CAPITULO 14: "Seamos amigos"

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  Una ducha reponedora era justo lo que necesitaba, sentía piernas y brazos calientes luego de pasar tantas horas en el gimnasio. Y ahora tenía que almorzar con su nuevo y apuesto entrenador, todo gracias a Doris.

Sin darle muchas vueltas al asunto, Victoria, fue directo a la cocina a ver a la causante de este almuerzo con un apuesto extraño.

Tal y cómo lo imaginaba, Doris, canturreaba en voz baja mientras terminaba de prepararlo todo.

-¿Por qué lo tenías que invitar a comer conmigo?
-¡Victoria! Que susto.
Se quejó con la mano sobre su pecho, exaltada por su repentina presencia.
-Doris, ya pasé demasiado tiempo encerrada en ese gimnasio con el entrenador, no quiero tener que pasar una hora más con él.
-A la mesa, ya está esperando.
Intentó hacerla salir de la cocina.
-Pero, Doris...
-Solo invitarlo por cortesía, para que se lleven bien y no la haga sufrir con esas máquinas endemoniadas.

Ante esa explicación no pudo decir nada, solo le sonrió divertida y dejó que la corriera de la cocina. Pero no sin antes advertirle que se diera prisa con el almuerzo. Quería acabar de una vez con el entrenador.

Como todo un caballero, Chris, se puso de pie en cuanto vio aproximarse a Victoria, y no regresó a su silla hasta que ella hubiese tomado su lugar justo en frente de él.

-¿Cómo te sientes?
Preguntó con una resplandeciente sonrisa.
-Supongo que bien ¿debía estar mal?
-Claro que no. Mañana el ejercicio inicia antes del desayuno.
Le recuerda con cautela.
-Ok.
-¿No me vas a preguntar la hora?
Quiso saber algo confundido por su "tranquilidad". Esperaba protestas.
-Seguramente es a las 7 de la mañana o algo así.
Se encoge de hombros resignada.
-07:30am
Confirmó, Chris.
-Ves, no estaba lejos.

Sintiéndose absolutamente cómodo con la presencia y actitud de Victoria, le lanzó una coqueta sonrisa, seguida de una frase que muchas de seguro han oído y detestado a la vez.

-Háblame de ti.
-¿De mí? ¿Quieres que te aburra?
Murmuró insegura.
-Para nada, vamos, trabajaremos juntos por largos meses, al menos llevémonos bien ¿no crees?
-Su..supongo...
-Dime de tus gustos, la fotografía.

Sorprendida, lo miró directo a esos ojos color caramelo.

-¿Cómo...?
-Leí un informe bastante detallado sobre ti.
Aclaro sus evidentes dudas.
-Entonces no necesitas que "te hable de mí", si ya lo leíste en un puto "informe"
Protesta rabiosa con el "maldito Rothschild", como ya lo iba llamando en su mente.
-No vamos a pasarnos el almuerzo oyendo solo el sonido de los cubiertos.
-Estudio fotografía, listo.
Espetó molesta, pero no con él.
-No te enojes, vamos a relajarnos un rato ¿sí?

Esperó hasta que ella le dedicó un leve asentimiento de cabeza.

-¿Qué hacías antes de llegar aquí?
-Trabajaba algunos días a la semana.
Recordó Victoria, para sí misma.
-¿En qué?
-Fotografías de estudio, páginas web, ese tipo de cosas.
-¿Qué quiere decir "fotografías de estudio"?
-A bebés, retratos, esas cosas que encuentras en tiendas pequeñas.
-Vamos presume algo interesante, sé que tienes alguna historia bajo la manga.
Le insistió con entusiasmo.
-No soy una presumida.
Sonríe con timidez.
-Lo sé, y me agrada. El resto de las chicas que conozco siempre, créeme, siempre buscan presumir para que uno babee y les de toda su atención.
-¡Vaya! Suenas algo resentido -suelta algo impresionada por su repentina seriedad-. ¿Cuántas veces ese ha sido tu caso?
-Uf, ni te lo imaginas.
-¿Y a tu novia cómo la conociste? ¿Presumiendo?
-A la última, sí, presumía.

Nerviosa con la mirada que le lanzó justo después de confirmar que estaba soltero, insistió con el tema e intentó ignorar sus coquetas miradas y sonrisas.

El Contrato ©️(SIN EDITAR)⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora