➻ ❝ Cᴏᴍᴘᴀɴʏ Kɴɪɢʜᴛ.. ❞ | ѕσυуα кαωαтα/αηgяу χ ℓє¢тσяα.

❑˚ ིྀ Chapter One.

Cualquiera que lo piense si quiera un poco, pensará que el suyo fue un encuentro un poco extraño y el peculiar inicio de una amistad.

Cada historia comienza por el principio, ¿No? Pues ésta no será la excepción así que vamos un par de meses atrás...

Te encuentras sentada frente a tu madre, una expresión estoica yace en sus rostros. Ambas mirándose con tanta intensidad que los empleados de aquel lugar prefirieron salir de la sala de estar para darles su espacio, y a su vez, no terminar metidos en aquella disputa.

Incluso tu padre llegó pensar en salir de la sala debido al tenso ambiente, pero no, él se mantuvo firme en su lugar.

—_______. / Mamá. —ambas se nombran al mismo tiempo.

Tu madre alza su mano y esa es señal suficiente como para que cierres la boca y no emitas no un sólo sonido.

—_______. —vuelve a nombrarte.

—¿Si, madre? —le respondes, porque sabes que si no lo haces probablemente esto será peor.

—Ese fue el quinto chico que se fue en este mes. —espeta tu madre, volviendo su mirada más intensa— Dime _______, ¿Por qué te empeñas en alejar a todos los chicos de ti? No te llevas bien con las chicas así que, en su lugar, decidimos darte caballeros de compañía porque creímos que sería más facil para ti relacionarte-...

—Yo-...

—Silencio, aún estoy hablando. —la mayor hace un ademán de un cierre y tú, automáticamente, cierras la boca. Tu madre deja salir un hondo suspiro antes de mirarte— ¿Por qué no puedes simplemente adaptarte a uno de ellos? No te estamos pidiendo que los desposes, pero debes tener a una dama o un caballero de compañía para que esté contigo todo el tiempo posible, ¿Por qué haces que ese simple trabajo sea tan difícil?

Alzas la mirada y la observas a los ojos, sin decir una sola palabra. Tu madre se cruza de piernas y asiente con la cabeza, permitiéndote hablar.

—¿No se supone que ellos deben adaptarse a mí? Son mi compañía, después de todo. —cruzas tus brazos sobre tu pecho, sin dejar de ver a tu madre— Pero todos eran tan monótonos, me aburrían demasiado rápido... No me gustaban. No los quería.

—Eres muy caprichosa, _______. —tu madre acaricia su frente con sus dedos, frustrada.

—En ese aspecto salí a ti, ¿No?

Y sólo esas palabras crean una nueva e intensa competencia de miradas entre ambas.

—¿Y si dejamos que ella elija su dama o caballero de compañía? —interviene tu padre, y ambas miradas se posan en él haciendolo flaquear un poco.

Todo queda en completo silencio, ambas mirando a aquel hombre que comenzó a arrepentirse de abrir la boca.

Hasta que, de repente, te pones de pie y le sonríes ampliamente.

—Esa es una... Increíble idea, papá.

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Así que aquí te encuentras, en el centro, buscando a alguien con quien puedas pasar el rato y no aburrirte al hacerlo. Por lo que, la persona que pueda entretenerte será tu próxima compañía.

Sin embargo, en el momento en que das un paso hacia adelante chocas contra alguien, un chico.

—Lo siento mucho. —murmuras, alzando la mirada para verlo.

Inevitablemente, lo primero que tus ojos captan es su cabello. Sonríes al verlo.

—A-ah, no.. Discúlpame a mí... —lo escuchas decir, pero tu mirada sigue fija en su cabello.

Quieres tocarlo.

—Déjame tocar tu cabello. —le pides, así sin más, siendo tan directa como siempre.

Tus ojos finalmente bajan a su rostro y observas su expresión, parece molesto pero... Es bastante tierno.

—¿Qué? —él pregunta incrédulo, no sabiendo si escuchó mal o alguna otra cosa.

Sonríes nuevamente y te acercas un poco más a él.

—Quiero tocar tu cabello. —dices nuevamente y ves como su ceño se frunce aún más— ¿Puedo?

Ambos se quedan en silencio, y es bastante normal, él está confundido por tu petición pero tú sólo esperas su repuesta, esperas un sí.

No obstante, él da unos cuantos pasos hacia atrás, se aleja de ti y eso te confunde.

—¿Sucede algo?

—No te... —él vacila un poco al hablar— No te dejaré tocar mi cabello.

Tu sonrisa se desvanece lentamente y lo observas con algo de molestia; tu cabeza se inclina un poco hacia un lado, aún sin dejar de verlo. Eres caprichosa, no aceptas un "no" como respuesta y eso es algo que muchas veces sueles odiar de ti.

Te acercas a él de nuevo, hasta que su rostro y el tuyo quedan a escasos centímetros. Miras su expresión y el como se nota nervioso por tu cercanía.

Ahora quieres pellizcar una de sus mejillas.

—¿Cual es tu nombre? —indagas, aún seria y sin despegar tu vista de sus ojos.

Él lo piensa, pero cuando ve que te acercas aún más, no duda en contestar.

—Souya... Kawata... —te alejas, sólo un poco, cuando obtienes su respuesta.

Lo observas, de pies a cabeza, y él no puede evitar sentirse inspeccionado. No puede evitar sentirse un poco juzgado..

—Te quiero a ti. —murmuras y eso hace que su ceño se frunza aún más, ésta vez con confusión.

—¿Uh?

No tardas en volver a sonreír.

—Serás mío, tenlo por seguro.

Y sin más, te das la vuelta, dejando a aquel peli-azul con un corto circuito debido a tus palabras. Él parpadea un par de veces y gira a verte, ve como te alejas de él cada vez más y no puede evitar pensar que ya te había visto antes, pero no lo recuerda.

Souya se alza de hombros y decide continuar con su día con normalidad. Quizás lo confundiste con otra persona así que, por lo tanto, no te volverá a ver...

Vaya, realmente no sabía en lo que acababa de meterse...