LVIII.

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TAEHYUNG

Desde niño me imaginé cómo sería ser rey un día

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Desde niño me imaginé cómo sería ser rey un día. Las niñeras me mimaban llamándome su pequeño rey, y mis profesores me hablaban de lo importante que era y de las grandes cosas que lograría, así como las que habían logrado mi padre, y mi abuelo, y todos los que se sentaron en el trono antes de ellos. 《Taehyung, tú serás un día el alfa más importante del reino, te casarás con la omega más hermosa del mundo, gobernarás hasta que tu pelo tenga canas y tus hijos te sucedan, el reino es tuyo, pequeño.》Tal y como me lo habían dicho, me imaginaba sentado en este mismo trono, siendo todo un hombre, conociendo todo lo que hay que conocer y haciendo todo lo que se tiene que hacer, con el mundo y el futuro resueltos, pero la realidad me trajo un resultado un poco diferente.

Primero el ejército Sydio reapareció en la frontera boscosa de Nismaa, bloqueando rutas importantes para el comercio con todo el norte del continente y de paso provocando destrozos en zonas rurales de ambas naciones. El rey de Nismaa envió una carta entusiasta en la que exigía que nos deshiciéramos de los Sydios de una buena vez y nos ganaríamos su eterna lealtad, que ellos no participarían en la guerra siendo que su ejército es pequeño e inexperto. Como pie de carta el rey decidió que era lo correcto agregar sus condolencias por la muerte de la reina.

—Cobardes — los llamó el Capitán San— no responda, majestad, que ellos mismos noten la estupidez de sus demandas.

Pero decidí responderle al rey, explicándole con mi léxico amable que de poder deshacernos de ellos de una vez, ya lo habríamos hecho, si tan solo más países hubiesen colaborado con no permitir el paso de ningún ejército, por ejemplo Nismaa, Sydia nunca habría tenido la oportunidad de llegar tan lejos.

Entonces apareció mi primo Jaejoong acompañado del co-capitán del ejército de Viene, el señor Jacán, quien es un hombre serio y de baja estatura que se dedicó a discutir con nosotros cuál sería la cantidad más razonable de hombres a enviar para apoyarnos en la guerra. Mi primo se mantuvo serio y callado durante toda la conversación y no fue hasta que el co capitán se retiró que Jaejoong se levantó de su asiento y caminó cojeando hasta mí con su sonrisa tonta de siempre.

—Te dije que los apoyaríamos, mi padre está furioso y también, triste, debes saber que no habrá rencores nunca— dijo y me palmeó la espalda— no importa cuántas veces nos jodamos el uno al otro.

Jaejoong se fue siguiendo al señor Jacán con el paso desnivelado, tal parece que mi flecha siempre sí le hizo un daño severo. Ver a mi primo solo me hizo recordar sus faltas de respeto a mi omega en el pasado, y cuando inconscientemente volví a buscar por nuestro enlace me dolió encontrar nada más que vacío.

Habían pasado semanas. Más de un mes, y Jungkook no está.

El doctor se convirtió en un pilar escencial de mi día a día. Y solo él, en la privacidad de mi camarote, conoció y atendió de primera mano todas mis afecciones. Brebajes para cuando me invadían dolores en el pecho, compresas calientes en la espalda y pomadas de eucalipto para ayudarme a expulsar todas las flemas de mis pulmones.

MY PRINCE [TAEKOOK]Where stories live. Discover now