Trabajo imposible {Koko e Inui}

30

Inui pataleo en la cama, puso la mano en la almohada y gritó hasta dejarse la garganta seca. Se quedo tendido en la cama abrazando la almohada un rato.

Esa cama le aprecia mucho más grande ahora. Acaricio las sábanas justo en el hueco que quedaba a su lado. Se lo habían pasado muy bien ahí.

Cuando se despertaba antes que Koko solía estar babeando con la boca medio abierta y el pelo por delante de la cara. Y aun así estaba guapo el desgraciado.

Se levanto y fue a la pequeña cocina a cocer arroz y el pollo. Pero no tenia apetito, se le había cerrado el estomago.

Comió un poco pero como si no lo hubiera hecho. Tenia el estómago revuelto. Tuvo que volver a la habitación y tumbarse en la cama e inconscientemente volvió a acariciar las sábanas.

~

-¿Seguro que quieres hacer esto?

Koko lo había hecho pasar a la habitación. Se había puesto a fumar un cigarrillo y no lo miraba a la cara. 

Estaba con su albornoz y recién duchado. Koko lo había  llamado a ultima hora como siempre. 

El chico del que no se sabia el nombre estaba ahí, se sentó en la cama y se quito la chaqueta. Koko continuaba fumando mientras miraba por la ventana.

-¿Qué te pasa? -le preguntó el chico.

-No es asusto tuyo. Desnúdate.

El chico comenzó a quitarse la camisa.

-No me gusta hacerlo así, me das un poco de miedo.

Dio una larga calada y lo ignoro. Su mente estaba en otro lado.

Dejo la camisa en una silla y se acerco por detrás a Koko. Lo abrazó por la cintura y pego su cara a su espalda.

-¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?

Koko apago el cigarro en un cenicero y le aparto las manos al chaval. Camino despacio hacia el otro lado de la habitación. Señalo la cama y el chico volvió a sentarse en el borde.

Todo se quedó en silencio. Koko estaba plantado en la mitad de la habitación como una estatua dándole la espalda.

Cuando empezó a inquietarse, éste se dio la vuelta y se puso de pie entre sus piernas. Lo miro fijamente a los ojos y entonces fue cuando chico tenia miedo de verdad.

Koko lo tomó del mentón, girando su cabeza de un lado a otro, examinándolo como si se tratara de un espécimen nuevo.

El chico le tomo la mano suavemente y se metió uno de sus dedos en la boca, como a él le gustaba. Antes de poder lamerlo Koko lo quitó de un tirón. Se lo secó contra su albornoz y le mandó una mirada asesina.

-Vete.

-Lo siento Koko, no volveré a hacer nada sin tu permiso, por favor no te enfades. 

-Vístete y vete.

-Perdóname, sé que he sido malo, puedes castigarme -se puso de rodillas - Asfíxiame, pégame, hazme lo que quieras.

-Vete...

-Por favor... lo siento...

-No es por lo que has hecho... levanta...

Se levantó. Sus ojos estabas vidriosos, pero no iba a llorar.

-Has sido un buen compañero estos años, pero se acabó.

-Ahora que habías vuelto a llamarme... ¿por qué de repente me dices todo eso?