Epílogo; parte uno.

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—Oh por dios, está sucediendo.

Jimin no podía creer que, efectivamente, una vez cumplió la mayoría de edad pudo irse a vivir con el alfa a la hermosa casa que este había terminado de pagar.

Era un lugar que a pesar de ser sencillo se sentía hogareño.

Tenía un pequeño jardín de flores en el patio frontal, mientras que por dentro tenía una linda cocina, una sala espaciosa, y una habitación. En la planta de arriba habían dos habitaciones más con sus respectivos baños, además de un pequeño balcón con vista a la calle.

—Habías dicho que era pequeña.— Fue lo primero que dijo al terminar de recorrerla.

—Es perfecta, ¿no? Hay una habitación para nosotros, otra para Minji, y otra para el hermanito que le daremos en unos años.— Fue la respuesta de Jungkook.

Jimin sonrió, sintiendo como su alfa lo abrazaba por detrás

—Tienes razón, es perfecta.

Un llanto proveniente de la sala se hizo presente.

Una Minji de cinco meses acababa de despertar en su cuna, la cual improvisadamente estaba en la sala.

Ambos corrieron a verla.

—Buenos días, pequeña~— Canturreó Jimin, tomándola con sus brazos.

La niña se calmó al instante.

—Cada día siento que se hace más hermosa—Dijo Jungkook.

—Lo hace. Ay, mi vida.— Jimin sonrió con demasía cuando la bebé le dedicó una sonrisa.

—Hasta culpa me esta dando de dejarla esta noche con tus padres.— Mencionó el alfa.

El rubio rió.— Ni modo, mi vida. Tus papis deben estrenar su habitación hoy.

Esta vez Jungkook también rió.

En el transcurso de tres meses sus vidas habían cambiado, especialmente desde su graduación para adelante.

Jimin había conseguido una beca en una universidad a la que iba solamente los sábados, sus padres pagaban el diez por ciento que dicha beca no cubría.

Así fue como Jimin cuidaba a la bebé entre semana mientras, Jungkook, asistía a la universidad por las mañanas y trabajaba en las tardes, llegando a casa pasando las ocho de la noche.

Sí, para muchos podía ser una rutina algo pesada, difícil e incluso estresante, pero para el alfa era la forma de vida en la que ya estaba acostumbrado. Se decía a si mismo que todo eso sería solo por tres años, y una vez se graduara todo iría mejor y menos pesado.

Eran ocasiones como esas, domingos, en los que ambos tenían todo el día libre, y pese a que Jimin había cumplido la mayoría de edad hace dos semanas, ya se habían podido mudar juntos.

Los padres del omega les habían ofrecido cuidar a la niña el domingo por la noche, pues entendían lo ajetreados que solían ser sus días de lunes a sábado, y esperaban que al menos una vez en meses pudieran relajarse y dormir una noche sin preocupaciones.

Jimin se había negado, no sintiéndose bien con dejar a su hija, pues lo hacía sentir irresponsable. Pero su madre le dijo que era un gran padre y un solo día no iba a convertirlo en un irresponsable.

Entonces, fue así como el domingo a las seis de la tarde los señores Park fueron por su nieta. La niña había estado encantada, y no había llorado lo más mínimo al dejar a sus padres, pues sabía que sus abuelos le prestaban mucha atención y jugaban con ella.

Reason || Kookmin OMEGAVERSEWhere stories live. Discover now