LVI.

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TAEHYUNG

Mientras la corona desciende sobre mi cabeza, lo único en lo que puedo pensar es en el féretro de mi madre bajando en la tierra

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Mientras la corona desciende sobre mi cabeza, lo único en lo que puedo pensar es en el féretro de mi madre bajando en la tierra.

En un caso como éste la coronación tendría que haber sido tan rápido como fuese posible, pues las reglas y la tradición dicen que el reino no puede estar sin un gobernante en ningún momento, sin embargo, el doctor dictaminó que yo no estaba en condiciones de asistir a una ceremonia, por lo que el funeral se llevó a cabo antes. No discutí nada, no podía, simplemente me rendí a llorar desde la noticia hasta el disparo del último cañonazo en honor a la reina, como si el corazón se me saliera por la garganta. Los presentes me observaron con pena, un alfa no debía llorar nunca, no estaba en su naturaleza hacerlo, pero ellos me observaron con el rostro enrojecido y la garganta destrozada por los continuos sollozos, incluso para el momento de la ceremonia de coronación, que se dió a la mañana siguiente, seguía sintiendo los ojos hinchados y migraña en la frente.

¡Viva Kim Taehyung, rey de la grandiosa Hila! ¡Viva! Exclamación cientos de voces al unísono dentro de la iglesia roja.

El doctor me tendió un brebaje que me regulaba el ritmo cardíaco en la sala de conferencias real, desde que me lo había hecho tomar por primera vez al primer ataque de nervios ya no podía negarle un trago más. Amargo y espeso al tragar, me hacía sentir relajado e insensible, me hacía olvidar todas las sensaciones envolventes que me atormentaban hasta en sueños. El Capitán San había dirigido al ejército de forma exitosa, sin embargo, cuando se me anunció que las tropas Sydias habían desaparecido del bosque y se me preguntó cuál era el próximo paso en el plan de defensa y ataque, vomité el estómago fuera, era por lo menos la centena vez que me pedían que diera una orden de importancia para las riendas del país en el día y mi mente estaba tan nublada para pensar correctamente que estaba seguro de haber cometido por lo menos ochenta errores, un consejero real debería alivianar este tipo de cargas en momentos como este, pero el mío me había traicionado y huido.

La señora Yoon había sido lo suficientemente generosa para explicarme la situación por completo a pesar de mi fatal estado, sin detener sus descripciones de cada hecho ocurrido en mi ausencia incluso cuando me ahogaba y tosía de tantas lágrimas. —Entraron por las entradas de la servidumbre. Se movieron con sigilo por los pasillos mientras abatían a los guardias. Se marcharon tan pronto como aparecieron.— Ángeles, solo ustedes saben lo mucho que amaba a mi madre, sin importar qué, cielos, por todos los cielos.

-¿Noticias de su paradero?- le pregunté a uno de los sabios que se encontraba en la sala junto a mí. Existía un caos dentro de aquella sala mientras todo él mundo trataba de discutir sobre las decisiones que debían corresponderme  a mí.

-¿El paradero de...?

-Del omega de Hila, carajo- respondí tosco y exaltado, haciendo saltar a la señora Yoon de sorpresa.

-¡Majestad, estamos buscando, todos los miembros de la guardia...!

-Quiero que movilicen al ejército también, quien sea que estuviese en la batalla del bosque, los quiero a todos buscando a Jungkook.

MY PRINCE [TAEKOOK]Where stories live. Discover now