Capítulo 36

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Y es que eso de ser fuerte era una excusa, era como cuando decía que no era sociable pero la realidad era que no tenía amigas, o como cuando decía que no le gustaba bailar porque en realidad nunca había nadie con quien hacerlo

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Y es que eso de ser fuerte era una excusa, era como cuando decía que no era sociable pero la realidad era que no tenía amigas, o como cuando decía que no le gustaba bailar porque en realidad nunca había nadie con quien hacerlo. Ser fuerte era algo que, en momentos como esos, ni ella se lo creía.

Azul se acercó a ella y se sentó en su regazo.

—Estamos solos de nuevo —musitó y lo acarició.

Pero como si sus nuevas amigas le leyeran la mente, el teléfono sonó.

—¿Dónde estás? —era Estefanía.

—En mi casa, ¿por? —quiso saber ella.

—Porque te borraste del mapa. No respondes mensajes ni lees el grupo desde hace días, pensamos que te pasó algo, estábamos preocupadas. ¿Estás engripada? Tu voz suena rara —Tefi hablaba rápido.

Sabrina sonrió, ¿en qué momento tenía amigas que se preocupaban porque ella desaparecía un par de días?

Se recostó por la puerta y suspiró. ¿Le decía algo?

—No, no estoy engripada —admitió.

—¿Estás llorando entonces? —quiso saber.

—Puede...

—¿Puede? ¿Qué clase de respuesta es esa, Sabrina?

Ella sonrió.

—Estoy bien, no te preocupes.

—¿Cómo? ¿Me dices que estás llorando y que no me preocupe?

—¿Solo llamaste porque no respondí ni leí los mensajes? —quiso saber.

—Sí, estoy haciendo la encuesta sobre el color de ropa interior y sobre qué llevaremos para celebrar el año nuevo y no respondes... somos cinco y estamos empatadas, dos por rojo y dos por amarillo, debes desempatar tú —informó.

—Me da igual... —zanjó sin dejar de acariciar al gato—. Amor no tengo, dinero sí... —suspiró.

—Ahhh ya sabía yo que con eso tenía que ver. ¿Qué te hizo el vecino?

Sabrina no dijo nada.

—¿Sabri? Puedes confiar en mí —dijo Tefi con un tono dulce que solo le salía de vez en cuando—. ¿Qué pasó? ¿Pelearon?

—No...

—¿Entonces? ¿Te hizo algo?

—Sí...

—¿Vamos a responder con monosílabos? ¿Tengo que adivinar?

—Sí, y sí —dijo ella y sonrió. Hablar con ella le subía el ánimo.

Se limpió el rostro y esperó.

—A ver... ¿Te ofendió?

—No...

—¿Trajo a otra chica y estás mal porque no cumplió su promesa?

—No...

—Dios... esto no es sencillo —suspiró y Sabrina sonrió—. ¿Qué pudo ser?

—Tuvimos relaciones —susurró.

—¡¿Qué?! —gritó Estefanía.

—Que tuvimos re...

—¡Sí, lo escuché! —gritó—. ¿Cómo pasó eso? ¿No era que él no quería enamorarse y tú estabas enamorada?

—Sí... por eso estoy llorando —admitió.

—Ay, Sabrina... ¿y cómo fue que caíste? ¿Te sedujo?

—No, no soy la víctima —dijo ella y negó como si la chica la pudiera ver—, yo quise que pasara. Estábamos con una tensión del infierno, no lo soporté...

—¿Y al menos valió la pena? —quiso saber.

Sabrina sonrió.

—Fue la mejor noche de toda mi vida —admitió y suspiró.

—¿Entonces no te arrepientes? Pensé que llorabas por eso.

—No... no me arrepiento... Pensaba que cuando sea vieja y esté solterona podré contar esta historia una y otra vez, supongo que ustedes se cansarán de oírla —dijo con tristeza.

—Yo quiero oír detalles, ¿hacemos una reunión del aquelarre para que nos lo cuentes a todas?

—Pero está Vicky... ¿no será incómodo? —preguntó.

—No, para nada... Todas podrán darte su visión de lo sucedido y te sentirás mejor... ¿Por qué no vienes? Mañana es viernes y podrías pasar con nosotras el fin de semana, así te despejas... Justo Esme no tiene actuaciones y pensábamos salir a bailar el sábado.

—Hmmm... No lo sé...

—¿Prefieres estar sola que con nosotras? Ven, ya verás que te sientes mejor, Sabri... puedes quedarte en mi departamento, no es grande, pero te hago espacio.

—De verdad eres genial... —dijo Sabrina con una sonrisa.

—Lo sé... ¿Te espero mañana? Te mando la ubi.

—Voy... no tengo nada que perder... —dijo ella encogiéndose de hombros.

—Desaparécete y no le digas a dónde vas... —añadió Tefi—, déjalo que se preocupe.

—Ni creo que le importe —respondió la chica—. Hace una semana que no hablamos...

—Vaya... —suspiró Tefi—. Le diré a las chicas que mañana hay reunión en casa.

—Gracias...

—¿Estarás bien hoy? ¿Segura? Qué mal vivir tan lejos...

—Estoy bien, Tefi, gracias —afirmó.


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Hola por aquí, arrancamos el 2022 y seguimos con Sabri y Xavi

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Hola por aquí, arrancamos el 2022 y seguimos con Sabri y Xavi... 

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