❄️ Capítulo ocho.

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Un dulce aroma a fresas frescas provoca que inconscientemente hunda su nariz en el objeto que lo desprende; una suave y afelpada manta de ositos. Somnoliento, se cuestiona el momento en el que ha caído completamente dormido sobre el sofá de Taehyung, pues honestamente no lo recuerda, incluso, puede ver a Haneul y Jaemin recostados sobre un pequeño número de cojines, acurrucados bajo las mantas, a un costado del árbol navideño.

Su mirada vaga por los rincones del apartamento, mientras un gran bostezo escapa de su boca. La luz diurna que se filtra por las ventanas, y los copos de nieve que descienden y golpean el cristal, le hacen saber que será una fría mañana de nochebuena, pero a pesar de ello, dentro de la acogedora casa de Taehyung, reina la calidez al igual que un dulce olor a pancakes y chocolate caliente.

Pequeños sonidos provenientes de la cocina se perciben, Jungkook retira la manta que le cobija, coloca sus botas y se pone de pie, no sin antes estirar su cuerpo con suavidad. Y, de puntitas, camina por la sala de estar hasta posicionarse al borde de la puerta, dónde observa con una sonrisa el cuerpecillo de Taehyung; el cual se mueve de un costado a otro al son de una canción navideña, por vez que desliza dos pancakes sobre un plato de porcelana.

Un delantal púrpura y un gorrito de chef del mismo color acompaña su outfit navideño, luce bastante tierno y por supuesto, lindo, en este punto Jungkook no es capaz de negarlo.

Un pequeño «bip» resuena en la cocina y Taehyung da un saltito en su lugar, al mismo tiempo que, velozmente, coloca sobre sus manos unos guantes color verde pastel y abre el horno, dónde sobre una charola se hallan galletas de diferentes tamaños y formas, por ejemplo; árboles navideños, renos, muñecos de nieve, muérdagos y por supuesto, caritas de Santa Claus.

─¡Ahw, ahw, caliente caliente! ─exclama, tomando la charola entre sus manos.

Jungkook al escucharle de inmediato despoja algunos ingredientes que se encuentran sobre la barra, para que Taehyung coloque la charola ahí. Un tono rojizo pigmenta sus mejillas y de pronto la mirada de Jungkook se dirige a otro sitio, ¿desde cuando se siente tímido frente a Taehyung? No lo entiende, en lo absoluto.

─¡Oh, buenos días Jeonggukie! ¿Qué tal dormiste anoche? ─cuestiona Taehyung, una dulce sonrisa ilumina su rostro.

─Bastante bien si te soy honesto. Sin embargo, lamento haberme dormido en tu sofá ─dice Jungkook un tanto apenado.

─Oh, Ggukie, ambos estábamos exhaustos, caímos rendidos, además, yo debería disculparme, me llevaste en brazos hasta mi habitación y me arropaste como si fuese un bebé ─las mejillas se le tintan en un adorable carmesí, por lo que Jungkook desliza sus manos por sus mejillas para descansar su cabeza sobre ellas, Taehyung es tan adorable, le es inevitable pensar.

─Fue divertido, me trajo algunos vagos recuerdos.

Taehyung entrecierra los ojos con curiosidad, su cabeza inclinándose unos cuantos centímetros a su costado.

─¿A si, cuáles recuerdos?

─Nuestros fin de semana por la noche, ambos veíamos películas hasta que alguno de los dos caía dormido, la mayoría de las veces tú... ─Taehyung suelta una risita adorable que inunda el lugar, Jungkook suspira lentamente y prosigue─. Y cuando ocurría, te sujetaba entre mis brazos y te llevaba a mi habitación, dónde te arropaba y me acurrucaba junto a ti, hasta que tú calidez me hacía dormir.

Rememorar el pasado provoca que aquellos ojos miel se cristalicen en demasía, por supuesto que no lo ha olvidado, ¿Cómo lo haría? Si todos los recuerdos siguen internalizados en su memoria, sin embargo, lo que provoca que su corazón bombee desenfrenado es el saber que Jungkook lo recuerda al igual que él.

A love for Christmas | kvWhere stories live. Discover now