¿Porque no vuelves? [Bajifuyu]

04

Takemichi "2008"

Sabía que cuidar a un omega embarazado era difícil, que tenía sus cambios de actitud, que comía mucho más, que se ponían sentimentales, pero sin su alfa no sería lo mismo, sería mucho más difícil, aún así no dejaré solo a Chifuyu y lo cuidaré me cueste lo que me cueste. Pero ahora mismo tenía ganas de asesinar a Chifuyu con mis propias manos. Está de seis meses, su barriga a crecido mucho y come más que antes... ¡pero me quiere explicar cómo consigo helado de chocolate, pipas y palomitas saladas a la cuatro de la mañana!

-Takemichi!- escuché llamar a mi amigo desde su habitación. Me diriji allí para encontrarme con un Chifuyu sentado en su gran y suave cama con la espalda apollada en la pared, tapado con una gran manta mientras leía un manga que estaba apollado en su barriga.

-Que quieres ahora, más comida? Ya voy a comprar lo que quieres-
Dije detonando algo de molestia mientras me colocaba una fina chaqueta para cubrirme del frío de las noches en marzo.

-No es eso tonto, pero no tardes en ir que tengo hambre. Lo que quería decirte es que quiero que consigas un trabajo, porque yo me puedo cuidar solo, ademas cuando las cachorras tengan edad suficiente trabajare yo también. No soporto verte decaído, aunque muestres tu sonrisa se que estás triste, lo sé porque yo también estoy así, sal fuera, conoce gente. No puedes solo hablar conmigo e Izana, se que piensas en Mikey, también que por las noches lloras, solo por las noches para poder sonreír por el día, fingiendo que estás bien cuando no es asi. Yo también hecho de menos a Baji, pero yo te separé a la fuerza de Mikey cuando estabais bien, lo siento... De verdad que lo siento-dijo Chifuyu dejando caer algunas lágrimas por lo que me acerque a él para abrazarlo por los hombros y apollar mi cabeza sobre la suya, el seguro lo estaba pasando peor que yo. Echaba de menos a mí alfa, cuando arruyaba mi cabeza suavemente, las palabras cargadas de cariño que el me dedicaba cada día, los besos inesperados, hasta sus celos y momentos infantiles, pero a Chifuyu lo habían dejado esperando unos cachorros, ahora mismo deseaba que keisuke estuviese sufriendo cualquier atrocidad imaginable.

- No pasa nada Chifuyu, no llores- dije comenzando a llorar, soy un llorica, que ni para animar a la gente sirvo -claro que hecho de menos a Mikey, el es mi alfa, tengo su marca en mi nuca. Pero yo decidí por mi mismo acompañarte, alguien tendría que cuidarte ¿No? Con los cachorros, el peso de todo esto y encima tienes la marca de el. Alguien tendría que aligerar el peso sobre tus hombros.- dije para escuchar un suave gracias salir de los labios de mi amigo antes de dormirse.

_ Ya había pasado una hora de eso, estaba de camino a un venticuatro horas para comprar lo que Chifuyu me pidió y dárselo cuando se despierte. Caminaba por una oscura calle a las cinco de la mañana, siendo un omega eso era muy peligroso así que iba con ropa negra y la capucha puesta mientras caminaba rápido.

Al fin llegó a una pequeña tienda con un letrero rojo brillante que la anunciaba, las luces encendidas indicaban que estaba abierta, detrás de unas estanterias vi a un joven adulto (el cual no distinguía su segundo género) con el movil, supongo que no hay mucho que hacer a estas horas. Entre a la tienda y comienzó a buscar las palomitas y las pipas para despues coger lo último el helado y que no se derrita.

De repente siento mi nuca muy caliente, justo donde está la marca. Dirijo mis frías manos hacia ella, está demasiado caliente... Mierda! Mikey entro en celo, por el lazo lo puedo sentir todo. Joder! ¿No podía esperar a que llegara a casa? Comienzo a sentír mi cuerpo caliente, a causa del celo de mi alfa entre yo también en el. Me dirijo al baño tambaleandome y me encierro en el antes de que el tendero se de cuenta, entro a un cubículo y busco mi móvil en los bolsillos de mis pantalones. Cuando lo encuentro busco entre mis contactos, llamar a Chifuyu no era una opcion por su estado, sigo bajando, mi vista se comienza a nublar por la excitación, encuentro el contacto de Izana y marcó sin pensarlo dos veces.