A love for Christmas | kv

❄️ Capítulo cuatro.

Cuando las manos de Jungkook se sujetan en las caderas de Taehyung y él enreda sus brazos en el cuello de éste, no esperaba que un fuerte sentimiento se instalara en su pecho; pues su corazón palpitaba como un loco, capaz de romper su caja torácica si aquello fuera posible. Taehyung sabe a ciencia cierta que tal vez aquel sentimiento es debido al tiempo que ha transcurrido desde la última vez que se vieron, que es algo totalmente normal, ¿cierto?.

Sin embargo; el cerrar los ojos y suspirar la fragancia adherida a la piel de Jungkook, ese dulce olor a cítricos, la calidez que emana su cuerpo al sujetarlo, sentir la respiración de éste contra su cuello dónde Jungkook  ha escondido su rostro, el palpitar de sus corazones que a pesar de ir a galope, se han sincronizado perfectamente bien. Todo ello le trae un puñado de bellos recuerdos de su adolescencia; dónde solo eran unos jóvenes que si bien no tenían idea de la vida y de lo compleja que es; para ambos, todo era fácil solo si se encontraban juntos, pues una cosa de la que Taehyung siempre ha estado seguro es que, Jungkook fue su primer amor, y no se arrepiente en lo absoluto. ¿Cómo lo haría? Si el Taehyung de 17 años de aquel entonces estaba enamorado hasta los huesos de aquel Jungkook de 18 años, y por supuesto, Jungkook también de Taehyung.

¡Por dios! Todo comienza a provocar estragos en Taehyung, pues le es inevitable aumentar su agarre al sujetarse de Jungkook; quien de inmediato lo sostiene con la misma intensidad. Pues Jungkook no está para nada alejado a los sentimientos de Taehyung, puesto que Jungkook se perdió en aquel abrazo y en el olor natural a fresa fresca que Jungkook se sigue preguntando incluso después de tantos años el cómo es posible que Taehyung desprenda tan exquisito aroma del cual se enamoró profundamente en su adolescencia. No es una mentira que entre sus brazos Jungkook se sienta seguro, así como una calidez que no ha sentido hace unos años atrás, una calidez que en vida Nayeon le otorgó.

Y con ella en mente se separa del muchacho, quien con una rectangular sonrisa le mira a los ojos, con su rostro aún anonadado y carmesí.

─No puedo creer que estés aquí Jeon Jungkook, jamás imaginé que nos volveríamos a encontrar después de tantos años ─dijo Taehyung, con total emoción. Jungkook le mira los labios al hablar y suspira pesadamente, esos bordes siguen siendo tan bonitos.

─Lo mismo puedo decir Kim Taehyung, sigues pareciendo el mismo de hace tiempo, no has cambiado en lo absoluto ─responde, devolviendo la sonrisa y la mirada hacia los ojos brillantes de Taehyung.

─Tu has cambiado un poco, ahora luces más formal, tu cabello es más corto y menos rebelde, pero tu rostro sigue siendo el de ese Jungkook introvertido de la preparatoria… ─una de las manos de Taehyung viaja hacia el rostro contrario, acariciando con el dorso de sus dedos la piel de la mejilla de Jungkook, quien no se retira del pequeño gesto. Y Haneul, solo sonríe de forma abismal al presenciar la escena─. Me hace feliz verte, y conocer a tu pequeña Haneul, es bellísima déjame decirte─. Haneul le escucha y sus ojos conectan, pero de inmediato con timidez  ella desvía la mirada a lo que Taehyung sonríe─. Fue un gusto compartir este pequeño momento contigo y tú hija, pero me tengo que ir, debo volver al trabajo.

La calidez de la piel de Taehyung en su mejilla, es reemplazada por el frío aire que se cuela por la ventilación al Taehyung retirar las caricias. Jungkook por una extraña razón necesita esas manos suaves nuevamente en su rostro, al igual que seguir frente a Taehyung, observándolo de cerca, percibiendo su dulce olor y escuchando su melodiosa voz. Por ello, con rapidez y sin pensarlo realmente mucho, enuncia sin tapujos…

─Salgamos a cenar esta noche─. Taehyung abre sus ojos color miel con asombro y las esquinas de sus comisuras se elevan─. Haneul y yo tenemos la tradición de ir al centro comercial, echar un vistazo a los juguetes y salir a cenar juntos a algún sitio acogedor. Sería un placer que tú nos acompañes esta noche.