más precisos, actualmente gobernaba una ciudad mediante el control mental a su  gobernante, había asesinado una cantidad importante de personas, y junto a Zetsu y Nagato pretendían formar una asociación que acabará con el mundo tal como lo conocían.

- Rin... yo... -le costaba expresarse y la voz como que no le salía- yo he hecho cosas

- Lo se Obito, te he estado observando. Pero ahora ya estoy aquí, y podemos volver a casa.

¿¿¡¡a casa!!?? Pensó Obito. No gobernaba una ciudad a la fuerza para volver a casa, no había reclutado a Nagato para volver a casa, no había asesinado la cantidad de gente que había asesinado para volver a casa. Él tenía un plan y iba a cumplirlo. Él conocía el dolor mejor que nadie y estaba decidido a acabarlo.

- No, Rin -dijo seguro- Yo no voy a volver a ningún lado. Mi lugar es aquí y mi objetivo es el tsukuyomi infinito.

- Ya vi desde el otro mundo lo que es el tsukuyomi infinito, y no me gusta nada. 

- Te equivocas, Rin.

- Se que te has esforzado mucho y que tus intenciones son buenas, pero no puedes pretender acabar con el mundo para terminar las guerras. Ese no es el camino.

- Es el único camino, Rin. Muchos ingenuos han tratado de convencernos de una paz que no existe, porque el mundo vive en guerra y el dolor azota a las familias. Yo he experimentado el dolor. Se que donde hay vencedores hay perdedores y que para que haya luz debe haber oscuridad. Yo Rin, crearé un mundo sin oscuridad, un mundo solo de vencedores, un mundo donde no haya dolor.

- Yo también he sufrido -Rin se había enojado un poco- pero no por eso acabaré con el mundo.

- ¿Por qué no? Ellos acabaron mi mundo

- Yo estoy aquí Obito, y tú también, y tenemos una aldea y amigos en casa. Nuestro mundo sigue existiendo.

- ¿Y qué pasa con el resto? Con todos los Obitos del mundo que pierden la gente que aman. Que son huérfanos por culpa de la guerra -no sabía como Rin no entendía algo que para él era obvio-

- ¡Pues los ayudamos! Y hacemos nuestro mejor esfuerzo por mejorar el mundo, pero no lo terminamos porque no nos gusta.

- Construiré un nuevo mundo. Uno mejor.

- Tienes buenas intenciones pero te equivocas, y eso es triste.

Obito estaba enojado. Él había conocido el dolor, había conocido el mundo y sabía lo mal que estaba. Ahora que tenía un plan para acabarlo ella se oponía.

Rin estaba herida por la forma en que Obito pensaba. Nunca imaginó que fuese fácil, al fin y al cabo sabía que Obito había extraviado el camino, pero había llegado confiada de hacerlo entrar en razón, ahora tenía dudas.

- No le has dado una oportunidad a este mundo, Rin. Terminaré con las guerras, como te lo prometí. No habrá muerte ni dolor, sólo luz.

- Estás loco si piensas que el hokage y los demás te dejaran llevar a cabo tú plan.

- Si el hokage y los demás se me oponen...

- NO LO DIGAS - grito Rin mientras las lagrimas empezaban a salir  de su rostro-

- Los mataré a todos. 

- ¿Y yo qué?

Obito la miro y Rin siguió hablando:

- No pretenderás que me quede aquí parada mientras amenazas con destruir el mundo y matar a quienes queremos 

- Pretendo que me apoyes. Pretendo que juntos formemos un mundo nuevo.

- No puedo hacer eso Obito. Ese no es mi camino.

- Entonces... no somos aliados Rin.

Obito estaba furioso. Había hecho todo eso por Rin y ella no lo valoraba. Quería que dejase todo atrás, que mantuviera este mundo podrido, que siguiera viviendo como si nada hubiese pasado.

Rin estaba muy dolida, Obito estaba cambiado. El dolor lo había golpeado demasiado. 

- No me dejes Obito. No nos abandones. Ni a mí ni a la aldea - Rin ya estaba llorando-

- Los ayudaré a mi manera -respondió Obito seco-

- Rompes mi corazón -dijo ella mientras lloraba-

- Pensé que ese era trabajo de Kakashi 

Eso a Obito se le salió. Él nunca había castigado a Rin por como se sentía respecto a Kakashi, aunque notaba que estaba enamorada de él. La respetaba mucho y entendía que ella no estaba obligada a sentirse respecto de él como él se sentía respecto de ella. Pero esta vez el enojo lo llevo a ofenderla. Se arrepintió en el mismo segundo en que lo dijo

- Lo... lo siento Rin... se que ese no es tema mío -dijo Obito-

Rin llorando le respondió

- Ese no es trabajo de nadie más. Tú estás rompiendo mi corazón. Porque yo te amo a ti.


El hombre que le dio las gracias a una estrella fugaz #ObitoxRinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora