𝘐𝘋𝘍𝘊 >> 𝘈𝘴𝘩𝘵𝘳𝘢𝘺

11

[POV Ashtray]

Mouse estaba en casa, Fezco me había prohibido hacerle algo pero la rabia me consumía y el impulsó me llevaron a cometer un delito grave.

No solo había hecho que las chicas se alejaran de nosotros, sino que también amenazaba la vida de mi hermano y no iba a quedarme con los brazos cruzandos esperando que le hagan algo.

Mientras caminaba hacía él, imágenes pasaban por mi cabeza:

La mano de Mouse tocando los muslos de Rue, como las obligó a tomar lo que les dio, las lágrimas y ojos de terror de Simonett, como le acariciaba y olía el cabello a Roma...

Pasado un mes y medio desde que las locas se habían ido, Fez estaba cada día más triste y el silencio en la casa era de otro mundo, eso me enloquecía, Rue nos visitó un par de veces solo para que le diéramos algo drogas.

─ ¡Oh hermano, que mierda!

El cuerpo de Mouse estaba tirado al lado del sillón donde drogó a las chicas, Custer gritaba por el golpe que había recibido.

Tendría que haberle dado otro golpe para callarlo pero Fezco me arrebato el martillo antes de que pudiera hacerlo.

─ Esto jamás sucedió, ¿entendido?

Habíamos dejado a Custer en la entrada del hospital, amenazado de muerte si decía lo que había ocurrido y tiramos el cuerpo de Mouse.

Yo asentí sin decir nada, sabía que estaba asustado, por su expresión, pero no asustado de mí, sino de lo que me podría pasar.

El caminó a casa fue silencioso, Fezco se hundió en su mundo procesando todo lo sucedido. Cuando llegamos empezamos a limpiar el rastro de sangre que había quedado.

Pasamos diferentes productos para borrar todo tipo de evidencia. Tardamos al rededor de una hora y media.

─ Lo hice por ellas, por ti...

Estábamos sentado en el sillón.
Fezco suspiró y me atrajo hacía él pegando nuestras cabezas.

─ Lo sé hermano

Nos quedamos así en silencio un largo rato.
Esto demostraba que estábamos el uno para el otro sin importar que.

─ Bien, pidamos unas pizzas y tomemos algo

─ Yo las pido

Pedimos dos pizzas y agarramos unas latas de coca cola de la heladera. Esperamos hasta que llegarán, pusimos una serie: Juego de tronos.

Mire de reojo el celular de Fezco porque no dejaba de sonar, habían tres mensajes de Lexi y cinco de Simonett.

─ Pensé que no hablaban más

Él desvió la mirada del televisor hacía mí, tenía su típica mirada confusa.

─ Tú y la rubia

─ Oh, eso, si hablamos aveces pero nada más

Yo tomé mi último trago de coca y dejé la lata en un costado.

─ ¿Como están?, ¿cómo está ella?

─ Bien, Roma está enojada pero bien

Me pasó su celular y me mostró una foto de Roma que le había pasado Simonett.
Tenía el horroroso uniforme de su escuela, llevaba una corona de plástico en su cabeza, unos anteojos rosas con flores y tenía una bufanda de colores alrededor de su cuello, se veía ridícula.

Mi pequeña sonrisa desapareció cuando vi la mitad de la cabeza del chico rubio que las ayudó en la plaza.

─ ¿Van a estudiar o a calentar el asiento?

Le devolví el teléfono a mi hermano.

─ Lo creas o no, son las mejores de su clase, se graduaran con honores

─ Miráte nada más, pareces un papá orgulloso de sus mocosas

Fez sonrió y ambos volvimos a ver la televisión.

─ ¿Te molestaría si la traigo?

─ Aún creo que es peligroso ─dije descionfiado─ pero ya eres bastante grande como para que te prohíba algo

Aunque Mouse estaba muerto y era estúpido volver a traer a Simonett cuando habíamos hecho que se alejé, pero Fezco sabía lo que hacía y yo no podía retenerlo por más tiempo.

[POV Simonett]

─ ¿Con quién hablas?

Preguntó Roma.
Estaba hablando con Fezco pero no sé lo diría porque me había prohibido hacerlo.

─ Habló con Rue, dice que extraña ver nuestros traseros de chicas blancas

Realmente no mentía porque eso me había dicho hace unos días.

Roma cambió expresión sería por una
feliz, sonrío dejando a la vista sus perfectos dientes.

─ Dile que la extraño y que algún día venga a visitarnos

─ Le diré.

Ella dejó de prestarme atención y se concentró en lo que decía la profesora, yo leía los mensajes de Fez, habíamos quedado para almorzar y me pasaría a buscar luego de clases.

Ahora tendría que buscar una excusa para escapar de Roma.

Lo vuelvo a explicar: Ashtray merecería una historia y yo la escribí.