Capítulo 42

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El beso continuó por muchos minutos, era distinto al que compartieron la noche que estuvieron juntos, era demasiado tierno, como si los dos se disfrutaran lentamente, como si quisieran beberse el uno al otro, saborearse como cuando uno toma un hel...

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El beso continuó por muchos minutos, era distinto al que compartieron la noche que estuvieron juntos, era demasiado tierno, como si los dos se disfrutaran lentamente, como si quisieran beberse el uno al otro, saborearse como cuando uno toma un helado y no quiere que se acabe.

—Me encantan tus besos —susurró él todavía muy cerca de su boca, con las frentes pegadas y las respiraciones agitadas.

—Y a mí los tuyos, no me cansaré nunca...

—Gracias por lo que me diste en este tiempo —susurró—, no solo las fotos que te animaste a hacer para mí, sino por darme tu piel, tu cuerpo... por la manchita que me regalaste, por tus orgasmos... los de la otra noche y el que me hiciste oír —sonrió con picardía y ella se sonrojó—, por las veces que te animaste a ser o a hacer conmigo cosas que no fuiste ni hiciste antes... por permitirme sacar de ti a esa Sabrina dos que tanto te gusta, que tanto me gusta... Gracias por ir a acallar mi ira cada madrugada desde el primer día, por alejarte de mí estos días y darme el espacio que necesitaba para comprender... por quererte tanto como para no haber dejado que yo hiciera contigo lo que he hecho conmigo... que por mi orgullo y mi miedo no te pisotearan... Gracias por protegerte de mí...

Ella sonrió.

Él la envolvió en sus brazos y ella recostó su cabeza en su pecho, él la besó en la frente y se sintió a gusto, se sintió en paz.

—Te amo —dijo otra vez—, no quiero callarlo más...

Entonces alzó el celular y buscó la cámara.

—¿Qué haces? —preguntó ella.

—Sonríe —dijo él y ella sonrió. Él tomó la selfie y luego se la pasó por Whatsapp—. ¿Me prestas tu teléfono?

Ella se lo pasó y él abrió la foto y la reenvió al Aquelarre.

«Hola, brujas. Búsquense un nuevo tema de conversación, porque conociéndolas seguro fui el idiota al que hicieron budú todas estas semanas, pero ahora tengo novia, y estamos felices... así que más vale que me quieran de nuevo. Por cierto, Belén, eres una chismosa... y tú, Tefi, para mí y mi mujer quiero una suite matrimonial para año nuevo. Firma: El baterista loco (Xavi)».

Entonces mandó el mensaje y le mostró a Sabrina que se echó a reír hasta que se dio cuenta como él firmó.

—¿Xavi? —dijo y la miró.

—Esme descubrió tu podcast —comentó con diversión—, fue una casualidad, alguna de sus seguidoras relacionó tu último episodio con una de sus músicas y la etiquetó. A ella le dio curiosidad y entró a escucharlo, enseguida supo que eras tú y lo escuchó completo. Se lo dijo a Vicky que también lo oyó, y ella me dijo que lo escuchara.

—Dios, ahora sí que deseo que la tierra se abra y me trague —dijo ella alejándose para taparse el rostro—. A estas alturas todas lo escucharon.

Todos los tonos de tu alma ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora