Una pausa del dolor

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- No es necesario que uses una mascara, te he estado observando. Obito.

No podía creer ni lo que veía ni lo que había escuchado.

Obito la miro detenidamente. La mujer parada frente a él era igual a Rin, quizá un poco mayor que la última vez que la vio, pero igual a ella al fin y al cabo. (A pesar de que Rin estuvo casi un año fallecida, cuando volvió su cuerpo tomo la edad que tendría si hubiese seguido viva. Por eso, Rin se veía de 15 años, igual que Obito).

Vio su pelo café, que era ahora más largo que antes y lo llevaba tomado atrás, sus ojos y las líneas moradas que le cubrían la parte inferior del rostro. La vio ahí frente a él y supo que no había nada más hermoso en el mundo.

Pero Rin había muerto y de eso había pasado tiempo. Él la vio morir y tuvo entre sus brazos su cuerpo fallecido.

Pensó que quizá el dolor lo había vuelto loco. Pensó que su ojo le fallaba. Pensó que el mundo se burlaba de él.

Si esto era un ataque, una burla o una ofensa, acabaría con todos los responsables. Obito Uchiha empezó a llenarse de una furia inmensa.

Rin se quedó ahí parada mirándolo, mientras los ojos se le llenaban de lagrimas.

- Es un tanto injusto que tú me veas los ojos y yo no a ti, ¿no? - le dijo-

- ¿Quién eres? -el enojo era evidente en Obito. Rin era lo más sagrado y bello que había conocido. Era la luz de su vida. Esta situación no le hacía ninguna gracia-

- Me llamo Rin Nohara. Pero tú ya sabes eso.

- Rin murió -contestó él brusco- yo sostuve su cuerpo fallecido

- Lo sé. El día que despertaste tú mangekyou sharingan y también el día que decidiste unirte a los planes del verdadero Madara Uchiha.

Obito no entendía nada y se quedo parado y callado. Estaba furioso. Pero a la vez ¿Y si esa era Rin? No, eso era imposible. Rin había fallecido y la única forma de traerla de vuelta era el tsukuyomi infinito. Mientras pensaba en eso Rin volvió a hablar:

- Te estarás preguntando como se eso. Lo se porque te he estado observando, Obito. Y te he estado observando porque te lo prometí, cuando tú me prometiste que serías Hokage y acabarías con las guerras.

Obito estaba cada vez más confundido.

- Soy yo -dijo Rin- y estoy dispuesta a estar aquí todo el día contándote historias para confirmarlo. Se que llegaste tarde el primer día de academia - se río un poco al decir eso- menos mal te lleve los papeles si no no se que habrías hecho.

Obito finalmente tomo una decisión. Usaría su mangekyou sharingan para buscar ese recuerdo específico en esa mujer. Si lo encontraba, significaba que ella era Rin. Pero sabía que no lo encontraría, porque Rin había fallecido hace ya un tiempo.

Obito dio un paso adelante y utilizo el mangekyou. Encontró el recuerdo ahí. Esa mujer era Rin. 

Miles de sensaciones recorrieron su cuerpo. Inmediatamente se le puso la piel de gallina, su ojo se llenó de lagrimas y su corazón latía tan acelerado que le preocupo seriamente que se le fuera a salir.

- Fue una buena idea -le dijo Rin- Tú sharingan ha evolucionado mucho desde la última vez que nos vimos. 

Obito la siguió mirando. Rin tenía sus ojos llenos de lagrimas y Obito lloraba como un niño, pero no se le notaba por la mascara.

- Pensé que ya te había dicho que no vayas por ahí de valiente y escondiéndote las heridas. Se que también lloras - le dijo Rin-

Obito se saco lentamente la mascara que llevaba. Fue difícil para él. Llevaba muchos años sin mostrarle a nadie su verdadero rostro. Él último en verlo había sido Madara Uchiha.

Cuando se saco la mascara Rin pudo ver el rostro de Obito después de años. Tenía la mitad de la cara con una cicatriz de las rocas que le habían caído encima en la misión del puente Kannabi, y ya no tenía la expresión de niño engreído de siempre, en su lugar, se le veía el rostro cansado, como castigado por el dolor. Llevaba cerrado el orificio donde había estado el ojo que ahora tenía Kakashi, y el otro era ahora un mangekyou sharingan rojo.

Tenía la cara llena de lagrimas y lo único que atino a decir fue:

- Rin...

Ella se acerco y lo abrazo. Nunca se habían abrazado así, pero a ella no le importaba. Lo había extrañado mucho.

Obito estaba muy golpeado por la situación y solo atino a poner su cabeza en el hombro de Rin. Así logro sentir el olor de su pelo. Un segundo después le acaricio la espalda. La abrazo fuerte como ella lo estaba abrazando a él y sin quererlo su ojo lo traiciono y empezó a llorar aún más fuerte que antes. Como soltando todo el dolor que había venido llevando todo este tiempo. Ese dolor inhumano que todas las noches sin falta pensaba que iba a matarlo, y que todas las mañanas sin falta reencontraba. 



El hombre que le dio las gracias a una estrella fugaz #ObitoxRinWhere stories live. Discover now