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Mi corazón esta mañana se despertó cantando aleluya, de hecho, todavía no he podido rezar mis oraciones al Señor. Empecé dándole gracias, pero mi corazón seguía cantando aleluya. Y el señor me dijo así:

No acabas de creerme campanilla.

No has querido ver mi reflejo en el cielo ni has querido que moviera el cielo, porque temes que sea obra de tu imaginación o que te engañen tus ojos, y ya ves que no es así, porque ahora quisieras verlo moverse y no lo ves, porque no es cosa tuya, es cosa mía, y si antes no has querido, ya sabes lo delicado que es el Espíritu, casi lo puedes ver, pero no lo ves por ser cosa mía, y cuando lo ves, es porque en el cielo hay alegría como hay en tu corazón.

¿Por qué sientes esa alegría en tu corazón campanilla?

Porque estás sintiendo la alegría de la resurrección.

¿Ya no recuerdas lo que me pedías ayer cuando te sentías sin fuerzas?

Que mala memoria tienes campanilla. Me pedías que te devolviera la alegría de la salvación, que es lo mismo que Sentir.

La resurrección es sentir la salvación, es sentir la experiencia y el encuentro con Cristo resucitado, que lo primero que le dijo a las mujeres que lo vieron, fue:

¡¡¡Alegraos!!!

Porque la resurrección produce alegría, es la alegría de sentirse salvado, es la alegría que sienten los convertidos, los renacidos con Cristo.

Ya que la paz sentida en el corazón es signo de mi presencia, y el poder sentir la alegría de la resurrección es ser mi testigo, un testigo que ha experimentado la alegría, esa misma alegría es por haber sido testigo del triunfo de la muerte, de resucitar a la vida, pero a la vida de Dios, que es donde se encuentra la verdadera alegría de la resurrección.

¿Y no lo he hecho?

¿No he escuchado tú oración?

¿No estas sintiendo esa inmensa alegría que hace que tú corazón cante aleluya?

El Espíritu salió de su prisión, la libertad salió de su prisión, y ha recorrido los tiempos, y las épocas del tiempo, hasta llegar hasta ti para vivir en tú corazón y ser testigo de la resurrección.

Yo se lo que te preguntan tus amigas, que si me hablas de ellas o yo te hablo de ellas.

Lo que te digo a ti no es para ti, es para ellas, es para todo el que quiera oír lo que digo.

Ya se que te cuentan los libros tan buenos que escriben de mí, mis amigos. Ellos tienen influencias, poder y fama, y los pueden vender y la gente se los rifa. Y hablan de mí, en otros términos, que tú no sabes hacerlo. Pero tú sabes que mi Padre reservó sus "cosas" y las reveló a los humildes y pequeños, y son a ellos a los que yo me dirijo a través de ti.

No te importe lo que pueden decir ni quien los pueda leer, yo soy él que menos fama tengo y menos poder tengo, porque yo soy pobre, y no tengo influencias en el mundo como suelen tener mis amigos, porque ellos si tienen prestigio, y aunque hablen de mi, son ellos los escritores.

En cambio, tú eres mi campanilla, y lo escribes en mi nombre. Por eso lo hago a través de ti, que tampoco tienes fama ni prestigio, ni amigos influyentes. Ni los necesitas, porque me tienes a mí, y ya ves como canta tu corazón aleluya, y hay fiesta en el cielo que también canta aleluya con tu corazón.

¿O no sientes latir mi corazón junto al tuyo?

Hoy no ves moverse el velo porque no has querido hacerlo. Cuando ves latir mi corazón, lo ves a través del manto de luz que me cubre de día, solo es un fino y trasparente velo de luz, igual que de noche. El velo que me cubre es tan fino, que se pueden ver las estrellas, que son las ventanas del cielo que dejo de noche abiertas para que no tengáis miedo.

LA LIBERTAD SALIO DE SU PRISIÓNजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें