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La joven de cabello teñidos soltó un suspiro levantándose de la cama estirando su cuerpo, había sido una horrible y larga semana, pasada en la cama y teniendo que aguantar las visitas de sus compañeras de clase. Y por supuesto, del profesor chismoso.
Al menos, ya por fin se había recuperado y así no tener que aguantar las visitas de sus compañeros. Lo malo, es que debía volver a las clases y estaba segura de que todos sus compañeros ya sabrían sobre aquel pequeño 'incidente' en el acabó llorando como una magdalena. Y siendo sincera, Aisuru no sabría si podría mantener su paciencia si escuchaba a Teresaka burlarse sobre eso.
Ya había sido bastante vergonzoso una vez que se calmó de llorar y se dio cuenta de que estaba siendo consolada por la rubia y el pulpo. Por suerte, ninguno intentó profundizar en aquel tema. Probablemente porque sabían que le sería difícil abrirse en esos momentos o, como pensaba Aisuru, porque realmente no les interesaba.
Fuera como fuera Aisuru lo único que quería era comerse tranquilamente sus cereales mientras se ahogaba en la miseria de que iba a tener que volver a las clases. O al menos ese era su plan, cuando un aroma dulce invadió sus fosas nasales. Frunció sus cejas confundida, puesto que su primer pensamiento fue que la señora de la cual ni recordaba el nombre o la cara había llegado más temprano para prepararle el desayuno. Lo cual era extraño, porque siempre llegaba a la casa cuando ella estaba en la escuela para dejar la casa limpia, la comida y la cena. Para el desayuno le dejaba unos simples cereales, por lo tanto no tenía sentido que ahora quisiera cocinarle un desayuno o que hubiera venido antes para preparar las cosas. Pues estaba segura que aquella mujer realmente le desagradaba ver su cara.
Por eso mismo, la joven se acerco a la puerta y con cuidado asomó su cabeza a la cocina para saber lo que ocurría. Una ligera sorpresa se pudo leer en su rostro una vez asimiló que su cocina había sido invadida por un pulpo amarillo que se encontraba soplando unos waffles para que dejaran de estar calientes. Aisuru sabía que no debería sorprenderse a esas alturas, Koro-sensei era tan impredecible que resultaba predecible que cosas como estar cocinando en su cocina ocurriría tarde o temprano.
━ ¡Oh! ¡Buenos días, Aisuru-san! ¿Dormiste bien?━ preguntó con su característica sonrisa.
━ ... ¿Qué haces en mi cocina?━ preguntó sin rodeos la estudiante entrecerrando los ojos.
━ ¡Preparar el desayuno, por supuesto! Hoy vuelves a clase así que debes llegar con gran energía━ canturreó el mayor mientras servía el desayuno de la menor en un plato y lo colocaba en la mesa.
Realmente, Koro-sensei era un profesor muy extraño.
Aisuru se sentó en la mesa mientras apartaba sus cabellos despeinados de su cara y coger los cubiertos. A decir verdad, el desayuno se veía bastante bien y el aroma que desprendía le hacía la boca a agua. Resultaba vergonzoso para ella, pero realmente estaba deseosa de probar los waffles. Hace bastante tiempo que no los desayunaba, puesto que incluso en su mundo su madre no tenía mucho tiempo para preparar el desayuno. Así que cuando lo hacía solía ser algo sencillo y otras veces lo hacía ella, y no era la mejor cocinera del mundo a decir verdad.
