Capítulo 1 : Melancolía.

1K 46 105
                                    

2 de diciembre, 1997.
Madriguera.
Ginny.

¡No, no, no, por favor! Déjame, te lo suplico.

A lo lejos, pude enfocar una luz de color verde, que se intensificaba aún más a medida que me alejaba. Hasta que de pronto, no veía más que la oscuridad.

Abrí lentamente mis ojos. Volvía a estar en mi habitación, sumergida en completo silencio sin nadie más que yo. Estaba sentada en mi cama, apretando las sábanas con todas mis fuerzas, como si mi vida dependiera de eso. 

¿Todo había sido una pesadilla? Se había sentido demasiado real para que lo fuera.

Mi pecho subía y bajaba frenéticamente. Con un ardor en mi garganta, inhalé y exhalé repetidas veces, tratando de asimilar que nada de lo sucedido había pasado en realidad. 

Inconscientemente, revisé mis brazos por si había alguna herida, pero nada.

Escuché que la puerta de mi habitación se abrió provocándome dar pequeño salto. Lo peor es que sentía todo en cámara lenta, como si la figura que se asomaba tardara en entrar. Solté un grito ahogado, buscando torpemente mi varita, tirando mi cuerpo lo más atrás posible, sintiendo lo helada que estaba mi pared.

Al dejarse ver por completo fue como si mi alma volvía al cuerpo. Era tan sólo Bill con aire preocupado.

─ Oh, por merlín, casi me das un infarto ─ Se acercó, analizando detenidamente si tenía algún daño ─. ¿Qué sucedió?

─ Yo... V-Voldemort ─ Dije en un tono casi inaudible, sentí que se tensaba completamente.

─ ¿Qué? ¿Estuvo aquí? Eso no es posible. Mierda, Ginny, ¿qué te hizo?

Sus gritos me producían aún más llanto. Negué rápidamente con la cabeza.

Las imágenes venían a mi mente, aún podía sentir su horrible aliento.

─ Fue... fue una pesadilla. ─ Dije mirando mis piernas que estaban apretadas a mi cuerpo. Él soltó un gran suspiro de alivio.

Pasaron minutos que fueron lo que tomé para poder tranquilizarme por completo.

Miré a mi hermano que esperaba que dijera algo. Desvíe mi mirada hacia sus manos, haciendo que por un instante me olvidara de lo sucedido. No pude evitar soltar una pequeña risita al ver lo que había traído para defenderse; un sartén viejo de mamá y su varita de segunda mano. Debía ser una broma.

─ ¿Lo mejor que se te ocurrió fue traer un sartén?

Abrió la boca, ofendido.

─ ¿Disculpa? Son las tres de la mañana y tus gritos han resonado por toda la madriguera. ¿Qué esperabas?

Tenía un punto.

Él por fin alivianó su mirada.

─ ¿Quieres contarme lo que sucedió?

Negué con la cabeza rápidamente. Lo que menos necesitaba en ese momento era recordarlo.

─ No necesitas hacer tu papel de fuerte.

─ Oh no, no me vengas con eso, por favor. Ahora no ─. Dije, cansada, tirando mi cabello hacia atrás.

─ Sigues teniendo a tu familia que te quiere y te apoya. Puedes contar con nosotros, Ginny. No estás sola.

No lo estoy, pero siento como si lo estuviera.

Esa palabra me pegó fuerte. De la única forma que me sentía las últimas semanas era así.

19 Fotografías mágicas | Hinny.Where stories live. Discover now