falso

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xii

Agosto 2013.

Fiestas de la ciudad: evento donde todo el mundo duerme por el día y por las noches baila, bebe,  y se lo pasa bien. Una vez al año durante una semana entera, es lo único que se hace. Aunque, desgraciadamente, no son las fiestas de mi pueblo, sino del pueblo al que voy al colegio, y por tanto, donde vive toda la gente que conozco.

También es el cumpleaños de Erika, por lo que nos ha invitado a cenar a su casa. Somos pocos; y todas somos chicas. Es una de las pocas veces que he salido este verano, ya que me he pasado las vacaciones en mi casa sin hacer absolutamente nada.

Antes de salir de casa, he recogido todos los pedazos de seguridad que me quedaban esparcidos por mi entorno y he tratado de amontonarlos en mi interior para intentar ponerlos en práctica. Tengo un objetivo que voy a intentar sacar adelante, por mucho que me cueste.

En el fondo sé que no, pero me he propuesto dejar de ser negativa aunque sea sólo una noche y tratar de disfrutar.

Una vez terminamos de cenar, salimos de su casa y nos dirigimos al centro, a una de las plazas que ofrecen música, aunque primero, vamos a las afueras a conseguir nuestras botellas de alcohol.

Y, cuando llegamos a la plaza, Sara me da un codazo en las costillas. Me quejo con un gemido, y después estallo en una carcajada.

El alcohol me tiende a subir deprisa.

Sara me sonríe y señala a la multitud. Entrecierro los ojos y veo a una persona rubia entre el público. Sonrío.

Ese es mi objetivo.

-Tú a por el rubio, yo a por el moreno.

A Sara también le gusta alguien, aunque ahora mismo no esté a la vista. Asiento de todas formas.

Nos acercamos, y nos colocamos justo delante de donde está él. No me fijo demasiado por quién está acompañado, pero parecen ser sólo chicos. Menos una chica rubia y bajita -más o menos mi estatura- con grandes ojos azules.

Sara cada vez me empuja más y más cerca de él, aunque yo sigo con el miedo interior. Miedo al rechazo, a la humillación. Siempre he sido insegura. Le hago un gesto negativo con el dedo, y ella me responde con una mueca.

Cuando voy a dirigirle la mirada y ver si puedo llamarle la atención con ella, uno de los chicos me está mirando, aunque en seguida aparta la mirada cuando le veo. Alza una ceja, y rodea con los brazos a la chica rubia. El rubio ríe a carcajadas por algo, y me mira por unos segundos para luego apartar la mirada.

Miro a mis amigas y niego con la cabeza.

No está interesado.

Nadie jamás lo estará.

Me trago las lágrimas, y hago como que no me importa, sonriendo el resto de la noche para ocultar las grietas que se me están formando con cada paso que doy.

Y finjo. 


Roller Coaster (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora