Gravity | GyuWoo

Un deseo cruel

Entrada la noche, el ambiente se torna un poco más tranquilo en la mansión, ya que la cena transcurre con inhóspita placidez, incluso si horas antes las cosas resultaron por demás desagradables y agresivas entre los primos Kim.

Todos se han reunido en la espaciosa mesa del comedor para disfrutar de la exquisita comida; varios platillos especiales fueron preparados por la repentina, pero muy grata, llegada de Myung Soo.

Woo Hyun se ha sentado al lado de Sung Kyu, como siempre suele hacerlo, y el otro joven alfa se ha encargado de ocupar la silla frente al omega para no perder de vista su precioso rostro.

—Piénsalo un poco más, Myung Soo —dice de pronto la señora Kim con sus suplicantes ojos puestos en su sobrino favorito—. Eres bienvenido el tiempo que quieras en esta casa.

—Lo sé, y de verdad te lo agradezco mucho, tía, pero ya he pagado por adelantado mi estadía en un hotel y, además, tengo algunos asuntos que atender fuera de la ciudad, así que prefiero quedarme ahí. No lo tomes personal, por favor —explica intentando razonar con la insistente mujer.

Y no es del todo mentira que tiene cosas que hacer, puesto que espera aprovechar estos días para visitar a algunos de sus más queridos amigos, porque, incluso siendo una persona un tanto reservada y poco sociable, Myung Soo ha conservado un par de buenas amistades desde que era un adolescente.

—De acuerdo, ya no insistiré, pero, si cambias de opinión, recuerda que puedes quedarte.

Sonriendo, Myung Soo toma el tenedor que descansa al lado de su plato para empezar a comer el delicioso postre. Su mirada se concentra entonces en los graciosos movimientos que hace Woo Hyun al intentar picar con el cubierto el trozo de tarta de su propio plato, y luego contiene la risa cuando el pedazo de pastel brinca y termina embarrado en el pulcro mantel.

—No creo que cambie de opinión, tía, pero, esta noche saldré a divertirme un poco con Woo Hyun. Tal vez vayamos a un karaoke o al boliche.

Y ese súbito comentario llama la atención del omega y por supuesto la de Sung Kyu, quien no se molesta siquiera en ocultar que la idea le irrita en absoluto. Frunce el entrecejo ante la absurda afirmación y sabe que Myung Soo sólo lo hace para fastidiarlo, pero no quiere darle el gusto de ver que se muere de celos por tan descarado plan.

Por su parte, Woo Hyun está seguro de que Myung Soo no le mencionó nada de eso al llegar, aun así, está dispuesto a salir con él, incluso si Sung Kyu le ha advertido mil veces que no puede hacer nada sin su permiso.

Desafiar a su esposo tal vez se ha convertido en su nuevo pasatiempo favorito.

—Suena genial, Myung. Conozco un buen lugar para cantar; sé que te encantará —dice Woo Hyun con una amplia sonrisa, una que de pronto se transforma en una filosa daga que se clava directo en el pecho de Sung Kyu.

Él recuerda muy bien que Myung Soo y Woo Hyun han estado muy unidos desde que se conocieron. Recuerda haber visto a Myung Soo, hace ya varios años, contemplar a Woo Hyun con la mirada perdida en un anhelo indescriptible. Y aún sin comprender a ciencia cierta cuánto es que su primo desea estar con el omega, sabe que las oportunidades de continuar vengándose de Woo Hyun se minimizan si su primo está cerca. Por lo que, fuera de todo pronóstico, Sung Kyu decide hacer algo que nunca pensó hacer: espiar a Woo Hyun.

Sí. También entiende que una acción como esa es de locos; de alguien que, tal vez, se ha desquiciado. Pero él continúa diciéndose a sí mismo que sólo lo hará porque no puede dejar que Myung Soo convenza a Woo Hyun de irse y arruinar así sus planes de venganza.

«La venganza es mi única motivación», piensa mientras se lleva a la boca un trozo del delicioso pastel.

No puede ofrecerse a ir con ellos así como así; eso sería demasiado extraño, pero no puede permitir que vayan solos tampoco, porque así como conoce a Woo Hyun, también sabe lo vulnerable que puede sentirse en estos momento su joven esposo y que Myung Soo no desaprovechará la oportunidad para consolarlo.