𝘐𝘋𝘍𝘊 >> 𝘈𝘴𝘩𝘵𝘳𝘢𝘺

03

El resto del caminó fue horrible, no solo por que las locas sabían todas las canciones que pasaban por la radio sino porque no cantaban gritando y como si fuera poco, Fezco se puso a cantar con ellas, mis oídos casi sangran.

─ Traten de no perderse y estén atentas a mi llamada, ¿si?

Ni bien dijo eso que ambas salieron corriendo hacía la casa.
Entramos por separado, Fezco no quería que nos vieran con ellas "por si acaso".

─ ¡Arranca el auto, está es nuestra oportunidad para dejarlas aquí!

─ Viejo, ¿ya viste cuántas personas vinieron? perderíamos dinero si nos vamos

Bufé y salí molestó del auto con una mochila, dentro de todo tenía razón, si nos íbamos sería dinero desperdiciado... pero el lado positivo sería perderlas a ellas también.

Entré a la casa y me senté en un sillón esperando a que los drogadictos me compren, no pasó mucho tiempo y ya tenía gente comprando drogas he interesados tratando de que les regalé aunque sea un gramo de marihuana.

─ Págame y lárgate de aquí

El chico me pasó los cien dólares y se fue con su bolsita de merca, en las dos horas y medias que estaba allí había tenido una buena ganancia, los adictos venían cada segundo a comprar, contando a Rue, quién Fezco me había prohibido venderle.

─ Todo un hombre de negocios

Sentí como se sentaba a mi lado, yo seguía contando los dólares sin mirarla.

─ No te venderé y mucho menos te regalaré...

─ ¡Hey! ─Roma me interrumpió en un fingido tono ofendido─ ¿acaso tengo cara de drogadicta?

Definitivamente no, su perfil no concordaba con alguien que consumía drogas, aunque pude notar que quería probar porque le daba curiosidad y muy fondo de ella quería sentir como sería estar volada.

Lo sabía por la forma que miraba a gente consumir y las preguntas que le hacía a Fezco sobre la droga la delató por completo.

─ Si no buscas nada te puedes ir

─ Tranquilo narco chucky, vengo en son de paz

Arrugue mi cara al escuchar el sobrenombre que me había puesto.

─ ¿Y tú qué pelo en pausa?

─ Al menos tengo pelo ─ella largó una risita que me hizo molestar más de lo que ya estaba, ¿acaso se burlaba de mí?.─ Solo quería ser amable, pero veo que eres alérgico a eso.

─ Basura

Sin más se fue, me insultaba y quería que fuera amable, era obvio que no lo sería con la forma en la que me trata.
Mis ojos la siguieron hasta que desapareció entre la gente, el humo y la música...

Un par de horas después ya no tenía que vender y me dediqué a "disfrutar" la fiesta.

Cosa que no pasaba porque mis ojos no se despegaban de Roma, no por que quisiera mirarla sino porque estaba muy borracha y Fezco me pidió que la cuidase mientras él hacía vomitar a Simonett.

Ahora estaba más enojado que cuando llegué, era como cuidar a dos niñas en un parque: si se iba tenía que ir detrás de ella, si se caía la tenía que levantar, si tomaba algo se lo tenía que sacar y tirar...

─ ¿No son unas hermosuras? ─un idiota se me acercó y miró hacia donde yo veía.

Roma bailaba con Maddy y la otra que no recordaba su nombre, en las cinco horas que es tuvimos aquí pude notar lo sociable que era Roma, también era un imán de pervertidos que no dejaban de acercarse a ella.

─ ¿A cuál me dejas? yo digo que a la rubia con tetas grandes, quizás a la más bajita con ese lindo vestido o a la otra que tiene un culo matador...

─ Vete si no quieres conocer a Dios en persona.

No pasó tanto tiempo que Fezco me llamó para encontrarnos en el auto, agarré a Roma del brazo y la arrastré conmigo.

Forcejeó conmigo hasta que se resignó y decidió caminar, pasé una de sus manos por detrás de mi cuello y como pudimos llegamos afuera.

─ ¿Porqué nos tenemos que ir? bailemos esta canción y ya...

No iba a discutir con ella en ese estado, así que la ignoré y la metí al auto, Fezco y Simonett ya se encontraban adentró listos para irse.

─ ¿Sim estás muerta? si lo estás me quedaré con toda tú ropa, ¿si?

Miré como Roma le habla a su inconsciente amiga, que patéticas se veían.

─ ¿Qué mierda tomaron para estar así?

─ No lo sé

─ Llévalas a sus casas

─ Si supiera en donde viven quizás lo haría...

Empezó a manejar, Roma hablaba sola, yo me puse a pensar en donde las metería, y empecé a rogar que nos las metiera a dormir en mi casa.