El martirio de Jungkook era no poder tener un bebé, la presión en su pecho por no poder lograrlo cada día se hacía más grande.
Le dolía pensar que no se merecía a su Alfa, que aquel hombre comprensivo y dulce del que se enamoró no pudiera tener una...
Cuando pudo poder a componerse, levantó la vista del pecho de su esposo y supo que se había pasado la tarde llorando cuando alcanzó a ver el cielo estrellado.
Yugyeom lo había besado, tan dulce y delicado como siempre había sido y limpió las lágrimas de los ojos rojos de su omega.
– No me gusta cuando lloras, me duele.
– Lo sé, perdón.
– No te disculpes, me da gusto saber que sacaste lo que te lastimaba. ¿Quieres hablarlo o no te sientes a gusto?
Realmente no quería hacerlo, pero decidió hablar, no quería excluir de sus sentimientos a su pareja.
– Creo que es momento de hablarlo.
Yugyeom asintió, dispuesto a escucharlo.
– Quiero saber qué piensas, que planeas hacer.
Jungkook jugó con las mangas de su sudadera y habló.
– Me da miedo volver a intentarlo, no quiero volver a ilusionarnos con algo que sabemos quizás no pueda pasar, prefiero ahorrarme todo eso.
Yugyeom tragó saliva, entendiendo el miedo de su omega.
– Me quedo pensando las noches sobre si podremos tener un cachorro algún día, si quizás fue algún error que cometí cuando era niño o si no fui hecho para ti. – su voz se apagó.
– Pero que dices, eres la luz de mis ojos, claro que estás hecho para mí, eres la energía que me alienta a seguir trabajando todos los días. Bebé, eres mi Ramé.
— ¿Tu Ramé?— preguntó tímido.
— Sí, ¿recuerdas?— lo tomó de las manos— mi Ramé, la palabra que descubrimos el día que te conocí.
Las mejillas de su omega tomaron un suave color rosa.
— Al-algo que es caótico...
— y hermoso al mismo tiempo— completó— Sí, tu eres mi Ramé Jungkook.
Yugyeom atrajo a su omega, para darle seguridad y confort.
— No quiero que vuelvas a pensar que no fuiste hecho para mí, cariño, la luna te puso en mi camino y fue por algo, eres más de lo que jamás pude pedir, sé que sabes que cuando te conocí vivía bajo la presión de mis padres y tu... me hiciste volver a creer, no te quiero porque seas un omega, sino, porque me devolviste la esperanza de volver a vivir como una persona normal, sin importar que no fuera así, Jungkook— dijo— te amo y te veo como la persona que mi Luna envió para salvarme.
Las lágrimas estaban de vuelta en el rostro de su amado, y se culpó por ello, ¿acaso había dicho algo incorrecto?
— Mi amo-
— Oh Yugyeom te amo tanto— sollozó, aferrándose a cuello de su pareja.
Porque ya habían pasado por tanto y dolía que no hubiera la tranquilidad que buscaban y la calidez que sus amigos describían el llegar a casa y poder ver su familia hecha.
¿Cuándo podrían ser completamente felices?
— No pienses en lo que queremos, vamos a disfrutar de esto ¿ok?
Jungkook asintió.
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