Nuestro(s)

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-Recuéstate aquí, nene.- pidió el alfa después de haber estado acariciando el vientre de su omega, sintiendo las patadas suaves de su bebé.

-¿Quieres que duerma aquí?.- preguntó el omega con dudas y cierta emoción que no pudo ocultar muy bien.

-Te he querido en esta habitación desde que pasó lo del hospital, quiero cuidarte y mimarte cada segundo del día.- dijo Mew dando cortos besos por la barriga donde crecía el cachorro.

-¿Entonces puedo quedarme aquí a dormir siempre?.- preguntó con un tono de niño pequeño, feliz de poder pasar las noches junto al hermoso alfa.

-Quédate aquí conmigo toda la vida, cariño.- respondió el pálido abriendo sus brazos hacia el menor, quien no dudo en dejarse rodear por la calidez del hombre que amaba. -Vamos a dormir, no deberías desvelarte.-

El mayor se recostó sobre su amplia cama, llevando el, ya no tan ligero, cuerpo de su omega. Se acomodaron de forma en que el moreno tenía su espalda pegada al amplio pecho del castaño, con este rodeándole la cintura, mientras le acariciaba el vientre.

-Así quería estar.- murmuró el omega acurrucándose entre los firmes brazos que con tanto amor lo rodeaban.

-Yo también mi dulce omega.- el pálido escondió su rostro en el cuello del menor, aspirando su embriagante aroma a moras y manzanilla, uno muy tranquilizador. -Hueles delicioso.- gruñó el alfa con gusto.

-A mi también me gusta como hueles tu.- confesó el tímido omega, sintiendo su cara arder al recordar cómo una vez trató de tomar una de las camisas de Mew para olerla cuando estaba necesitado.

El mayor ansiaba poder acariciar todo el hermoso cuerpo de su pareja. Pasaba algunas noches rememorando lo sensual que era su cuerpo desnudo, aún con su creciente vientre. Pero después del accidente en las escaleras, temía que hacer cualquier cosa sexual pudiera dañar a su cachorro y a Gulf.

-Duerme, nene.- el alfa dejó un beso en la mejilla del menor y decidió dormir, pues si seguía pensando en las eróticas imágenes de su mente, terminaría haciendo algo de lo que se podría arrepentir.

-Buenas noches, alfa.- murmuró el moreno algo adormilado.

-Buenas noches.- Mew se durmió de inmediato con el dulce aroma llenándolo.

Dormir entre los brazos del pálido había sido la mejor experiencia de su vida. Ahí entre esos brazos era donde pertenecía, lo sabía y lo sentía en todo su ser, con cada dulce toque que el hombre le daba a su cuerpo con tanto amor y esmero.

👶🏻

Las mañanas juntos eran las más dulces y románticas. Se despertaban entre amorosos besos y palabras cursis de cuanto se amaban y se extrañarían en el día.

Pero eso no cambiaba que el alfa tenía que luchar todos los días con su lado animal para no restregar su erección mañanera contra el hermoso y firme trasero que se pegaba a su pelvis toda la noche.

-Mew.- murmuró un Gulf adormilado, removiéndose algo incómodo entre los brazos del mayor.

-¿Que sucede, nene?.- preguntó el mayor despertando al escuchar el llamado de su omega, pues siempre estaba al pendiente de cualquier cosa que este pudiera necesitar.

-Mghh.- gimoteó el omega, restregándose contra el fornido cuerpo de su alfa.

-¿Gulf?.- cuestionó confundido el pálido, levantándose un poco para poder ver el rostro de su novio, totalmente dormido. -Esta soñando.- murmuró sorprendido.

-Mghh Mew.- gimió el menor y entonces el alfa entendió todo. Su pequeño estaba teniendo algún sueño húmedo con él.

-Pequeño travieso.- susurró el mayor pegando más su cuerpo al del moreno, escuchándolo gemir bajo.

One Shots - MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora