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Capítulo 6

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Había notado un cambio de actitud en su omega desde aquella vez donde hicieron el amor, su pareja se notaba más alegre y entusiasmada. Cosa que le contagiaba, pues era era la idea principal del viaje, despejarse de todo y volver a ser como eran en su adolescencia.

Disfrutar de su vida con los pequeños placeres que ofrecía y dejarse llevar.

Jungkook estaba más sereno, lo podía sentir en su aroma que soltaba en la casa, sus feromonas haciéndose pesadas cuando quería seducirlo e intimar, pero notando cubriéndolo a él suavemente después de haber compartido una ducha juntos.
Notaba a su Omega un poco posesivo, queriendo su atención todo momento, y juguetón cuando quería salir a correr, mordiendo su lomo y tirando de sus orejas.

Habían encontrado un pequeño riachuelo unos kilómetros a lo profundo de la montaña.

Jungkook sin pena se había transformado y elegantemente se había sumergido en el agua cristalina que les ofrecía, su cuerpo rápidamente había sido empapado por el líquido fresco y sonriente le había enviado una mirada coqueta a su Alfa, quien le había seguido sin dudarlo.

Habían nadado, y besado debajo del agua, sin importarle que algunas veces estuvieran a punto de ahogarse, ellos habían hecho tonterías peores cuando apenas eran unos estudiantes, algunos años atrás.

Yugyeom lo abrazo con fuerza, queriendo detener el tiempo, para que todos los días del resto de su vida fueran tan pacíficos y hermosos como ese.

Sintiendo la culpa caer nuevamente sobre sus hombros al ver que tan olvidada estaba su relación semanas atrás, cuando él le había prometido no ser así, quererle ofrecer el cielo y el universo cuando apenas podía ver amaneceres con él.

Jungkook levantó la mirada, sintiendo sus preocupaciones y juntó sus frentes en un intento de reconfortarlo, porque aunque todos dijeran que ese era el papel de un omega como su pareja, él con gusto estaba dispuesto estar allí para su marido, no importaba la circunstancia que fuera, su hombro siempre estaba allí para Yugyeom, y no habría palabras faltantes para reconfortar a quien llenaba sus días.

Los dos sumidos en el silencio compartieron su compañía, amándose bajo el cielo, besandose sin pesares y haciendo el amor despacito, los árboles de alrededor cubriéndolos con sus hojas, dándoles privacidad.

Los dos sumidos en el silencio compartieron su compañía, amándose bajo el cielo, besandose sin pesares y haciendo el amor despacito, los árboles de alrededor cubriéndolos con sus hojas, dándoles privacidad

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Two MoonsWhere stories live. Discover now