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Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo.

¿Por qué perdemos la alegría y el gozo de la salvación si la libertad ha salido de su prisión?

¿Qué como sabemos que la libertad salió de su prisión?

Porque ha llegado la fe hasta nosotros después de veinte siglos.

La semilla ha volado a través de todos los tiempos, de todas las épocas, de todos lo impedimentos, mentiras y engaños como el mundo siempre ha puesto delante de la verdad.

¿Qué nos hace perder el gozo y la alegría de la salvación que nos ha transmitido el Señor al llamarnos y darnos su vida?

Es la dureza del camino, es la estrechez del camino para seguir a Jesús.

Nos puede quitar la alegría muchas cosas, por eso es tan importante descubrir la Verdad.

¡La Verdad!

No nuestra verdad, porque nuestra verdad la solemos adornar de egoísmo, y le quitamos el amor, y ya no es la Verdad, es nuestra verdad que quiere engañar a la Verdad, y hacerla otra vez prisionera.

La libertad salió de su prisión y testigo de ello somos los creyentes.

Pero ¿Qué nos pasa?

Nos pasa, que alcanzar o abrir la puerta a la libertad cuesta, cuesta por lo mismo que le costó a los judíos cuando compraron a los guardias para que dijeran la mentira, la verdad es clara, es limpia, es amorosa no es envidiosa.

¿Qué pasa?

Que ni los mismos suyos a los que vino la quisieron recibir.

¿Y que nos pasa a nosotros?

Lo mismo que a ellos, cada uno quiere tener un dios a su manera, a su medida, que lo pueda manejar, y eso quisieron los judíos. No quisieron un Dios libre, verdadero, amante, que les hiciera cambiar de vida, de costumbres y de manera de ser.

Y eso le pasa a la mayoría de las personas, aunque digan creer, en su manera de ser, de obrar y de actuar, se suele ver, que tampoco quieren cambiar, sino que prefieren seguir con sus costumbres de siempre, lo mismo que les pasaba a los judíos.

Prefirieron comprar y enseñar la mentira, que arriesgarse a vivir una vida nueva en libertad.

¿No nos suele pasar a nosotros igual?

¿Qué nos pasa cuando vamos a una celebración donde se palpa a Dios porque experimentamos la alegría de la salvación, por el gozo que se vive, por el testimonio de tanta gente que dicen tener fe?

Esas personas que nos han entusiasmado con sus testimonios, quizás nos han llenado de alegría. Pero en su vida diaria de cada día, entre los suyos ¿dan el mismo testimonio que en la celebración?

¿Se ve su misma alegría?

 ¿Se ve su misma unión?

¿Se ve el amor que se tienen?

¿Se sirven unos a otros con la misma alegría?

¿Si?

¿No?

¿Por qué?

¿Qué nos pasa?

¿No decíamos estar llenos del amor de Dios?

¿Porque en unos lugares nos portamos de una manera distinta, al ser testimonios de palabra donde se vive la alegría de la fiesta y luego a la hora de la verdad que es la realidad donde vivimos las obras de cada día, somos distintos?

En las obras de cada día nos solemos cansar el amor con entusiasmo, nos sale el mal humor, y el no puedo mas. Mientras que en la alegría de la fiesta estamos dispuestos a todo. Y todo nos parece maravilloso.

¿Por qué ese cambio?

¿Es autentica nuestra fe?

¿O nos engañamos a nosotros mismos al no gustarnos más que la fiesta y lo que se dice en ella?

Nos pasa como a esos que estudian una carrera, y unos son eminencias porque han aprendido practicando, otros son mediocres porque han aprendido menos, y otros al final de su tiempo no saben nada, porque no han sabido practicar, no han puesto interés por aprender.

Se han conformado con ir al trabajo y hacer solo lo necesario, y no han tenido entusiasmo por su trabajo ni por aprender practicándolo, solo han ido a salir del paso.

Como aquel de los talentos, que lo guardó para no perderlo, pero no se esforzó por trabajar, por practicar, lo poco o lo mucho que el Señor le quiso dar.

¿No nos suele pasar eso a los cristianos?

Otras veces nos suele pasar, que nos venimos abajo por la incomprensión de los que tenemos al lado, que no admiten mas dios que el suyo, y te hacen creer que el tuyo no sirve para nada.

Es el desaliento que a veces le entra a la fe, pero la fe no se puede desalentar, aunque vengan malos tiempos y el cielo este lleno de nubes de incomprensión o de desamor, o del egoísmo de los demás.

Porque la libertad tiene que remontar esas nubes que van buscando encerrarla de nuevo. Y no puede ser, porque la fe va cargada de semillas para las generaciones futuras, no es nuestra la fe, la fe, es para dejarla volar en libertad, porque ha sido así como ha llegado hasta nosotros.

 Y no puede ser, porque la fe va cargada de semillas para las generaciones futuras, no es nuestra la fe, la fe, es para dejarla volar en libertad, porque ha sido así como ha llegado hasta nosotros

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LA LIBERTAD SALIO DE SU PRISIÓNWhere stories live. Discover now