¿Así se siente amar? (Billdip)

Capítulo 9.- EMBOSCADA

El menor volvió en sí al recordar la razón por la que fue.

- ¿Qué sucedió?- le preguntó al pelinegro.

- Estaba buscando algo de utilidad cuando apareció esa cosa y me rasguñó- mostró su brazo- me dolió, así que grité y llegaste tú, gracias por salvarme.

- Tenemos que ayudar a los demás.

Salieron de donde estaban viendo a cierta cantidad de personas agrupadas en la calle siendo rodeadas por varias criaturas.

No tardaron en ser agarrados por la espalda y arrojados al montón, el de suéter de espaldas y el castaño de frente, par lo cual su caída le dio algunos raspones.

- ¡Hemos reunido un festín!- festejó uno de ellos recibiendo gritos de felicidad de sus compañeros- el amo Bill estará orgulloso.

- No nos maten- suplicaron algunos humanos mientras otros levantaban a su líder, este distinguió que el grupo de Candy también estaba ahí

- Que patéticos- se adelantó viendo al mounstro e identificándolo como Chupete- si quieres lastimarlos tendrás que matarme primero- se posicionó frente a todos, viendo seriamente como las criaturas se reían y burlaban.

- Bien- aceptó golpeando su mejilla, a lo que el chico tomó su brazo y lo dislocó en un movimento rápido.

El ser lanzó al niño ala multitud, este trató de reducir el impacto sin éxito.

Había golpeado su costado con una piedra de por ahí, sujetó la zona adolorido, había cometido un error al confiar en sus habilidades.

- Voy a matarte, saco de carne.

- N-no será tan fácil- se pusó de pie con dificultad, su ropa estaba rasgada, tenía un golpe en la mejilla y un hilo de sangre escurría de sus labios, su paso era lento y no soltaba su costilla dañada en ningún momento- y no me llames de esa forma

-Oh ¿Te ofendí?- se burló- debo admitir que duraste más de lo esperado ¿cómo te llamas?

- Dipper Pines.

Ante esas sencillas palabras sintió su piel erizarse y el temor hundirlo, todos se miraron.

Antes de que pudieran correr vieron una luz a sus espaldas seguido de una voz que apesar de no sonar molesta los hize temblar.

- ¡Ya llegó el rey de las fiesta!- miró a los otros para luego voltear a las personas.

Todos cubrieron al chico para protegerlo, ya había sufrido mucho por ellos.

- Miren esto, parece que si supieron traben han juntado muchos human...- se quedó en silencio al oír entre tantos pensamientos uno en particular- apartense- ordenó.

- De todos modos vas a matarnos- ante esa respuesta todos salieron disparados a diferentes direcciones a excepción de uno.

- ...- examinó al joven de ojos café enrojeciendo cada vez más- ¿Quién te ha hecho esto, Pino?- habló en voz baja para disimular su enojo.

- No te interesa, Bill- no quería que las personas creyerolan que era un traidor.

- Está bien- miró a sus secuaces- si se entregan voluntariamente les daré una muerte rápida y casi sin dolor.

Nadie dijo nada.

- ¡Chupete!- lo llamó haciendo estremecer a tedos y aún más al nombrado.

- N-no fue mi intención, amo Bill- se arrodilló sin dejar de temblar.

- Se los dejé muy en claro, ahora abstente a las consecuencias- elevó su mano para chasquear los dedos, pero fue detenido por el pequeño.

- No lo hagas, fuí yo quien se metió en esto, solo son unas heridas- le habló dulcemente.

- Tienes una costilla rota- afirmó mirando cada parte de su cuerpo- él pudo matarte ¿por qué quieres perdonarlo?

- No lo perdones, solo dale otro castigo.

-Dime uno mejor que hacerlo retorcerse del dolor hasta morir y lo considerare.

- Humillalo, haz que deseé morir, solo así se arrepentirá- no le gustaba esa idea, solo quería salvar a la criatura.

- Me encanta tu idea- dirigió su vista al ser que tenía enfrente- un humano acaba de salvar tu vida, deberías agradecerle.

- Gra-gracias- su voz sonaba quebrada- así no, quiero que te inclines hacia él, beses sus pies y supliques su perdon.

Decir que eso los sorprendía era poco, tanto mounstros como humanos estaban incrédulos.

Pero el niño solo pensaba en una manera de salvar la vida de la criatura y a la vez convencer a las personas que no los estaba traicionando.