El último beso

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Advertencia: el siguiente capítulo puede llegar a ser muy deprimente y miserable que te quitará las pocas ganas de vivir que te quedan :)
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Nikolai Ivushkin.

Vasilyonok, ¿Cuánto nos queda?

—¡Nos quedan 100 kilómetros, capitan!— gritó desde su posición.

Klaus iba sentado al frente a la escotilla principal, sujetándose del cañón del T-34. Yo iba observando el paisaje detalladamente, en busca de enemigos camuflados.

—Nikolai, cielo.— llamó Jäger. —los alemanes no han llegado todavía acá por el frío soviético. No pudieron llegar a Moscú, esta zona está despejada.

—comprendo, ¡Stepan, máxima velocidad!

—¡Cómo usted diga capitán!

[...]

Tardamos media hora en llegar a nuestro destino, tiempo que aprovechamos con Klaus para organizar el plan.

—bien Jäger, repasemos.— susurro

—yo me quedo en el tanque mientras ustedes salen a refugiarse a la cabaña. Luego, tú vuelves por mi y me amarras con sogas para aparentar un secuestro de un soldado nazi de alto rango. Me llevas a una habitación por la cual escapamos en medio de la noche. Estamos a 35 km de Moscú, vamos a ir en tu vehículo de carga hasta allá.— dijo en tono bajo.

—debemos ser discretos y cuidadosos. Nada puede salir mal porque estamos metidos en ésto hasta el cuello.

—entendido.

—¡Mirá! ¡Llegamos antes de tiempo!

Sin embargo, la cabaña se está prendiendo fuego...

—¡Cyka Blyat! ¡Acelera Stepan!— Klaus veía con preocupación como la casa era consumida por el ardor de las llamas.

El capitán, su ayudante y un soldado de guardia. Carajo, espero que estén bien. Le rezo a todos los santos por su bienestar, y por una buena calidad de vida a los inocentes que están entrometidos en ésta guerra mundial.

Klaus, tú y yo iremos a investigar. Stepan y el resto se queda camuflado por algún posible ataque. Cubran nuestras espaldas, ataquen a todo lo que se mueva. No muestren piedad ante el enemigo, estén alertas.— hablé alto para que todos escuchen.

—a sus órdenes, capitán.— fué la respuesta de todos.

—vamos Klaus.

Salí del tanque y ayudé a Klaus a bajar. Le hice una señal a Stepan en señal de retirada. La nave se escondió entre arbustos bajos y árboles con mucho follaje, mientras tanto bajamos la colina hasta la casa que se incendiaba, a pesar del frío.

La entrada estaba bloqueada. Les dimos muchas patadas a la puerta, sin embargo ésta no cedía. Decidimos entrar por las ventanas, cosa que hicimos con éxito.

Dentro el calor era abrasador, era un sauna del calor que hacía. El fuego recorre las piezas talladas de madera, volviéndose figuras negras y no del pálido color a madera recién pulida. No se podía respirar, también el humo limitaba nuestras visiones.

Escuchamos un pedido de auxilio de una de las habitaciones con entradas bloqueadas. Pateamos con todas nuestras fuerzas pero solo conseguíamos quemarnos los pies.

—hazte un lado, la seguridad ante todo Klaus.

Retrocedí hasta donde estaba la pared con llamas, me encorvé un poco y fuí corriendo a máxima velocidad contra la puerta para embestirla. Logré derribarla: el escenario dentro de aquella habitación era dantesco. Cuerpos de nazis regados por el suelo, sangre salpicada en la pared y, en una esquina, estaba el Capitán Korin.

Más allá del T-34 (Klaus Jäger × Nikolai Ivushkin)Where stories live. Discover now