CAPÍTULO 3. Planificación de futuro

518 62 4
                                    

Pego tres veces en la puerta de casa y oigo cómo del otro lado alguien pega un grito, haciéndome reír.

Me apuesto tres chupitos de tequila a que es Danielle, y me apuesto otro tres a que si están tardando tanto en abrirme es porque ella y Marie se están peleando para ver quién me abre de las dos.

¡Ya estoy en Nueva York!

Y por fin, porque necesitaba alejarme de Berlín y su tono gris oscuro.

El viaje ha ido bien. He dormido más de lo que esperaba, y ahora estoy completamente repuesto para pasar este día con mi gente, a la que ya echaba de menos aunque a veces sea un caos tenerlos cerca.

Sobre todo a las gemelas.

He esperado para venir, hasta el cumpleaños de papá, que es hoy, porque me han surgido problemas con algunos trabajos y me he tenido que quedar unos días más, los cuales han sido de infierno porque no he tenido tiempo ni para comer.

Pero bueno, ya estoy aquí y todo está bien, que es lo importante.

La puerta se abre y aparece mi padre vuelto de espaldas, apuntando a mis hermanas con el dedo, que están de brazos cruzados en el Salón y una cara de mierda total.

—Os lo juro, Danielle Dawson, y sabes que yo cumplo lo que prometo.

Sonrío porque ya me puedo imaginar lo que ha pasado, y papá se gira por fin hacia mí, con una sonrisa enorme en su rostro y abriendo sus brazos para recibirme.

—Mini Vaquero...

Suelto las maletas y me tiro a sus brazos, con una necesidad imperiosa —Feliz cumpleaños, Vaquero.

Papá besa un lado de mi cabeza —Gracias, hijo —se aparta para mirarme de arriba a abajo —¿Cómo estás? ¿No venías con tus amigos?

Hago una mueca —Al final no han querido, así que he venido solo.

Me agacho a recoger las maletas y no tardo en entrar, sonriendo al sentir el calor de mi hogar y el olor a galletas de mantequilla.

Nueva York me pone cursi.

Oigo cómo la puerta se cierra detrás de mí y me quito la chaqueta porque la calefacción está por las nubes —¿Por qué regañabas a esas dos? —susurro divertido.

Mi padre las mira y rueda sus ojos, acercándose a mi oído —Deben estar muriéndose por dentro, pero se lo tienen merecido porque casi se tiran de los pelos por venir a abrirte.

Lo sabía.

Muerdo mi labio y niego, entrando al salón y abriendo los brazos para que estas dos bichos se tiren a ellos. Y ni siquiera me da tiempo a decirles nada. Corren hacia mí a la velocidad de la luz y se estampan contra mi pecho, haciendo que me tenga que apoyar sobre la pared para no caerme.

—¡Tened cuidado, niñas, por favor! —chasqueo mi lengua.

—¡Que tortura! —dice Marie —Nos gusta ser las primeras.

—Dejamos a papá hoy porque es su cumple, que si no...

Me río, besando sus cabezas —¿Seguro que le habéis dejado primero porque es su cumple?

Asienten totalmente convencidas de ello y suelto una carcajada, volviéndolas a abrazar.

Estas dos mocosas me deben horas de charla y explicaciones porque a distancia uno no se entera bien de las cosas, pero antes necesito con urgencia el abrazo de...

—¿Y mamá? —pregunto mirando a mi padre.

Él hace una mueca y carga las maletas para subirlas a mi habitación —Hoy tenía una sesión de fotos para una revista, y no llegará pronto a casa.

¿A donde vamos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora