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-¿Yunho?

Al entrar a casa fue recibido con un silencio sepulcral.

-¡Yun! ¡Ya llegué!

Nada. Al parecer sus amigos no se encontraban en casa.

San dejó su mochila y desató la corbata de su uniforme, aquella que tantos insultos le costó en la mañana cuando sus torpes dedos no podían realizar correctamente el nudo. Soltó un suspiro al recordar como comenzó su día; Desde que abrió los ojos su pelea con Hyejoo se desató. San no quería asistir a su primer día de clases, la chica ordenandole que era tiempo de que hiciera algo con su vida. San sabía, sin embargo, que aunque su pelea fue un poco fuerte, ya todo estaba bien con la chica. Era imposible que estén enojados entre ellos por más de dos horas. A veces San sentía su corazón encogerse por lo extremadamente dulce y unida que le parecía su amistad con Hyejoo.

Su estómago rugió interrumpiendo sus pensamientos, pidiéndole algo de comer. No podía pelear contra eso. Su estómago no era Hyejoo recién levantada a las seis de la mañana. Caminó hacia la cocina, buscando algo decente que comer... Aunque, si era sincero, hasta un frasco de hormigas era mucho más decente que la comida de la cafetería de la escuela. Un sándwich de pan seco y queso viejo no era lo más apetitoso y gourmet del mundo.

Al abrir la nevera sonrió cuando observo aquel trozo de pizza que había sobrado de la noche anterior.

«Benditas sobras.»

Estaba por tomar la comida entre sus manos cuando sintió un agarre suave en su cintura. Se giró con el corazón agitado, pero de inmediato se sintió aliviado al ver a Hyejoo allí, con una gran sonrisa y una toalla en su cabeza.

-¿Qué tal tu primer día de clases?

-¿Qué tal el funeral de tu padrastro número siete?

-¡Oye!-La chica golpeó ligeramente su hombro, San colocaba el temporizador del microondas para recalentar su preciada rebanada de pizza.-No es divertido... ¡Mamá me hizo estar toda la noche con ella! ¿Sabes lo que es dormir sabiendo que hay un cadáver al lado tuyo?-San rió ante el comentario de su amiga. Si bien Hyejoo amaba a su madre, detestaba con su alma a todo aquel que se atreviera a conquistar el corazón de la señora Son. Ninguno sabía muy bien la razón, pero ya era tan común que ni a San ni a Yunho les sorprendía tener que escuchar como Hyejoo se quejaba de sus nuevos padrastros.-Creí que vendrías con Chaewon.

Chaewon y Hyejoo eran pareja hace poco más de seis meses. San no conocía muy bien la historia de cómo se conocieron ni como surgió su relación, pero para él era suficiente ver a su amiga feliz, y Chaewon lograba ese efecto en la chica.

-Tuvo algunos problemas en la escuela.-Contó mientras observaba con atención como su pizza giraba dentro del aparato. No tenía nada mejor que hacer.-Dijo que quería estar con su mamá.

La sonrisa de Hyejoo se esfumó. Comenzó a sacarse la toalla de la cabeza, murmurando algo sobre que Chaewon jamás recurriría a su madre si la situación no fuera extremadamente grave, San no prestando completa atención. Su pizza ya estaba lista, no le interesaba lo que Hyejoo tenía para decir.

-¿Qué le pasó? ¿Está bien?

-Un idiota le dijo un par de cosas dignas de un idiota.-Se sentó en la vieja mesa, no sin antes asegurarse de que el pequeño papel doblado seguía sujetando la pata rota del objeto.-Chae se sintió mal, por supuesto.

Apenas terminó su oración vió como Hyejoo salió con prisas de la cocina, buscando sus cosas como loca por toda la sala. San observaba con sus facciones relajadas. Sin despedirse ni indicar a qué hora regresaría, Hyejoo salió de la casa.

Egoist || Woosan (REMAKE)Where stories live. Discover now