╣𝟶𝟹╠

1.2K 111 1
                                    

Haruka

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Haruka

—¿Era necesario casi tirar abajo la puerta de mi apartamento?— bostece mientras estiraba mi cuerpo — Mínimo me hubieras avisado ayer por la tarde, Yuu.

—A-ah, sí es que me había… olvidado— murmuró igual de somniolento que yo.

—¿Y por qué vienen esos tres con nosotros? No recuerdo haberte pedido que los traigas.

—¡Permiso para mandar a Yuu-chan al frente, Kurō-san!— exclamó Keigo con diversión.

—Ni se te ocurra— amenazó Yumiko teniendo un repentino arranque de energía, como si el sueño se le hubiera disipado con esas simples palabras.

—Te escucho.

—¡Yumiko no quería traerte hasta aquí!— se adelantó Binnie a hablar en lo que su hermano menor se aclaraba la garganta para generar suspenso.

«Kurōki-san no perderá su tiempo con gente como ustedes» — habló Natsuo imitando el tono de Yuu — Se lo dijo a cuatro cejas-kun.

—¿Mitsuya?— alcé una ceja, el peliblanco asintió con emoción.

—Y Yuu-chan fue indignado a contarnos a nosotros, por eso fuimos a buscarte.

—Asquerosos traidores.

Novena regla de Kurō: “Nunca molesten a su capitana en la mañana a no ser que quieran morir”— balbuceo.

—¡Esa regla no existe!— se quejaron a coro.

—Coman mierda, yo soy quien manda aquí— les saque la lengua —. Aún así la novena regla se trata de intentar ocultarme cosas como éstas, Yumiko.

—Lo siento, simplemente pensé que ya teníamos suficiente con nuestra venganza como para unirnos a su guerra— alegó.

   Rodé los ojos. Estos cuatro pretendían tirar abajo la puerta de mi hogar a primera hora del día con el pretexto de que teníamos reunión con Sano y su vicepresidente de pandilla; Ryuguji Ken. Quería matar a alguno por interrumpir mis preciadas horas de sueño un Lunes cuando teníamos clases solo durante la tarde.

—Aún así no entiendo que hacen ustedes tres aquí — pasé por alto al pelirrojo y observé al resto.

—Soy el vicepresidente— se defendió Natsuo.

   Asentí dándole la razón y alcé una ceja en dirección a los hermanos Bin buscando su respuesta.

—Queremos ver a Draken— respondieron como si fuera lo más obvio.

   Si alguien iba a morir, sería alguno de esos dos, los más escandalosos a la hora de despertarme para salir.

—¿Un restaurante?— alcé una ceja al ver a mis cuatro amigos ingresar a el comercio — Podemos comer después, ahora debemos ir con Mikey.

𝑳𝒂 𝑮𝒂𝒕𝒂 𝑬𝒏 𝑬𝒍 𝑻𝒆𝒋𝒂𝒅𝒐 | ᴮᵃʲⁱ ᴷᵉⁱˢᵘᵏᵉWhere stories live. Discover now