Encuentros de pasillo

31. El diario de Alex Harper

Comenzó a sonar mi teléfono. Todos me miraron. Lo tomé rápidamente. Era Neil.

— ¿Está todo bien?— dije angustiado.
— Acaban de ver el auto donde va Jimi saliendo del estado. Lo vamos a seguir. Necesito que le digas esto al jefe y que él se encargue de que los de la interpol no lo sepan o pensarán que Jimi está tratando de escapar y ordenarán a todas las unidades que los persigan.
— Ya veo— dije—, no saben dónde está Jimi pero seguirán buscándolo y probablemente te quedarás a dormir por ahí en algún lugar, entiendo.
— ¿Qué?— dijo—, ¿De qué hablas?
— Cuidaremos de Zac así que no te preocupes. Ahora estamos en casa de los padres de Jimi pero nos iremos porque él debe descansar así que todo estará bien— dije un poco nervioso, todos me miraban.
— ¿Los de la interpol están ahí?— dijo sorprendido.
— Sí— dije—. Zac sí se tomó sus medicinas. Estaremos bien.

Se quedó en silencio unos segundos.

— Sólo necesitamos un poco de tiempo— dijo—. Lo encontraremos. Lo juro. Y Alex... te amo.

Eso me hizo reír. No me lo esperaba.

— Llámame más tarde— le dije—. Y también te amo.

Después terminé la llamada. Guardé mi teléfono.

— Era Neil— dije—. Le preocupaba Zac pero le dije que está bien.
— ¿Aún siguen buscando?— dijo la mujer—, el agente Campbell es alguien demasiado insistente. No importa qué haga o diga, el camino que eligió James no cambiará. Ya es demasiado tarde para cualquier cosa.
— Jimi es buen niño— dijo John—. Estoy totalmente seguro de que sin importar qué le pase, él hará lo correcto porque es incorruptible.
— Señor, nadie en este mundo lo es— dijo el hombre—. El poder usualmente saca lo peor en las personas. Y su hijo tiene mucho poder ahora.
— Eso no es cierto— dijo Zac—. El poder no saca lo peor de la gente, sólo revela lo que son de verdad. Jimi ya ha tenido poder y lo dejó porque no lo quería, sólo deseaba salvar a sus amigos. Lo mismo pasará. Él no investigaba cosas sobre ese supuesto rey para tomar el puesto, lo hacía por otras razones. No sé cuáles pero sí sé que no es un villano.
— Sí, hablan de él como si ya no recordaran que salvó a mucha gente— dijo Laura—. Yo incluída. De no ser por él, ya estaría muerta.
— Entonces lo descubriremos pronto— dijo el hombre.

La mujer tomó su teléfono.

— Más pronto de lo que pensábamos— dijo ella—. Con el riesgo de fuga, nuestros superiores ordenaron que si James no aparece mañana, giremos una orden de aprensión federal.
— ¿Qué?— dije sorprendido.
— ¿Quién ordenó eso?— dijo Wallace.
— Son órdenes directas del secretario de estado— dijo ella—. Por que sí, esto ya se está volviendo una crisis federal.
— Y todo por un niño— dijo el hombre mientras se levantaba—. Bien, los veré mañana.

Salieron. Victoria y John los siguieron. También los demás, probablemente para suplicarles que no hicieran eso.
Miré a Wallace, que se quedó adentro mirando una fotografía enmarcada de Jimi que estaba encima de un mueble. Me acerqué. Me miró.

— ¿Puedes hacer algo?— le dije.
— No le agrado al secretario de estado— dijo.
— ¿Qué? ¿Y entonces qué haremos?— dije totalmente asustado.
— Se me ocurrirá algo— dijo—. Por suerte le agrado al presidente.
— Qué bien.
— Esto sólo funcionará si Jimi no ha hecho nada tonto. Si resulta que las suposiciones de los agentes son ciertas... no habrá nada por hacer.
— Jimi no es malo— dije.
— Entonces reza porque no cambie de opinión— dijo y salió de ahí.

También salí. Fui detrás del jefe. Le pasé el mensaje de Neil.

— Quieren tiempo, eso les daremos— dijo el jefe.
— ¿Pueden hacerlo?— dije.
— Inventaremos algo— dijo él.
— ¿Y está bien que haga eso?
— Jimi es un buen chico que ha tenido una vida muy injusta. Si lo encierran sólo aumentará la injusticia. He hablado con él. Lo vi en rehabilitación. Quizá ahora volvió a beber pero no habían indicios de drogas. No las ha tocado. Es fuerte como ninguno. Y una persona así que pelea desesperadamente por vivir y salir adelante necesita apoyo, no que lo metan a prisión. Si lo persiguen lo obligarán a huir. No dejaré que eso pase.