Capítulo 5: Catastrófico primer día. Parte I.

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Capítulo 5: Catastrófico primer día. Parte I.

Regulus se sorprendió al recibir la llamada. Se había preparado mentalmente para recibir cartas de McGonagall sobre algún lío en el que Jade se hubiese metido, o en el que la hubiesen metido, pero no se había preparado para recibir una llamada de colegio muggle de Orión.

—Luego te llamo. —Hope asintió con preocupación mientras Regulus salía por la puerta encaminándose a aquel edificio de ladrillo.

Se sintió extraño al ver los chiquillos corriendo a su alrededor en un ridículo uniforme de cuadros. Toda su atención se centró en su hijo que estaba en el despacho del director y se tapaba la boca con las manos para evitar que se viese su sonrisa. Regulus se agachó frente a él.

—Orión, ¿qué ha pasado? —Orión soltó una risita y mantuvo la mirada, gris contra gris. Después se acercó al oído de su padre y susurró muy bajo.

—Magia.

Regulus frunció el ceño, pero después lo entendió. Orión debía haber dado su primer signo de magia.

¡A ver qué excusa le ponía ahora aquel muggle! Y con aquel muggle se refería al "director". Era un hombre vestido en un traje gris, con el pelo cano al igual que el bigote, pero en lugar de parecer intimidante o enfadado, tenía una gran sonrisa en la cara.

—Aprecio a los defensores de los animales. —Regulus miró a Orión que ahora estaba concentrado en tararear un ritmo acompañado de golpecitos en la silla con los dedos. —Pero como comprenderá, señor Black, su hijo tiene que comprender que no todos los métodos son aceptables.

Regulus que no había apartado la mirada de su hijo se giró hacia el señor bigotudo. Su hijo no haría daño ni a una mosca, ¿de qué métodos está hablando?

—¿Puede explicarme que ha pasado?

—Por supuesto. —El director hizo un asentimiento hacia la silla frente a él. —Por favor, tome asiento.

Regulus asintió seriamente, pero en su mente dio un largo suspiro. Iba a ser una larga mañana.

***

—¿Qué ha hecho qué?

—Les ha tirado el tanque de agua encima. —Phoenix soltó una carcajada.

—¿Y el muggle no se ha dado cuenta de que un niño pequeño no podría con ese tanque?

—Mejor que no lo piense o empezará a hacer preguntas.

Phoenix volvió a reírse negando con la cabeza. Estaban en una terraza de un bar a la salida del ministerio. Regulus había ido a recoger a Hope y aunque sus planes eran ir a casa, de inmediato fue arrastrado hasta esa terraza. Se sentía engañado.

—¿Qué habían hecho los niños?

—Querían cortarle la cola a una lagartija. —Hope sonrió orgullosa de su hijo. Regulus sonrió al verla. Phoenix volvió a reír.

Aquella iba a la lista de las travesuras de Orión Black, aunque esta había sido por una buena causa. Todo aquel que conociese al niño de ojos grises sabía que adoraba a los animales por encima de casi cualquier cosa. Y ni él, ni su magia iba a dejar que unos niños tontos les hiciesen daño.

—Bueno, al menos estáis seguros de que su carta a Hogwarts llegará a los once.

Mientras, en otro sitio un poco más lejano y en una escuela un poco diferente, la otra hija de Regulus y Hope realizaba una ardua tarea. Despertar a su prima.

—Vamos, ¡levanta! —Sophia giró sobre sí misma y resopló.

—No.

—Es el primer día y llegamos tarde. No puedes estar cansada de las clases. ¡No hemos tenido ninguna!

The Legacy | HogwartsWhere stories live. Discover now