Capítulo 4: Parque de emociones

434 14 110
                                    

31 de julio, 1998.
La madriguera.
Harry Potter.

Si me preguntan cómo creía que iba a empezar mi cumpleaños número dieciocho, créanme que jamás se me pasaría por la cabeza que sería de esta manera. Ni cerca.

─ Harry, ¿puedes tomar a George de este lado? Necesito sacar mi varita.

¿Cuánto tiempo había desconectado?

La escena de George gritando daba vueltas por mi cabeza. Y la sensación de que era mi culpa generaba una extraña aflicción en mi pecho.

Ya no tenía idea de lo que me hablaba Ron, había perdido el hilo de conversación hace mucho rato. Estaba tan sometido en mis propios pensamientos, que cuando mi amigo soltó a su hermano, este perdió el equilibrio y se cayó de culo.

Abrí muchísimo los ojos. Por fin había vuelto a la realidad; Le ofrecí a George mi mano y coloqué su brazo al rededor de mi cuello para que todo el peso de su cuerpo cayera en mí.

Ron estaba tan preocupado de que la señora Molly no se despertase, que si quiera se enteró de que George había caído al suelo.

─ Alohomora.

─ Aloh-mora ─ Repitió George en tono divertido.

─ No querrás que mamá te vea así. Me harías un gran favor cerrando la boca por cinco segundos.

Mentiría si no digo que quedé impresionado por la forma de hablar de Ron. A ver, siempre estaba maldiciendo a medio mundo cuando estaba cabreado, pero verlo enojado con uno de sus hermanos era otra cosa.

Cuando conocí por primera vez la casa de Ron, lo primero que noté fue lo acogedora que era su familia. La manera tan unida que tienen para relacionarse a pesar de sus propios problemas, los caracterizaba el amor que transmitían. Y si había alguien que siempre animaba con su honesta sonrisa, ese era Ron.

Ni quirris qui mimi ti via así ─ Imitó su voz de manera burlesca ─ ¡Yo me siento... perfecto!

─ ¡George si no...!

─ ¿Se puede saber qué están haciendo? ─ Seescuchó decir la voz enojada de mi preciosa novia detrás de nosotros, provocándonos dar un respingo al aparecer tan repentinamente ─ ¡Entren de una maldita vez!

Por un momento me recordó nuestros días de entrenamiento de quidditch, donde a pesar de ser yo el capitán, Ginny era la que en verdad lo parecía. Y si bien, le ganaba por una cabeza, era bastante intimidante su figura pequeña y tono autoritario.

Mientras Ginny subía primero para indicarnos dónde caminar, con Ron sujetábamos a George de cada brazo para hacerlo subir las escaleras.

─ Hey, cuatro ojos ─ Balbuceaba George en voz baja. ─ Debo admitir que al principio me disgustaba la idea de lo que tienes con mi hermana, incluso a veces me siguen dando ganas de vom...

¡Oh, no, no! Qué puto asco.

Parece que era literal, campeón. Vaya regalo de cumpleaños.

Una vez le cambiamos la ropa y lo dejamos acostado, parecía ser otra persona la que se había comportado de esa manera hace una hora atrás. A mi lado, Ron lo observaba de brazos cruzados, se veía cansado; tenía los ojos entornados, sus labios apretados y el cabello alborotado.

Tuve la necesidad de decir algo más. Lo que fuera. Pero ¿Qué? ¿Una disculpa sería suficiente para todo esto?

─ Ron...

─ Déjalo ya, Harry.

─ Nada de lo que dijo es cierto. No del todo. No sabía lo que decía...

─ Solo vete a dormir, Harry. ─ Dio un suspiro, dándome a entender que no quería seguir esta conversación ─ Nos vemos mañana, buenas noches.

19 Fotografías mágicas | Hinny.Where stories live. Discover now