CAPÍTULO 24. Desde Hawaii, con amor

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Danielle.

Diez años atrás.

Papá me pone crema en los hombros y salto inquieta porque mis hermanos ya están en el agua y yo no, pero es que antes no he parado de tirarle arena a Marie cuando mamá me ha dicho que no lo hiciera, y me han castigado.

Todo lo malo siempre me pasa por culpa de Marie.

—Danielle, deja de moverte —papá suspira y aprieto mis labios porque yo me quiero ir al agua ya.

—Dan, mi amor, mientras más te muevas más tardará papá en echarte crema —miro a mami, que está en su toalla tomando el sol y con unas gafas gigantes puestas.

—¡Me quiero ir al agua ya! —me quejo —¡Marie y Jaden se están riendo de mi! —señalo a los tontos de mis hermanos, con ganas de llorar.

Papi dice que no le gusta que sea insolente, pero es que no quiero que se rian de mí.

—¡Como os sigáis riendo de vuestra hermana nos vamos para el hotel! —grita mami.

Papá me gira y tapo mis ojos, para que así no vea que estoy llena de lágrimas —Hay que tener más paciencia, monita.

Saco mi lengua porque estoy enfadada y él se ríe como si eso hiciera gracia, y no debe hacer eso porque estoy muuuuy enfadada.

—¡No te rías de mí, tú también! ¡Pensaba que eras de mi grupo!

Papi me abraza y deja un beso en mi mejilla —Yo nunca me reiría de ti, mi amor. Me río contigo, que es diferente.

Me cruzo de brazos, queriendo abrazarlo en realidad porque él es el mejor del mundo —¿Puedo dormir contigo esta noche? —hago un puchero —Estoy enfadada, pero quiero que juguemos a las cosquillas después.

Mi padre muerde su labio y pasa su mano por mi pelo, acercándose a mí y dejando un beso súper fuerte en mí frente —Por supuesto que sí, mí vida, y esta tarde si quieres vamos a jugar al fútbol ¿que te parece?

—¡Siiiiiii! —grito.

Lo abrazo porque lo quiero mucho y no quiero que se enfade conmigo por no estar tranquila cuando me echa el protector solar y miro a mamá, que se sienta en la toalla y ella también se ríe.

—Que melosita con su papi —muerde su labio, sacando el móvil de su bolso —Os voy a hacer una foto, no os movais.

Hago caso y abrazo a papá aún más fuerte, sonriendo con una sonrisa súper enorme y pegando mi cara a la suya para que mi mamá haga la foto.

—Prometo portarme bien todos los días, papi —digo cuando besa mi mejilla para otra foto.

Mamá mira su móvil con una sonrisa y yo miro a papi, para ver su cara de no estar enfadadoConfío en tí, monita.

Te quiero hasta el cielo —muevo mis manos hacia arriba —Infinito más.

Él me mira achinando sus ojos que son iguales que los míos —Yo más que eso, mi amor, mucho más. "

Cierro mis ojos y sollozo, mirando la foto que me hizo mamá en esas vacaciones mágicas donde yo con mis nueve años le prometí a mi padre que jamás me portaría mal, él confío en mí, y sentí por primera vez la conexión que siempre había existido entre nosotros.

Mi madre dice que lo que tenemos mi hermana y yo con mi padre desde que nacimos, es de locura, que se  creó algo mágico en el preciso instante en el que él nos cogió en brazos y nos puso sobre su pecho.

¿A donde vamos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora