❑˚ ིྀ Chapter Eighteen.

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Abres las puertas de la sala con brusquedad, queriendo que noten tu presencia una vez des un paso dentro

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Abres las puertas de la sala con brusquedad, queriendo que noten tu presencia una vez des un paso dentro.

Caminas a pasos calmados hacia ellos quienes se encuentran sentados en los sillones de la sala, están esperándote y tú lo sabes. Te detienes una vez estás frente a uno de los sillones individuales y los observas a todos, a las tres personas que están en aquel lugar.

—Mamá, papá... —miras a la mujer a tu costado— Tía Anne... —tomas asiento en el sillón, manteniendo una postura recta— Siento la tardanza.

—Tch. Una dama no hace esperar a las personas, _______. —menciona tu tía, mirándote con el ceño ligeramente fruncido— Y menos si es una [T/A]. Tienes una reputación que cuidar, ¿Lo sabes, no?

—... Sí, ya lo sé... —la miras de soslayo antes de volver a ver a tus padres, a tu madre siendo más específica— Así que, ¿A qué se debe esta... Reunión?

—Me comentaron que rechazaste a Christopher, tu prometido desde hace años. —continúa tu tía— ¿Es eso cierto?

—Lo es. —afirmas, sin dudarlo ni un poco.

—¿Por qué?

—Por que Christopher no me gusta. —en cuanto dices aquello un fuerte golpe se hace presente en el lugar, tu tía había golpeado la mesa con la palma de su mano, sin embargo todos se mantienen tranquilos, ni siquiera se exaltaron por tan repentina acción.

—Esto no se trata de si te gusta o no. —comenta Anne, y no te sorprende el veneno en su tono de voz— La familia de Christopher tiene una de las más grandes compañías multinacionales, y todo ese dinero y las compañías pasarán a él cuando cumpla 18 años, ¿Sabes cuanto beneficiaría eso a nuestras empresas?

—¡No hables en plural! ¡Son las compañías de mis padres y pronto serán mías! —te levantas bruscamente del asiento, también golpeando la mesa con ambas manos— ¿Crees qué me importan esas empresas y la herencia? ¿Crees que era feliz estudiando día y noche sobre negocios que no me importaban? —le das una mirada a tu tía— Me casaré con Christopher, ¿Y luego qué? ¿Viviré un vida que no quiero para cumplir con tus caprichos?

La mujer suelta una risa irónica, mirándote incrédula.

—¿Me vas a hablar de caprichos? ¿Tú?

—Así es tía, yo te hablaré de caprichos así que siéntate y guarda silencio. —tu mirada se vuelve seria, siendo indescifrable para los presentes en el lugar. Tu tía lo piensa un poco, pero al final toma asiento y te observa— Soy muy caprichosa, y eso lo sé... ¡Lo sé perfectamente, maldita sea! —vuelves a golpear la mesa con tus manos.

—¡_______! —tu madre finalmente habló, alzando la voz— ¡Cuida tus modales y palabras!

—¡Al demonio con eso! ¡¿Querían hablar conmigo, no?! ¡Pues ahora tendrán que escucharme! —gritas, sorprendiendo a tus parientes por aquella exclamación— Estoy cansada, ¿De acuerdo? Estoy cansada de estar bajo presión por este estúpido apellido. ¿Creen que yo quise estudiar todo sobre las empresas? ¿Creen que quise dirigirlas en primer lugar? —miras a tus padres— ¿Alguna vez... Pensaron en lo que yo quería?

Silencio.

Es lo único que hay en el lugar, nada más que un amargo silencio.

—Lo sabía. —murmuras, casi con desagrado y tristeza— Esta familia está rota, siempre lo ha estado.. No piensan en nada más que en ustedes mismo, sin importarles los sueños o ideales de los demás... —sueltas un suspiro, bajando la cabeza hasta tus manos que aún yacen en la mesa— ¿Saben por qué de repente quise tener una dama o un caballero de compañía? ¿Por qué insistía tanto en ese... Capricho?

—Porque leíste esa estupidez en un libro de princesas. —responde Anne, rodando los ojos mientras se cruza de brazos.

Niegas con la cabeza a sus palabras, riendo amargamente por ello.

—No tía, no es así. —farfullas, volviendo tus manos puños sobre la mesa— La razón por la que repentinamente quise un acompañante.. Es porque me sentía sola...

—Niña malagradecida. —Anne se levanta abruptamente, mirándote con enojo— Siempre obtuviste todo lo que querías: ropa, juguetes, dulces, todo era tuyo si así lo querías. ¿Cómo te atreves a decir eso?

—... ¿Y qué hay del afecto? —murmuras, llamando la atención de los tres al instante— ¿Qué hay de las tardes en familia? ¿Qué hay con querer que me escuchen? ¿Qué hay de mis padres? ¿Alguna vez los tuve? ¿Alguna vez... Estuvieron para mí, para escucharme?

—Cariño...-

—No, ¿Verdad? Nunca estuvieron para mí, para brindarme un abrazo o para darme un beso de buenas noches. —continúas, interrumpiendo a tu padre— Tenía juguetes, tenía dulces y ropa, tenía todo en mis manos y por eso me decían caprichosa, por lo escandalosa que era al no obtener lo que quería.. Pero, ¿Alguna vez se detuvieron a pensar en porqué hacía tantos escándalos? ¿En porqué de pequeña daba tantos problemas? ¿Alguna vez pensaron que lo material no podría llenar el vacío que deja su desinterés emocional?

—_______...-

—No, está claro Nunca se pusieron a pensar en eso. —empuñaste tus manos— Tenía muchas cosas pero siempre quería más, ¿Saben por qué?

—Hija...-

—Porque creí que si pedía cada vez más... Algún día mis padres dejarían de darme esa basura y notarían lo que en verdad quería... Era un maldito abrazo, un: "Estamos orgullosos", un:"Buenas noches, hija". Pero nunca lo notaron, ¿Verdad? Lo único que les interesa es su estátus, su apariencia ante los demás, sus empresas... Nunca se interesaron en mí, en lo que yo realmente quería... —haces una pausa— Así es, mamá, papá, tía, soy caprichosa y lo sé, pero, ¿Saben? Mis caprichos jamás obligaron a una persona a tener que ser alguien que no quería ser.

Caminas hacia la puerta, no escuchando ruido de fondo, tan sólo hay un agobiante silencio en la habitación. Cuando llegas a la puerta de la sala, la abres aún manteniéndote dentro del cuarto.

—En verdad... Siento no ser la [T/A] perfecta que esperaban que fuera...

Y así, con esas últimas palabras, sales de la habitación, cerrando la puerta detrás tuyo.

Caminas a pasos apurados hacia tu habitación, sacando tu teléfono de tu bolsillo. Entras a tus contactos pero las lágrimas en tus ojos hace que ver los nombres sea difícil, sin embargo, no mucho después encuentras su contacto así que lo dudas en marcar.

¿Aló? —su voz se escucha a través del móvil.

Hey, hola... —murmuras, limpiando las lágrimas con tu mano desocupada.

¿_______?

—Sí, soy yo... —continúas— ¿Recuerdas... Cuando dijiste que cuando quisiera olvidarme de todo simplemente lo hiciera...?

—Mhm... ¿Qué con eso?

—¿Cómo puedo... Relajarme y olvidarme de todo?

 Relajarme y olvidarme de todo?

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