➻ ❝ Cᴏᴍᴘᴀɴʏ Kɴɪɢʜᴛ.. ❞ | ѕσυуα кαωαтα/αηgяу χ ℓє¢тσяα.

❑˚ ིྀ Chapter Two.

Siempre obtuviste todo lo que quisiste, no importaba que tan pequeño e insignificante fuera, siempre lo obtuviste sin ningún problema.

Son contadas las personas que alguna vez te dijeron "no" y esa palabra es como si fuera algo putrefacto para ti, algo horrible. Por eso, cuando él te negó una petición hiciste todo lo posible para reprimir tu enojo.

Pues bien, si no te dejaría tocar su cabello... Cuando sea tuyo lo harás, tocarás su cabello, sus mejillas... Sus labios... Todo él será tuyo y sólo tuyo...

El sólo pensarlo te hace sonreír.

Es cierto que nunca tuviste que pedirle nada a nadie, nunca tuviste que hacer demasiado para tener todo lo que sea que quisieras en bandeja de oro. Pero, el que te nieguen algo, de vez en cuando puede ser interesante...

El chófer abre la puerta del auto negro frente a ti y tú entras en el, acomodándote en los cómodos asientos del auto. Al poco tiempo, el chofer toma asiento en el lugar del conductor y te observa por el espejo retrovisor.

—¿A dónde, señorita? —pregunta, aún mirándote.

—A casa. —es lo único que respondes. Y, sin más, el chofer arranca en la dirrecion pedida.

Todo está en completo silencio y nuevamente piensas en aquel chico, e inevitablemente, lames tus labios con una sonrisa.

—Parece que encontré algo interesante... —murmuras, tomando uno de los malvaviscos que hay en el auto, en un pequeño estante bajo las ventanas blindadas.

Llevas aquel malvavisco a tu boca y lo atrapas entre tus labios antes de meterlo a tu boca por completo.

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Abres la puerta de la oficina de tus padres y los observas. Tu madre está en el escritorio, atenta de su computadora y tecleando de vez en cuando; y tu padre está sentado en el sofá de terciopelo rojo que hay en la habitación, revisando los papeles que tiene en manos.

Ambos alzan la mirada para verte por unos segundos antes de volver a lo suyo.

—¿Ya encontraste a alguien, cariño? —cuestiona tu padre y tú sonríes.

—Esa sonrisa quiere decir que sí. —tu madre deja de teclear y te observa por sobre los lentes que usa cada vez que usa la computadora— Pero por algo estás aquí, ¿Verdad? ¿Qué sucede?

—Quiero saber sobre alguien. —contestas, adentrándote en la habitación.

—¿Sobre quien? —ésta vez cuestiona tu padre, dejando los papeles a un lado para tomar otros que estaban en la mesita frente al sofá.

—Sobre el chico que será mi acompañante.

—¿Estás segura? —tu madre cierra la laptop por completo y te observa con seriedad— Si ese chico te deja como los demás o te aburres de él, me aseguraré de enviarte con mi hermana. —haces una mueca ante esa idea— Quizás allá estés más tranquila y no des problemas.

—Estoy segura, lo quiero a él.. Quiero que sea mío, sólo mío~ —tarareas, sosteniéndole la mirada a tu madre—. Y no será necesario que me mandes con la tía Anne, él se quedará conmigo.

—¿Y tú no te aburrirás de él? —te alzas de hombros ante la pregunta de tu madre. Ella rueda los ojos y vuelve a abrir la computadora para continuar con lo suyo— Te lo advierto, deberás quedarte con él por al menos cinco meses. Si lo dejas ir antes, te mandaré con Anne.

—Está bien.

Tu madre suspira y con la cabeza señala una cajonera que está en un rincón de la sala. Sonríes y te acercas a la cajonera, abres el último cajón y sacas el portátil que yace ahí para cerrar nuevamente el cajón, vuelves a caminar hacia la puerta con el portátil en manos y la abres cuando estás cerca.

—Una hora. —escuchas a tu madre cuando estás a punto de salir de la habitación.

—Entendido.

No pusiste problemas, después de todo, tan sólo diez minutos son más que suficientes.

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—Souya Kawata... Aquí está. —das click en la carpeta y toda –la gran mayoría– de su información aparece en la pantalla del portátil.

Sonríes y tomas tu teléfono para tomarle foto a lo que crees más importante. Ya tienes lo que necesitas...

Prepárate, mi futuro caballero de compañía...