Capítulo 8: Duelo

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Ginny.

"Te gusta, ¿no? ¿Cómo se siente? La sangre fresca en la yema de tus dedos. Lo espesa y magnífica que es.

─ ¡Me has obligado!

─ ¿Lo he hecho realmente?

─ ¡Es tu culpa, maldito maniático! ¡Déjame ir, por favor! ─ Suplicaba sin parar de llorar.

─ ¿Mi culpa? ─ Rió ─ ¿Quién buscó al otro, pequeña Weasley? ¿Quién hizo todo esto?

─ ¡No es cierto! ¡Déjame, te lo suplico!

─ Siempre estarás sola, Ginevra Weasley"

Desperté exaltada gracias al ruido del tren. Mi pecho subía y bajaba. Traté de morder mis labios para no soltar ningún gemido. Me incorporé en mi asiento, tratando de tranquilizarme. Por suerte, el compartimento estaba vacío y al salir nadie me preguntó al respecto.

Caminé a pasos apresurados sin ninguna dirección. Solo lejos. Bien lejos. Habían pasado horas días quizás desde que me había ido. Entré al primer lugar que encontré que vendieran algo para beber, lo necesitaba.

─ Buenos días, bienvenida. ¿Qué desea pedir? ─ Me ofreció un chico de mi edad. Era alto, robusto y de ojos cafés. Me miraba con aire preocupado, debió notar lo angustiada que estaba.

─ Ehh... dame de lo que sea. Necesito beber algo.

─ ¿Se encuentra bien?

─ Sí. Sólo dame agua, por favor.

El chico se dirigió rápidamente hacía lo que parecía una cocina.

Observé a mi alrededor. Nadie parecía importartarle lo agitada que estaba. Todos estaban charlando, viendo el periódico y algunos sujetaban una cosa de plástico y no apartaban su mirada de este.

Los muggles eran tan raros...

─ ¡Eh, pelinegro! ¿Qué es eso? ─ Pregunté cuando el hombre volvía a acercarse hacia mí, esta vez con un vaso de agua en la mano.

─ Si que no eres de por acá, eh. ¿Qué? ¿Naciste en la prehistoria?

─ ¿En la qué?

El rió echándome una mirada divertida. ¿Se estaba burlando de mí? Tenía razones obvias, no estaba en mis mejores momentos.

─ ¿Estarás involucrada en algún asesinato o eres espía por parte del estado? ¿Tengo que tomar medidas?

─ ¿Qué?

El parecía divertido y yo cada vez más confundida.

─ No sé de dónde vienes. Pero han sido tiempos difíciles.

─ Ni me digas...

─ Lo digo porque estás muy desorientada y cualquiera puede aprovecharse de ti pareciendo una loca salida de un maniático.

─ ¡Oye! ¡Te prometo que no me veo así todos los días!

No pareció importarle. Se sentó frente a mí. Esperaba que no se metiera en problemas, aunque no había mucha gente a la cual pudiera atender así que no estaría perdiendo nada.

19 Fotografías mágicas | Hinny.Where stories live. Discover now