25

4.1K 363 167
                                    

-¿Estás cómodo?

-No, no lo estoy.

-¿Me permites tocarte?

-Si te dijera que no, ¿no lo harías?

-Pues claro que no, no haré nada que no me permitas. Pero luego tendrás que asumir las consecuencias.

-Entonces no tengo elección.

-Siempre tienes elección.

Sus dedos rodaron por la piel de los hombros de Inui y después por su cuello y su pecho, provocando que el joven ayudante se estremeciera ligeramente. Sin sus sentido de la visión todo se sentía más intenso.

-Ponte de rodillas sobre la cama, estarás mejor.

Inui obedeció. Era difícil subirse con las manos atadas a la espalda, pero lo logró. Ahora no sabia muy bien hacia donde estaba mirando, pero no era necesario que lo supiera.

-Tienes un cuerpo bien formado -las yemas de los dedos volvieron a pasearse por su torso desnudo - Podría decirse que eres muy hermoso.

A oídos de Inui, Koko sonaba como un loco, loco depravado y pervertido. No obstante, lo que estaba sintiendo en esos momentos por él no era asco. 

-Vaya, veo que te gustan las caricias.

-Lo que tengas que hacer hazlo de una vez y acabemos con esto.

-Que impaciente, me gusta ir despacio. Y tu no puedes seguir negando que en el fondo te gusta. Te gusta mucho y eso te cabrea. Hace unos minutos me la estaba chupando muy bien, ¿te acuerdas? y estabas muy duro y con la cara sonrojada, me encantó ver tu cara así.

Le acarició la mejilla e Inui se apartó bruscamente apretando los labios.

-Inupi... deja de fingir que esto te desagrada, ambos sabemos que no es así. Tu mente puede negarlo pero tu cuerpo no.

-Cállate y acaba de una vez.

-¿Ya quieres que te la meta?

-Para eso estamos aquí, ¿no? Hazlo cuanto antes mejor.

-No Inupi, no pienso hacerlo hasta que me supliques sinceramente.

-Ni en sueños pienses que voy a hacer tal cosa.

-Oh, si lo harás. Dentro de unos minutos estarás tan excitado que me rogarás porque vaya más lejos.

-Olvídate de eso.

-Oh Inupi... ¿no te he dicho muchas veces que me encanta cunado te resistes? me haces querer ser malo contigo.

Las suaves yemas de los dedos de Koko rozaron su pecho y se pararon en sus pezones. Lo rodearon y pellizcaron suavemente. A Inui se le escapó un gemido cuando Koko apretó un poquito.

Sintió que unas manos se apartaba y volvía algo húmeda. La otra también. Su jefe le había humedecido los pezones y cada vez que alejaba los dedos sentía frio en ellos. Era una sensación extraña para él, no podía controlar su cuerpo del todo.

Su frustración creció cuando Koko dejó de tocarlo. Se alejo, escucho un par de pasos y abrirse un cajón.

Dio un respingo al sentir como tocaba su miembro. Le ató algo ahí abajo, notaba cierto peso.

-¿Que has hecho?-pregunto Inui asustado.

-¿Esto?

Sonó un clic y de pronto una suave vibración recorrió toda su entrepierna y el estremecimiento se extendió hasta su columna.

-Quítamelo por favor... Ah... -no podía hablar correctamente.

-Que te quite qué.

La intensidad aumentó.

Trabajo imposible {Koko e Inui}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora