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-Y esa es la razón por la que prefiero hacerlo con condón antes que a pelo.Fue una situación realmente embarazosa que no quiero que se vuelva a repetir.

Koko cortó otro pedazo de su filete y se lo llevó a la boca. Inui trataba de ignorarlo tomando de su café. Cuando Koko terminó se limpió con la servilleta y pidió un té para bajar su "desayuno".

-¿Podemos irnos ya? -preguntó impaciente  Inui .

-No hasta que termine el postre.

-¿Por qué has anulado toda la agenda de esta mañana? ¿Qué excusa tienes ahora?

-Te notaba tenso, necesitabas un descanso.

-No me pongas como excusa, esto solo es cosa tuya, buscas cualquier pretexto para liberarte del trabajo y esta vez no pienso cargar con las culpas.

-Gracias -le dijo a la camarera cuando le entregó la tacita de té-  Inui , tómatelo como un día especial, un día para relajarte un poco.

-¿Especial? Esta no es la forma que yo tengo de relejarme.

-Lo sé, estarías mucho mejor con un par de tetas rebotándote en la cara, pero yo no tengo de eso.

-Por dios... - Inui  se llevo las manos a la cara- ¿Podrías dejar de hablar de esos temas?

-¿Por qué? somos adultos, ¿tanto te molesta?

-Si, no es adecuado decir esas cosas en público..

-Nadie nos ha oído.

-¿Y como lo sabes?

Inui apretó los puños. Ese no estaba siendo para nada un día especial. Hace apenas unas horas Koko había soltado uno de sus tantos comentarios en plena oficina, alimentando los rumores contra su persona.

- Inui , quiero que esta tarde vengas a mi casa.

-No pienso ir a ninguna parte.

-No te lo pido como jefe, sino como amigo.

-Ja... no eres mi amigo.

-Sé que hemos tenido nuestros roces, pero admítelo, en el fondo te lo pasas bien conmigo.

-No me lo paso nada bien. Solo me das más trabajo. Y encima...

-¿Encima qué?

 Inui se levanto.

-Olvídalo.

Koko lo agarró por la manga. Impidiendo que se marchara.

-Estás en horario de trabajo, y yo soy tu jefe, no puedes irte así sin más.

 Inui volvió a sentarse a regañadientes. Koko dio un sorbo a su té.

-¿Tienes novia? -preguntó Koko.

-Eso no te importa.

-Quiero saberlo.

-¿Para qué?

-Para saber si tengo o no competencia.

-Escúchame bien - Inui se puso mucho más serio - nunca vamos a tener una relación fuera del ámbito profesional. Yo nunca dejaré que me pongas la mano encima y por supuesto nunca se me pasaría por la cabeza salir contigo y mucho menos acostarme contigo. Así que deja de hacer comentarios respecto a eso.

-Sigues molesto por lo que pasó en la oficina, ¿verdad?

-Molesto es decir poco.. Porque...

Inui respiró hondo y apretó los labios. No quería decir nada, no quería enfadarse más de lo que ya estaba y no quería perder los nervios delante de él otra vez.

-Que no te moleste lo que los demás piensen. Al fin y al cabo, qué más da.

-No se trata de eso...

-¿Estás triste? ¿Vas a llorar por lo que piensen de ti un par de idiotas?

-¡No es eso!

-¿Y  qué es?

-Tú... ¡Lo hiciste a propósito para humillarme! Al igual que me pusiste en ridículo el fin de semana. Cruzas la línea siempre que tienes la oportunidad y si sigues tirando es posible que no lo soporte más.

Koko bebió lentamente de su taza sin mirar a Inui. Cosa que lo cabreo profundamente porque parecía que lo ignoraba.

Inui volvió a levantarse, esta vez su jefe no lo detuvo y se marchó, solo fue al baño. Allí se lavó la cara y las manos. Estaba muy nervioso, pero no iba a llorar esta vez. Se puso una mano en el pecho y se dijo a sí mismo que cuando llegara a casa se tranquilizaría como es debido.

Cuando volvió a la mesa Koko no estaba, pero sí la cuenta. Aún por encima  Inui tuvo que pagarle la comida al millonario de su jefe.

Cuando le devolvieron la tarjeta recibió una llamada. Era él.

-¿Dónde estás? -dijo Inui  nada más descolgar.

-Hay que preparar los informes del balance del mes. Si no estás en el despacho en 15 minutos date por despedido.

Colgó.

Inui se quedó con la boca abierta, respiró tan profundamente que fácilmente pudo haber aspirado todo el aire del restaurante. Ahora sólo tenía ganas de gritar y maldecirlo de todas las formas posibles.

Agarró su chaqueta y salió a la calle. El coche, por supuesto, no estaba. Tuvo que coger un taxi, pero a media mañana las calles estaban colapsadas. Había atasco y era evidente que no llegaría a tiempo.

Inui le pagó al taxista y se bajó, corrió por las calles como si de una maratón se tratará. Ni él mismo entendía por que se esforzaba tanto. Hubiese sido más fácil no hacer nada y marcharse a casa directamente con el despido bajo el brazo, pero Inui  no era así. Era un luchador que se había matado a estudiar para poder aspirar a un buen trabajo, y un niñato arrogante no iba a minar su moral.

Llegó soplando, pulsando rápidamente los botones del ascensor como si eso hiciera que fuera más rápido. Quedaba apenas un minuto. Se preguntaba si Koko habría medido el tiempo exacto. ¡Pues claro que lo había hecho! Era un loco con demasiado tiempo libre.

Cuando el ascensor se paró en su plante hizo un sprint hasta el despacho y abrió la puerta sin llamar.

Tragó saliva. Miro a los lados. Allí no había nadie. Consultó su teléfono. Había llegado justo. dijo despacho, el despacho. Se refería a su despacho, ¿verdad?

Estaba demasiado cansado como para seguir preocupándose. Fue al mostrador y se sentó en su silla. Revisó los correos, la agenda, atendió un par de llamadas y cuando se quiso dar cuenta ya había pasado más de hora y media.

Se estiró y después metió las manos en los bolsillos. Tenía un papel arrugado, lo sacó y lo observó. Era el numero de teléfono de Takemichi. La verdad era que no pensaba llamarlo, quería evitar cualquier situación incomoda, pero visto lo visto era el único que escucharía con atención sus quejas. A sus amigos no quería cansarlos con anécdotas del trabajo. Más que nada porque era la primera vez que les contó como su jefe lo tomaron por loco a él.

Takemichi podía entenderle y si de verdad estaba colado por él lo escucharía atentamente.  Inui no quería aprovecharse de él o darle falsas esperanzas. Pero quería desahogarse y se dijo a sí mismo que si quedaban le dejaría las cosas bien claras desde el principio.

Koko apareció cuando estaba guardando el numero en su lista de contactos. Venía con las manos en los bolsillos y lo miraba sin ninguna expresión en la cara. Al contrario que  Inui , que le lanzaba mirada de odio infinito.

-Estás aquí -koko se urgí la oreja con el dedo meñique.

-Claro que estoy aquí, me dijiste que viniera o me despedías, llevo más de una hora esperándote.

-Ya... Es que unos niños salían del colegio y había mucho trafico y tuve que parar en el paso de peatones para ayudarlos a cruzar.

-Eres un santo...

-Buenooo, así tuviste tiempo de sobra para llegar.

Inui apretó los puños y se contuvo. Sacó la agenda y decidió que nada más le iba a molestar ese día.

Trabajo imposible {Koko e Inui}Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum