Capítulo 4

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El arte del disfraz

El arte del disfraz

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Lucia

—Y uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho...

Todas las chicas nos movemos al ritmo del conteo siguiendo la coreografía que llevamos más de dos horas practicando. Los tacones repiquetean al unísono sobre el escenario y el sonido solo hace que el pálpito en mi cabeza aumente. De un momento a otro me veo abalanzándome hacia adelante con la gran suerte de tener buenos reflejos, consigo detener mi caída con las manos antes de que mi cara quede como un sticker en el suelo.

—Paren, paren todo —exige Babe desde su puesto como espectadora en una de las primeras mesas—. Jade muchacha necesito que te concentres.

—Lo siento, tuve pocas horas de sueño. —Me excuso a la par que me incorporo con la ayuda de Stella.

—Eso es lo que pasa cuando tienes que mamársela al jefe toda la noche. —El murmuro cargado de veneno me llega desde atrás y volteo para clavar mis ojos en la pelirroja.

—¿Celosa Sunshine? —La turca se endereza y levanta su mentón.

—¿Tengo razones?

—Tal vez el que Hiro no te haya vuelto a tocar ni con un palo desde que llegué tenga algo que ver. —Me encojo de hombros—. Pero no sé, a lo mejor son cosas mías.

Puedo ver el cambio en su postura y toda su cara parece contener una bomba hasta que da un paso hacia mí y par de chicas la sujetan.

—Arrastrada de...

—Habló la puta. —Ruedo los ojos y Stella me abre los suyos pidiéndome que cierre el pico.

—Ya corten el pleito. —Es Babe quien vuelve a hablar, su tono tildado por el fastidio de tener que lidiar con tanta cría a su edad—. Pueden jalarse de los pelos luego pero ahora las quiero a todas en fila para volver a empezar con el ensayo.

Las protestas no se hacen esperar y un leve mareo vuelve a tomarme cuando camino hasta mi posición. Todo esto es culpa de Hiro y nuestra escapada a Bali. Definitivamente mezclar tequila, ron, ginebra y... ¿Qué era lo otro? ¡Joder no fue buena idea!

El ácido gástrico sube a mi garganta y antes de darme cuenta estoy anotándome un exorcista sobre parte de la pierna de la chica delante de mí. El grito histérico de Sunshine me taladra los tímpanos y yo sé que la he cagado, mas no puedo detener la bilis y vuelvo a vomitar más adelante.

—¡Puta del demonio! —grita antes de sentir sus dedos tomarme del cabello y tirar muy fuerte de él arrancándome un quejido.

Incluso con la mierda de resaca que cargo mi cuerpo actúa por instinto y todo sucede demasiado rápido. Lanzo el cabezazo que hace que libere su agarre y con una simple llave la derribo, clavo una rodilla en su espalda, tuerzo uno de sus brazos causándole dolor, mientras que su cara se lleva la peor parte con una de sus mejillas descansando sobre lo que una vez estuvo en mi estómago.

JADE [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora